La soprano María Elbia Cánepa festeja hoy sus cien años de vida

Impacto. Debutó en 1946 con "Marina", una obra que la siguió de por vida

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JULIO CÉSAR HUERTAS

María Elbia Cánepa Luxardo nació el 10 de enero de 1912 en Montevideo. Su padre Giuseppe lo hizo en Génova y si bien no era músico, como buen italiano, sentía que la música era una parte indispensable del ser humano.

De su línea materna, Elbia hereda el amor por la música y la danza, pues su madre María Luxardo amaba la danza, su tía Aída era compositora y pianista y su tía Sofía era soprano. Inicialmente predominará en ella la danza, ya que a los 7 años -según la prensa de la época- se presentaba en el Teatro Artigas. Viendo sus excepcionales aptitudes, la madre la inscribe en la Academia de Ballet de Paquita Bauer. Conjuntamente su afición por el canto se vio realizada a través de participaciones en festivales escolares y conciertos de beneficencia. En 1940 la tía Sofía la vinculó con su antiguo profesor de canto Ambrosio Pedemonti, quien dirigía el Conservatorio César Franck. Al mismo tiempo complementó su formación con clases de piano con Rosalía Giussi de Pedemonti.

En 1946 llegaba a nuestro país la Gran Compañía Lírica Española que dirigía Pablo Sorozábal, director de la Orquesta Filarmónica de Madrid. Ante la ausencia de la soprano española del primer elenco de la ópera Marina de Emilio Arrieta, Antonio Capalvo, conocedor del ambiente lírico de la época, consigue una audición para Elbia. Cantó para Sorozábal la famosa aria Pensar en él, a lo cual él responde: "Tiene voz de ópera. Su impostación es perfecta". Hay apenas una semana para aprender toda la obra, ya que ella no conocía más que el aria que había audicionado. Y sin tampoco conocer los compañeros del elenco llega el día de la función. El 16 de noviembre de 1946 en el Teatro 18 de Julio debutó como Marina en nuestro país. Cuando el director de la orquesta Cándido Flores se entera, que era la primera vez que lo hacía, exclama: "¡Y me lo dice ahora!". Los críticos se expresaron en los titulares: "Consagró su personalidad Elbia Cánepa" (El País), "Brillante actuación" (El Plata), "Verdadera revelación" (El Diario), "Destacada soprano" (El Día). Al año siguiente Sorozábal vuelve a Uruguay y la invita a participar nuevamente en Marina, pero esta vez será representada en el Estudio Auditorio del Sodre el 6 de enero de 1947. Ante el éxito obtenido El País la considera "una brillante figura en el ambiente nacional". Este rol que la llevó a la fama lo interpretará innumerables veces tanto en Uruguay como en Argentina. No en vano Juan Protasi la consideraba la mejor intérprete uruguaya de Marina.

En abril de ese año es invitada a integrar la temporada lírica del Sodre, actuando como Oscar en la ópera Un ballo in maschera de Verdi, bajo la dirección de Pablo Komlos, compartiendo el escenario con Luis Giammarchi, Juan Vernazza, Ercilia Quiroga, Juanita Di Consiglio y Juan Carbonell. En 1949 la Gran Compañía de Ópera Italiana la invita a participar en el rol de Rossina en el Barbero de Sevilla de Rossini bajo la dirección de Dante Pisani en el Teatro 18 de Julio. Tres años más tarde Cesare Metelli la contrata para desempeñar el papel de Musetta en La Bohème de Puccini. El 26 de febrero 1956 debuta en Chile en el Teatro Municipal de Viña del Mar interpretando el rol de Gilda en la ópera Rigoletto de Verdi bajo la batuta de Peter Bing. Al otro día actúa con nuestro gran barítono Víctor Damiani en Un ballo in Maschera. La prensa chilena opina: "Fue la mejor de ayer. La soprano uruguaya Elbia Cánepa hizo una magnífica interpretación. Fue una de las grandes revelaciones que actuaron en la temporada lírica…" (La Unión, Valparaíso)

En 1959 ofrece un recital junto al gran barítono Juan Carlos Gebelin. En 1960 actúa junto al bajo Jorge Algorta y al tenor Enrique Falco en el Teatro Odeón. Meses después interviene en un concierto en el Club Español acompañada por el tenor José Soler y la mezzosoprano Ercilia Quiroga. Al año siguiente en el Teatro Nuevo Circular participa en El empresario de Mozart junto a la soprano Socorrito Villegas, recientemente fallecida.

Su carrera fue compartida con la docencia de la danza y el canto a través la Escuela de Iniciación Musical, hoy llamada Virgilio Scarabelli, que cofundó en 1942 junto a Rubén Carámbula. En 1962 se le asigna en dicha escuela el cargo de dirección coral. En 1973 obtiene por concurso el primer puesto como inspectora de educación musical del Consejo de Enseñanza Primaria. En 1985 el Palacio de la Música edita su libro Sugerencias para la educación vocal del niño en edad escolar. En ese mismo año compone un álbum de canciones para niños.

Nené como la llaman sus amigos, es un digno ejemplo de cómo se deben seguir los consejos de los buenos maestros, ya que increíblemente a su edad mantiene intacta la zona aguda de su registro. Nunca se cansa de agradecer la buena escuela de canto que le trasmitió su querido maestro Ambrosio Pedemonti.

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