Publicidad

CA7RIEL: "Estoy entre el pop y el under, soy una mezcla de Tini Stoessel y El Doctor"

Compartir esta noticia
CA7RIEL. Foto: Difusión

ENTREVISTA

El artista argentino lanzó nuevo álbum solista, "EL DISKO", y lo presentará en Montevideo en febrero; de eso y su transformación charló con El País

CA7RIEL está distinto. Puede resultar extraño afirmarlo justo en una nota que se ilustra con una imagen en la que viste animal print y luce uñas y pestañas larguísimas, pero el que aparece del otro lado de la cámara para charlar con El País, en una sala luminosa del lugar al que llama “casita”, viste una remera blanca básica e infunde una tranquilidad que no es la que caracterizó al personaje de su primera oleada de explosión.

Catriel Guerreiro, bonaerense de 28 años, pasó por el rock y el rap para luego moldear con su inseparable Paco Amoroso, un sonido urbano que capturaba tanto la rotura del trap como el salvajismo del punk. Ahora, en una etapa que los encuentra a ambos como solistas, lanzó EL DISKO, un álbum que define como lo mejor que ha hecho en su vida y que presentará en Uruguay el 10 de febrero, en vivo en La Trastienda (Abitab).

“El disco fue lo único que me pasó por el cuerpo durante un montón de tiempo, pero una vez que lo largás y es del público, la gente se lo hace parte y ya te saca una mochila muy gigante”, cuenta a El País. “Y más con la aceptación que está teniendo: está teniendo una cantidad de amor increíble, y estoy muy orgulloso del niño que hemos parido”.

Cuando habla en plural, CA7RIEL incluye al productor Tomy Sainz: si uno es el padre, el otro es algo así como la madre de este álbum que se abre con un par de samples —uno de “Lucy In The Sky With Diamonds” de los Beatles, otro de “Luna de miel” de Virus— y luego pasea al escucha por un montón de sonoridades que podrían calificar de pop, aunque incluyan de todo.

En ese sentido, asegura: “Me castigué mucho por la música que hago, y ahora no me castigo para nada. Hay algo de mi persona, de mi ego que se siente como cubierta, realizada. Toda mi personalidad está puesta en sonidos y eso es lo que mejor sé hacer y casi lo único que me importa”.

También dice que, como un “fanático de los sabores”, quiso hacer un álbum “culinario”. Y EL DISKO es un poco así. Dulce a veces, salado otras, ácido y agrio pero también amargo aunque no lo parezca, ofrece varios momentos explosivos para el oído y, por qué no, para el paladar. Es una buena banda sonora para esta época de días acelerados y mucha intensidad.

Sobre el futuro, que incluye parada en Uruguay, CA7RIEL asegura: “EL DISKO es como una llave maestra para abrir puertas, y no sabemos qué hay detrás. No hay un plan, pero estamos dispuestos a todo”.

—¿El castigo del que hablás, esa forma de autocastigarte que tenías, con qué tiene que ver, por dónde pasaba?

—Como vengo del palo del under, de tocar el instrumento, me he metido en mucos nichos. Me he juntado con metaleros, jazzeros, rockeros y todo eso lo tengo en la sangre. Y en todos esos nichos, uno como músico se siente traicionando a sus raíces, que me parece una pelotudez total pero está. Si sos metalero no podés hacer pop, no podés hacer esa "mierda". Entonces me castigaba por eso, porque en un momento empecé a hacer música que le gustaba a la gente, experimentos sociales porque mi mente se salió de esos nichos. Empecé a hacer rap y era un bicho raro para los rockeros y me sentía medio traidor por dejar mis bandas y darle a mi proyecto que se salía de esa pureza idiota de estilos y estéticas. Por eso CA7RIEL se castigaba tanto, porque hacía lo que quería y tenía una mochila que no le pertenecía.

¿Cuándo sentiste que hiciste el click, la necesidad de abrazar lo que sos?

—En verdad siempre, desde que salí de la secundaria. Yo fui a un colegio de música clásica, me recibí de maestro nacional; mi madre me molestó mucho para que lo termine y yo la quiero mucho, no la quería lastimar y lo hice. Pero en todos esos años me di cuenta de que eso era todo lo que no quería hacer, y me di cuenta que tenía que ir para otro lado.

EL DISKO se abre con dos referencias a canciones de otros artistas, "Lucy In The Sky With Diamonds" y "Luna de miel". ¿Tiene que ver con esa misma necesidad de romper e ir hacia otros lados?

