Los ladrillos otra vez a escena

De gira. Treinta años después de la primera edición, Roger Waters vuelve con "The Wall"

 20100413 800x530

MATÍAS CASTRO

Entre septiembre y diciembre de este año, Roger Waters volverá a los estadios con "The Wall". El ex Pink Floyd celebrará los treinta años de ese disco con una nueva gira y un concepto escénico que aprovechará la mejor tecnología de hoy.

Cuando a comienzos de los años ochenta Pink Floyd inició la gira de promoción del disco The Wall, su propuesta era inusitadamente grande para la época. A modo de precursor del tipo de recitales con gigantescos despliegues tecnológicos como los que hoy hacen Madonna, U2 (en particular la majestuosa "360 tour", con un escenario circular de 50 metros de altura), y unos pocos grupos más, Waters y su grupo pudieron representar el espectáculo completo de The Wall en unas pocas oportunidades. La idea era construir la pared del título sobre el escenario y a medida que avanzaba el recital, para que el último ladrillo fuese colocado casi al final. Y luego, se la demolía. De esta manera Waters ponía en escena el concepto que en 1977 lo había inspirado para escribir esas canciones: crear una pared para estar separado de su público.

"Hace 30 años cuando estaba como enojado con la vida y no era un chico muy joven (de espíritu), me encontré a mí mismo tomando la defensiva porque estaba asustado con muchas cosas, y me di cuenta de que en esa historia personal quizás hay escondida una alegoría sobre temas más generales y universales, políticos y sociales", comentó en una entrevista que ofreció días atrás para hablar de esta gira, que en principio solo irá de Estados Unidos a Europa. "Es realmente por esa razón que decidí crear un nuevo espectáculo basado en esta canción, usando muchas de las mismas cosas que años atrás".

Quien haya visto el show que llevó a Buenos Aires hace dos años sabrá que lo que ponía en escena era un espectáculo de luces y sonido que aprovechaba las grandes dimensiones de los estadios. Sonido surround y luces que representaban sobre el público imágenes de las tapas de Pink Floyd eran los elementos que magnificaban la música y la presencia de los artistas sobre el escenario. "Los sistemas de proyección ahora son completamente distintos de los que había entonces, lo que significa que seré capaz de proyectar sobre toda la pared de 250 pies de largo, lo que no se podía hacer en aquellos días", contó.

Este concepto de show, que implica crear algo mucho más grande que los artistas en escena e incluso más que el propio público, surgió del cansancio por los recitales en grandes estadios. En 1977 Pink Floyd estaba realizando su primera gira por grandes estadios, aunque ya tenía doce años de trayectoria detrás. Durante uno de esos recitales, los músicos se encontraron con un pequeño grupo de fanáticos que los esperaban. Waters reaccionó mal y los escupió. Según él mismo contó después, todo tenía que ver con la depresión que atravesaba junto a sus compañeros de banda. Esto lo llevó a pensar en la idea de poder separarse y aislarse, que es el concepto básico detrás del disco.

Pero el nuevo enfoque, pretextado por el aniversario, no sólo tendrá que ver con la tecnología, según el bajista y fundador de la banda, que tiene 66 años. "Cuando lo hicimos entonces, estábamos al final de la guerra de Vietnam, y ahora estamos en medio de las guerras de Irak y Afganistán, y hay un gran mensaje antibélico en The Wall. Lo había entonces y lo hay ahora", dijo. Su intención en relación a esto es la de incorporar un bloque dentro del recital que sirva a modo de homenaje a los soldados caídos en distintas guerras de todo el mundo.

Por el momento Waters solamente ha confirmado 35 conciertos en Estados Unidos y Canadá, y ha adelantado que la gira continuaría en Europa en febrero o marzo del año próximo. El periodista español Pablo Pardo calificó a esta iniciativa de Waters como "un ataque al negocio de la música en el siglo XXI". La razón para este comentario era que en tiempos en que se habla de la desaparición del disco y aumento del consumo de canciones individuales, el proyecto del bajista es tocar por dos horas un disco conceptual que hace referencia a su infancia, su primer divorcio y otros tópicos muy personales en su vida.

No es la primera vez que Waters repasa el viejo material de Pink Floyd en sus nuevas giras con tecnología y puestas en escena de última generación. Hace un par de años, por ejemplo, ya lo había hecho con el disco The dark side of the Moon.

"Es raro hacer The dark side of the Moon 35 años más tarde", comentó en una entrevista que dio a la web Rocky Mountain. "No creo que sea necesario encontrar algo nuevo para que te guste. Lo que es raro es cómo los aspectos políticos que tiene parecen muy actuales. Lo que me impresiona es que las ideas que tiene en canciones como Us and them atraen cada vez más a públicos jóvenes. Ninguna de las ideas que hay ahí han desaparecido. La idea de que podemos elegir y también unirnos para enfrentar al complejo militar e industrial que preocupaba tanto a Eisenhower cuando era presidente, aún es muy importante para nuestras vidas. Es una voz que desde los años sesenta se ha vuelto cada vez más fuerte. Es una voz que ha sido subordinada por nuestra adhesión a los videojuegos, teléfonos celulares y todo lo tecnológico, pero es una voz que igualmente nunca ha sido ahogada. Y creo que está creciendo en su poder".

Con independencia de las posibles lecturas políticas, sociales, económicas e incluso psicológicas que se puedan hacer sobre esta nueva gira de The Wall, permitirá que una nueva generación y, tal vez, más cantidad de público, pueda ver un espectáculo que en su momento fue vanguardia. Cuando se hizo por primera vez, la infraestructura que requería el espectáculo apenas podía viajar, y por eso sólo se hizo en 31 escenarios de Estados Unidos e Inglaterra. Y para peor, ocasionó pérdidas al grupo.

Waters recién recreó el show en 1991, en Berlín, en una referencia oportuna y clara a la caída del muro que dividía la ciudad y Alemania en dos. Ese show fue presenciado por unas 350 mil personas que estaban ahí mismo, el muro medía 180 metros de largo y 26 de altura. En los diecinueve años que han transcurrido desde entonces las producciones escénicas para bandas de diverso porte han evolucionado mucho. Waters no piensa quedarse atrás en esta apuesta.

Un disco que se convirtió en una película emblemática

Poco más de dos años después de la edición del disco The Wall, se estrenó en cines la película musical del mismo nombre, dirigida por Alan Parker. Roger Waters se encargó de escribir el guión y así se aseguró las correspondencias entre las ideas de su disco y lo que se vería en pantalla. Si bien la película vio la luz mucho después que el disco y la gira, el proyecto surgió cuando el disco aún no había salido a la calle. La idea inicial era hacer un registro de la gira de promoción de The Wall, con algunas escenas animadas por el artista Gerald Scarfe (el caricaturista que finalmente diseñó y dirigió las escenas animadas de la película de 1982). Sin embargo la idea no cuajó y Alan Parker insistió con Waters. De esas nuevas negociaciones surgió la idea de que Waters fuera el productor y guionista. El músico no sabía nada sobre escritura, pero puso manos a la obra. Su texto, con algunas ilustraciones de Scarfe, fue lo que usaron para mostrar el proyecto ante posibles inversores. A esa altura Waters iba a interpretar a Pink, el protagonista, aunque luego de hacer algunas pruebas de cámaras abandonó el puesto. Finalmente el personaje fue encarnado por el músico y activista Bob Geldof. Y como Waters ya no estaba de protagonista, la película adquiría un carácter distinto al del registro en vivo. De este modo la película terminó por ser una suerte de ficción musical con elementos de animación.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar