Los nuevos desafíos de un actor en ascenso

| El uruguayo interpreta a un abogado y a un padre primerizo en la más reciente película del argentino Daniel Burman

 tapa espectáculos 20060716 200x227

FABIÁN MURO

Daniel Hendler llega retrasado. El avión de Buenos Aires se demoró un poco más de la cuenta y el actor uruguayo arriba al encuentro con los medios locales con el equipaje de mano, justamente, en la mano. Lo acompaña su tocayo Burman, quien lo ha dirigido en las películas Esperando al Mesías, El abrazo partido y, ahora, Derecho de familia, la más reciente colaboración entre los Danieles. La tercera integrante de la comitiva, Julieta Díaz, se ausentó temporalmente del encuentro para ir a maquillarse y estar más linda para las cámaras de televisión.

De hablar sereno y pausado, el actor que cautivó al jurado del Festival de Berlín hace dos años por su protagónico en El abrazo partido (Oso de Plata como mejor actor), narra sus experiencias como intérprete predilecto de Burman: "El me pide muchos `gags`, todo el tiempo. Y yo me resisto (sonríe), lo que da lugar a algunas discusiones, pero son discusiones entre dos personas que se respetan y entre las cuales hay una confianza que permite ese tipo de intercambios sin que nadie se ofenda. Al final, siempre termino cediendo (ríe otra vez). Porque él me deja pasar varias, pero llega un momento en el que me dice `Bueno, ahora sí ¿eh? Dame un gag`". Más tarde, tanto Hendler como Díaz dirán sobre Burman que es un director que sabe lo que quiere y que no descansa hasta conseguirlo.

Derecho de familia, que se estrenará en Montevideo el viernes, es una incursión en el mundo de la paternidad, la construcción de una vida familiar, con las alegrías y los sinsabores que acompañan esa tarea. En la película, Hendler interpreta a Ariel Perelman, hijo de Bernardo (Arturo Goetz) y, como el padre, abogado. El personaje encarnado por Hendler en Derecho de familia guarda muchas similitudes con los que interpretó bajo la dirección de Burman en las ya mencionadas Esperando...y El abrazo... Pero también hay diferencias. "Este es un personaje decididamente adulto, con otra mirada sobre su propia vida y la de los demás, con un hijo y una carrera profesional a la que tiene que atender", explica.

Previsiblemente, la actuación de Hendler transcurre por otros carriles que los que había exhibido en las previas colaboraciones con Burman. "Esta película planteaba otro tipo de desafíos, ¿no? Porque tenía que interpretar a un padre y un abogado. Ahí estaban los mayores desafíos y para ellos me preparé llevando a cabo un proceso de investigación que no había realizado antes. Estuve yendo a la Facultad de Derecho durante tres meses, asistiendo a clases y leyendo. Al final, ya me sentía tentado a levantar la mano y pedir para responder algunas preguntas del profesor (ríe). Además, con mi novia hicimos algo que puede llegar a indignar a algún padre, pero bueno... `adoptamos` un perro al que darle amor y cuidar, como para explorar el tema del instinto paternal. A diferencia de lo que ocurre respecto a un abogado, casi todos llevamos un padre adentro", cuenta.

Junto a la coprotagonista Díaz además, Hendler se dedicó a cultivar el vínculo con el hijo del di-rector, Eloy Burman, quien en el film interpreta al hijo de la pareja protagónica: "Lo pasábamos a buscar por el jardín de infantes, lo llevábamos a la piscina... todo para ir creando una familiaridad y confianza que luego se pudiera trasladar a la pantalla".

Con todo, el vínculo más fuerte sigue siendo el que une a Hendler con Burman. El actor no solo aporta ideas propias para los diálogos y el tono de la actuación durante el rodaje, sino que también hay una colaboración previa entre intérprete y director. "Sí, hay muchas charlas previas, participo del proceso de selección de actores y meto un poco de mano en el guión. No es que él me lo pida porque carezca de ideas ni tenga una opinión definida. Sabe muy bien lo que quiere. Pero sí está abierto a ideas que puedan enriquecer el guión o determinado momento durante el rodaje", dice Hendler sobre la relación profesional y de amistad que lo une a Burman, la que se hizo aun más intensa luego del fin de Derecho de familia: "Estamos escribiendo un guión juntos, una historia que trata sobre una pareja que deber volver a serlo luego de que los hijos crecieron y se fueron del hogar. Estamos en la primera etapa y avanzamos en la medida que podemos, porque yo también tengo un guión propio que vengo escribiendo desde hace unos años, voy a hacer teatro dentro de poco y tengo otros proyectos, como él. Así que avanzamos cuando encontramos un tiempo libre para los dos".

Tanto Hendler como Burman están satisfechos con la repercusión de Derecho de familia en Argentina. Con una taquilla que rondó los 200.000 espectadores y una consideración crítica muy elogiosa, el film es otro éxito en la trayectoria profesional de Hendler. Antes de arribar a Montevideo, el actor tuvo un encuentro con el corresponsal de El País en Buenos Aires, Ignacio Quartino, con quien habló sobre dicha repercusión: "Ese éxito es algo que, en el actor, nunca toma una forma estable, por lo que uno no debe sentirse cómodo, sino todo lo contrario: concentrarse en lo que a uno más le gusta del trabajo y estar en constante movimiento, para no ser atrapado por ningún tipo de comodidad", decía Hendler en la capital argentina.

Luego de tres películas bajo las órdenes del mismo director, es casi inevitable que se empiece a hablar de ese verbo que ningún actor quiere escuchar: encasillar. Pero Hendler no se preocupa. En la misma nota que dio para Quartino, respondió a la pregunta si sentía que el público lo ha encasillado como un actor que sabe interpretar con simpleza la vida real: "Ojalá me encasillaran como un actor que sabe interpretar con simpleza la vida real. No sería poca cosa. Esa capacidad tampoco sería excluyente para participar en una megaproducción hollywoodense, pero no me imagino mucho en eso". En Montevideo, en tanto, Hendler se encogía de hombros ante la pregunta si temía que lo vieran como "el actor fetiche de Burman". "En primer lugar, estoy muy contento de haber hecho estas tres películas con él y si hacemos más y me dan tantas satisfacciones como éstas, seguiré actuando bajo su dirección. Tal vez me preocuparía si otros directores no vieran en mí cualidades que podrían servirles para sus películas. Pero eso no ha ocurrido. También he actuado para Damián Szifrón, Juan Villegas y hace poco terminé de filmar Cara de queso, de Ariel Winograd, así que no, no me preocupa".

Más allá de sus elogiados desempeños y sus planes para llevar su propio guión a la pantalla grande, Hendler también puede aparecer en la pantalla chica en breve. En Buenos Aires decía: "Hice un piloto para TV, un proyecto independiente de un director joven que me acercó el guión y me gustó mucho. Trabajar en la televisión tiene un precio que entiendo no favorece la concentración, pero si es un proyecto lindo podría hacerlo".

Sacarse los vicios de la televisión

Para los teleespectadores, el rostro de Julieta Díaz es sumamente familiar gracias a novelas y unitarios como 099 Central, Soy gitano, Locas de amor y Mujeres asesinas. Pero la actriz también quiere resultar tan familiar para los que van al cine. "Estaba por llamarlo a Daniel para, un poco descaradamente, decirle que quería actuar bajo su dirección y él me llamó primero", dice contenta. "Sus películas me gustan por lo sutiles que son, por cómo dejan lugar para que el espectador haga su propio proceso de identificación con los personajes y se emocione. No es un director que enfatice y explique todo, como para dejar todo bien clarito y darle al espectador la historia digerida".

Trabajar con Burman fue, según Díaz, enriquecedor. "Me deshice de algunos vicios de la tele. No es que reniegue de la televisión, me gusta mucho y no la culpo por mis vicios. Pero son otros códigos los que se usan en el cine. Yo abro mucho los ojos cuando actúo y soy muy expresiva, tiendo a sobreactuar. Y Daniel, con toda la tranquilidad pero también con toda la firmeza y meticulosidad, me guió por el camino correcto".

Una trilogía que fue sucediendo

Todos hablan de que Derecho de familia es la culminación de una trilogía en la carrera de Burman. "Sí, es un comentario recurrente y lo entiendo. Pero cuando se dice eso, alguien puede pensar que yo tenía pensado de antemano realizar estas tres películas. Y nada más alejado de la realidad. Porque nunca me imaginé que iba a llegar a hacer tantas películas (Burman va por su quinto largometraje). En todo caso, es una trilogía que fue sucediendo".

El director admite que antes de filmar Derecho de familia sentía nervios: "Como a El abrazo partido le fue tan bien, tenía temor de que la expectativa ante esta película le jugara en contra. Por suerte, eso no ocurrió y tanto público como crítica la recibieron muy bien. En parte, creo que eso se debe a que he crecido como director y que soy más ordenado a la hora de narrar una historia".

Un tema sensible y doloroso

Aunque las cámaras de televisión intentaron sacarle algunas palabras sobre la trágica muerte de su amigo Juan Pablo Rebella, quien lo dirigió en 25 Watts y también en Whisky, Hendler se excusó de explayarse sobre el tema, aduciendo que aún sentía muy cercano el dolor. En la misma comunicación que tuvo con el enviado de El País a Buenos Aires, el actor también fue escueto. "No pienso en mi carrera cuando pienso en Juan Pablo. El significó mucho a nivel personal".

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar