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Dancing Mood, el rara avis del rock argentino que trae a Montevideo un hechizo de baile y 25 años de resistencia

Son una banda instrumental, hacen ska jamaiquino y en 25 años se ganaron un lugar en amplio mundo del rock argentino. Este jueves Dancing Mood toca en Sala del Museo, y antes su líder Hugo Lobo charló con El País.

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La banda Dancing Mood, en vivo.
Foto: Gino Mantovani

En los 25 años que Dancing Mood, rara avis en el panorama del rock argentino y si se quiere rioplatense, lleva activa, hubo apenas dos recitales en Uruguay y uno solo para su fundador y líder, Hugo Lobo, que de la segunda visita tuvo que bajarse a último momento por cuestiones laborales. En un cuarto de siglo, entonces, el trompetista argentino solo se anota para el recuerdo personal una Fiesta de la X en el Parque Batlle, la caótica edición de 2005. Y de eso ya pasó mucho tiempo.

Mañana, Dancing Mood se presentará en la Sala del Museo en un regreso demasiado demorado que tiene sabor a reencuentro, celebración y también a bienvenida. Será la oportunidad de conocer a un nuevo público y ofrecer su ritual de ska jamaiquino e instrumental, que no necesita de palabras para la seducción.

“Es una deuda pendiente que teníamos y estábamos esperando a construir algún tipo de puente para poder ir. Y ahora se dio”, dice Hugo Lobo en charla con El País.

Músico y productor, Lobo también atiende un proyecto personal de jazz, y pasa la vida en gira entre ese cuarteto y el colectivo de 13 artistas con el que toca el 29 en Montevideo. Tiene, además, una carrera larga de sesionista: ha trabajado con Los Fabulosos Cadillacs, Los Cafres o Mimi Maura (con quien los Dancing tienen la popular versión de "Close to You"), y a Uruguay en concreto recuerda haber viajado, por partida doble, con Viejas Locas.

“Habíamos amagado varias veces, y bueno, terminó dándose, así que yo tengo muchas expectativas personalmente. Tenía muchas ganas”, dice del show de mañana, que será a las 20.30 en Rambla y Maciel y para el que quedan entradas a la venta en Redtickets.

En este contexto de reencuentro, celebración y bienvenida, la banda traerá un repaso a 25 años de historia y “una especie de presentación”, que servirá para revisitar los discos editados (y ahora reeditados en vinilo) y el que está por venir. La música nueva llega a mitad de año. Hay entusiasmo.

Dancing Mood, la industria y el verdadero triunfo

Veinticinco años atrás, en 1999, Dancing Mood surgió por urgencia. Era una necesidad personal de Lobo, trompetista, instrumentista de viento, que entendía que otros como él eran, hasta ese momento, apenas un elemento decorativo en el rock argentino. Entonces procuró dar vuelta el juego: reunió a más de 10 músicos y ningún cantante, y le dejó la delantera del escenario a una línea de siete u ocho metales, para que se entregaran al ska (y al reggae, al jazz, al swing) y exhibieran su poder.

Con una trompeta, tres saxos, dos trombones, armónica y flauta traversa más teclado, guitarra, bajo y batería, la banda que inició con covers y se expandió hacia un repertorio propio se consolidó como referente. Y para eso, dice Lobo, la clave ha sido la diferencia.

“Más allá de ser una banda independiente y de que no hay hits, no hay temas sonando en la radio, no hay temas sonando en la tele, es una banda del boca a boca. Ya pasaron 25 años, las generaciones se van renovando, el público también, y todavía estamos”, dice con el mismo orgullo manso con que defiende la autogestión.

“Porque los resultados, los haya o no, son reales. Yo nunca fui muy amigo de que porque alguien te haga escuchar algo a la fuerza o por tener un corte en la radio, mágicamente le gustes a un grueso de persona y te pongas de moda. Siempre dijimos que eso tiene fecha de vencimiento, y pasa en absolutamente todos los estilos musicales, de los Ramones hasta, no sé, Ke Personajes. No por culpa de los artistas, pero sí que llegan a una masividad y a los dos años hay otro en la fila para hacer exactamente lo mismo y apoyado por la industria. Entonces, la industria es algo que me tuvo sin cuidado”, dice. “No sé cuántas bandas estando así, arriba, en la fama absoluta, duran tanto tiempo. Capaz que con las dos manos nos sobran dedos”.

Para él, que confiesa que la trompeta es como una extensión de sí mismo y que pregunta “de dónde carajo” sacaron los puristas que no hay vientos en el rocanrol —“¿Nunca escucharon a Ray Charles?”—, Dancing Mood triunfó porque conquistó un público, se hizo un lugar, se sostuvo.

Y porque “al ser músicos y laburar siempre sesionando o perteneciendo a otras bandas, estamos acostumbrados a estar en la línea de atrás. No pretendemos, y nunca lo haremos, tener el mismo reconocimiento que un cantante”.

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