—Sí. Me gusta trollear a la gente, me gusta causar cringe desde otro lado. ¿A quién le generás cringe con sonidos? Solo a la gente que es extremadamente cerrada. Si a una persona le deformás eso que ya tenía conocido, más si es un ídolo suyo, se puede llegar a ofender mucho o te lo puede festejar. Empezar el disco así es un filtro, un escudo anti giles: si no te bancás el disco por eso, ya está. Es como tener tatuajes. Si alguien te juzga por lo primero que ve, allá ellos. Lo puse al principio para que cause ese sabor ácido que o te da cosa o te hacés adicto.

—Más allá del primer impacto, el disco después te pasea por diferentes lugares. "Bad Bitch", por ejemplo, tiene una onda Jackson Five, y a la vez en la grandilocuencia de los arreglos de "Nunca me atiende" parece haber algo del pop latino radial de los noventa.

—¡Obvio! Tiene mucho que ver. Yo soy un fanático de los sabores, siempre me gustó comer, y a partir de que fui conociendo gente con dinero me han llevado a comer a lugares donde me di cuenta de que los chetos comen platitos pequeños con distintos sabores. Y no te sirve como nafta, pero es otra cosa: activar el sentido del paladar. En el disco jugué con eso y cada tema tiene un sabor distinto. Algún plato, algún tema podés dejarlo de lado, pero te predispone para probar el siguiente. Creo que va por ahí, es un disco culinario (se ríe).

—En el desarrollo de este álbum, ¿dónde sentiste que estuvo la decisión más arriesgada? ¿Qué te llevó a estar contra las cuerdas?

—Realmente hice lo que quise y creo que eso es bastante jugado. Algo que me pareció muy jugado también fue no tener ningún feat, ninguna colaboración. ¿Pero qué es jugársela? Yo creo que no sentirse aceptado. Entonces yo que estoy entre el pop y el under, que soy una mezcla de Tini Stoessel y El Doctor, siento que lo que me puso más contra la pared fue bancar la deformidad del disco, que no es lo más pop del universo y no tiene eso de juntar fuerzas y pensar en los números. Eso me puso recontra contra las cuerdas, realmente tuve bastante miedo antes de sacarlo. No tuve miedo durante todo el proceso, pero una semana antes de lanzarlo me llené de preguntas: no tener singles, videos, apuntar a lo auditivo y no lo visual, es toda una vaina. Pero con Tomy sentíamos que cualquier energía externa podía ensuciar la pureza del disco. Yo amo hacer música con otra gente, pero estuvimos tan cara a cara con Tomy haciendo el álbum que somos la mamá y el papá, y no estamos dispuesto a tener ningún padrino que cuide a este bebé.

—La imagen de "A 200 en una cupé" de tu tema "Muy bien", parece resumir a toda una generación de artistas obligada a ir muy rápido en su carrera. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tener que avanzar con tanto vértigo?

—(Piensa) En la carrera del artista pop, creo que lo que sufre es la fama, terriblemente. Te presiona la idea de dejar de tener dinero, como a todo el mundo, y lo peor de eso es que eso influya en tu arte. Eso es lo peor, que toda esa vorágine que te pesa por culpa del capitalismo, podríamos decirlo, sea una presión tan grande para una persona como yo, no tan pop. Porque a mí no me sale tan fácil lo pop, por eso hago la música que hago. Ya me he acostumbrado y abrazo mis demonios. Y lo mejor de vivir a mil por hora es que podés llegar muy lejos y conocer gente y llegar a lugares increíbles. Eso es muy bueno, pero todo lo otro es muy duro. Es muy difícil ser puro cuando te están mirando todos.

EL DISKO tiene algunas imágenes en esa línea, como "toy vacío, quiero llenar sala'" o "no soporto que se olviden de mí". ¿Cómo es la personalidad de CA7RIEL que querés que se plasme con este trabajo?

—Buena onda. Es la mejor energía de CA7RIEL plasmada en un disco. Salvo "Donde tai", que es angustiante porque se me escapó mi gatito y está dedicada a esa sensación, pero todo lo otro es buena onda. Incluso "Keyhole", que está hablando de que estoy en el infierno, cuando me voy al infierno es una situación divertida. Cuando era rapero ponía todas mis angustias, criticaba al sistema y la obra era más apesadumbrada, resentida con el mundo. Ahora que soy una persona más grande, sin deudas, elijo y puedo plasmar en mi arte cosas lúdicas y contentas. Y lo otro lo resuelvo en terapia. Tengo que ir a terapia algún día. Y cuando vaya la rompo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad