La poesía de lo inexorable

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Henry Segura

Es la gran película de las sutilezas del director de Historias mínimas y El camino de San Diego. O sea: es su expresión poética mejor tensada al mismo tiempo que casi prescinde de una historia. Todo pasa en el día en que un viejo escritor espera al hijo que no ve desde hace muchos años, en la casa de campo donde vive. La ventana se ha convertido en su único vínculo con el mundo exterior porque el médico lo obliga a estar en cama tras una crisis de salud, pero ese día que espera un acontecimiento por el que abrirá una botella de champagne añeja también siente el impulso de volver a tocar con sus pies el campo que problemas financieros obligaron a recortar. Y hace su pequeña fuga.

En ese paseo Sorín une su amor por Chejov (autor que lee el protagonista) con el cine que ha sabido hacer. Los bellísimos planos de pastizales amarillentos que producen fuerte sonido al ser pisados, la agonizante vitalidad que libera la felicidad de poder orinar sin paredes alrededor o de subir un cerrito una vez más, son episodios culminantes de este poderoso retrato crepuscular. Esos últimos alientos están sostenidos por un pequeño grupo que se empeña en enderezar las marcas del destino: un afinador trata de poner en orden las teclas apolilladas de un piano para que pueda ser tocado por el hijo pródigo que lleva años sin hablar con su padre, mientras dos caseras se esmeran para atender a ese viejo que de vez en cuando lanza acusaciones sobre desaparición de dinero.

Pero nada de esto hubiera funcionado sin la admirable actuación de Antonio Larreta, con una composición de gestos mínimos tan poderosos a los que a veces parecen perturbar las palabras.

La ventana

ficha

Argentina 2009. Director: Carlos Sorín.

Guión: Carlos Sorín, con la colaboración de Pedro Maiza.

Fotografía: Julian Apesteguía.

Música: Nicolás Sorín. Montaje: Mohamed Rajad. Dirección artística:Rafael Neville. Elenco: Antonio Larreta, María del Carmen Jimenez, Emilse Roldán, Roberto Rovira, Jorge Diez, Carla Peterson.

Atención a...

El estilo directo que sigue empleando Sorín al filmar, que empieza llamando a los principales personajes con los nombres de sus actores. El gran equilibrio que muestra Carla Peterson al interpretar a una mujer molesta por ese mundo rural venido a menos y preocupada para encontrar un lugar donde se capten las señales de celular.

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