Historias mundanas

Controvertido, audaz y polémico, vuelve a la TV con "Pan y Circo", un paso más allá de "Zona Urbana"

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FERNANDO MANFREDI

Si "Zona Urbana" fue marcadamente local, "Pan y Circo" se abrirá al mundo para que los conflictos lejanos se vuelvan más cercanos, con una mirada uruguaya. Es uno de los tres programas que esta semana estrenará Canal 10.

Está de nuevo, bordeando los límites de lo políticamente correcto. Guste o no, Ignacio Álvarez y su equipo han marcado un antes y un después con Zona Urbana. Es que más allá de las tolerancias personales, el programa no dejaba indiferente a nadie. Ahora afronta un nuevo desafío y promete que será más contundente que aquel antecedente. Eso se sabrá a partir del próximo miércoles, a las 21 horas.

Pan y Circo nace en principio como una continuidad y a la vez como un cambio. De continuidad por lo que era Zona Urbana, a la que la producción decidió ponerle un punto final en la pasada temporada. "En realidad todos los fines de año cuando llegamos al final estábamos agotados y con las neuronas quemadas", señala Ignacio Álvarez. "Decíamos: `Bueno fue el último año de Zona Urbana`. Pero también de mi parte y de parte del Canal y de Zur Infotaintment estaba el deseo de seguir haciendo periodismo en la misma clave y el desafío era qué hacer que no se pareciera a lo anterior".

Arquímedes descubrió una ley fundamental de la física en la bañera, Álvarez, yendo a comprar el pan. "Recuerdo que en diciembre estaba en la panadería de Los Pocitos y seguían dándome vuelta las ideas en la cabeza. Decía para mí `sí, claro, lo que pasa es que Uruguay es muy chico y se te acaban los temas, sería distinto si viviéramos en otro país`, entonces me pregunté ¿por qué no salir afuera? Allí se me prendió la lamparita de que podíamos viajar a distintas partes del mundo y mostrar otras realidades, que directa o indirectamente tienen algo que ver con lo que pasa acá. Si tenés como escenario el planeta entero no podés no conseguir historias apasionantes o aventuras increíbles y originales sin repetirte. Entonces lo llamé a Iván Ibarra, nuestro productor y le dije `hay que viajar`."

Pronto empezaron a tirar ideas y así nació Pan y Circo que es diferente de Zona Urbana. Se nota que el conductor está "enganchado" con la idea y tiene sus expectativas: "Creo que una vez más -no queremos pecar de inmodestos- vamos a estar rompiendo otra barrera en la televisión uruguaya, en este caso la geográfica."

Los viajes han generado muchas anécdotas que tiene que ver con acercarse al ojo de la tormenta y no morir en el intento. Dice Álvarez: "Nosotros cuando fuimos a Israel, sabíamos que había una manifestación que hacían los palestinos todos los viernes y que siempre terminaba a los balazos con el ejército. La versión que teníamos era que primero había una hora de calentamiento y después entraban los balazos. Insólitamente esa vez que fuimos nosotros, avanzando con los palestinos, al enfrentarnos al ejército, éste empezó a disparar sin previo aviso y de hecho adelante nuestro cayó un hombre con tres balazos en las piernas que lo metieron en una ambulancia. Te podés imaginar el caos que fue eso. Nosotros corriendo para cualquier lado, tratando de zafar también".

Hay que tener una dosis de audacia para enfrentar algunas cosas y acercar al espectador una realidad que conoce de segunda o tercera mano. "No quiero decir que sea un loco de la guerra porque no lo soy. De hecho, una de las claves para que los viajes salieran como salieron y llegando a la médula de los conflictos es la consciente planificación de los viajes."

A veces se piensa que hacer periodismo en Uruguay es jugar con desventajas al no contar con las infraestructuras del primer mundo. De acuerdo con lo que cuenta Álvarez, esto no es tan así. "Estuvimos en Colombia, en territorio de la guerrilla, en las zonas dominadas por los paramilitares y hablando con la gente. Entrevisté a ex guerrilleros de las FARC que se escaparon hace unos meses de la selva y es gente que está marcada. El venir de Uruguay fue una ventaja para nosotros. Esas ex guerrilleras de las FaARC hablaron con nosotros solamente porque éramos de Uruguay, un país que queda muy lejos y eso les daba la tranquilidad de que no se iba a ver en Colombia y que por lo tanto iban a seguir vivas y aspirando a poder vivir acá si alguien se compadecía de ellas. Porque no tienen trabajo. Estos ex combatientes son muertos en vida que no le importan a nadie y su situación es desesperante."

Hay otros protagonistas fuertes. En la frontera entre México y Estados Unidos entrevistó a un soldado que estuvo en Irak peleando, que desertó del ejército porque vino unas semanas a visitar a su familia en los Estados Unidos y se fugó y está escondido. "Me contó cosas que no las voy a adelantar pero que cuando salgan al aire, para mí, van a generar un escándalo a nivel internacional porque él cuenta las cosas que hacen y que les obligan a hacer a los soldados en Irak. Yo no recuerdo haber oído hasta ahora ese tipo de testimonios. En un momento le pregunté si le había contado esa experiencia a alguien. Me dijo que no y que ahora lo hacía porque era un medio uruguayo."

La estructura y el aspecto del nuevo programa

"Pan y circo" va a tener una primera parte guionada por Gabriel Pereira en base a la coyuntura noticiosa del momento. Pero no será una "puesta a punto" como se podría pensar, o un resumen de la semana. En realidad es hacer foco sobre los temas que la producción del programa considera que entran en la clasificación de los más relevantes. Es una especie de editorial con muchos recursos gráficos y algún toque de humor o de ironía.

En el segundo y tercer bloque alternarán semana a semana distintas notas de fondo. En la primera entrega irá Israel y los territorios palestinos, al siguiente miércoles irá un informe local, a la otra una entrevista en piso y es posible que algún debate. Luego, ya en la última parte del programa van a estar Gustavo Escanlar y Adela Dubra en una mesa más distendida, que no pretende ser una mesa de análisis sobre la realidad uruguaya. Ya en Zona Urbana se había observado un gran cuidado en luz, movimientos de cámaras y escenografías.

La nueva propuesta no es ajena a esta tendencia. Dentro de las innovaciones que se mostrarán está una pantalla curva que irá detrás del conductor y que ya se usa en importantes programas periodísticos de otros países. Habrán además tres pantallas de plasma verticales que van en el lado opuesto del estudio. Con respecto a la anterior escenografía, ésta es más sobria, pero funcional y no deja en ciertas líneas su carácter vanguardista.

Un aspecto que se ha cuidado en este nuevo emprendimiento es el juego de cámaras. Ignacio Álvarez comenta que probablemente en Zona Urbana se había exagerado la movilidad como "chiche nuevo". Ahora la cámara estará más tranquila en el estilo que se va imponiendo en el mundo algo que los "mareados" televidentes agradecerán de buen grado.

El periodismo y los riesgos

1 Por algunos avances que ya salieron al aire, da toda la impresión de que han corrido riesgos. ¿Hay una tendencia personal a asumirlos?

-Para mí el denominador común en todo lo que yo he realizado es el riesgo, que siempre ha estado presente. Creo que pasa por una manera de ser y como una forma de concebir el periodismo. Mirá: a comienzos de los 90 realicé un programa de FM (Historias de piel) sobre temas fuertes de sexo, algo que hasta ese momento no se trataban. Al Límite también tenía esa cuota de riesgo evidente y no estaba todo calculado o controlado.

2 Algunas de esas situaciones le debe haber despertado algo de miedo. ¿Qué cuota de inconsciencia hay en ese arriesgarse?

-Hay un punto en el que decís: "No me puedo regresar con el primer no", vamos a intentar ir un poquito más lejos. Capaz que tuvimos suerte y en verdad somos unos inconscientes. Yo tiendo a creer que no. Por ejemplo: fuimos a Sudán y no fuimos a Darfur. Porque ahí nos dijeron: "en Darfur no hay ningún tipo de garantías para un periodista extranjero, ni para la ONU, ni para nadie, te la dan sin preguntar". Entonces dijimos `no, a esa guerra no voy`. Igual íbamos a ir a Irak. Averiguamos con contactos, con gente de la BBC que está allá, con la Embajada de Estados Unidos y nos dijeron: "Mirá, lo que se llamaba Zona Verde en la que estabas más o menos protegido hasta ahora, hoy es Zona Roja". En efecto, a los pocos días hubo un atentado en el propio Congreso de Irak. Entonces dijimos que no valía la pena. Yo tengo familia, tengo dos hijos y el programa lo quiero sacar al aire, no quiero morirme allá. Por eso digo que hay límites, pero así y todo creo que llegamos muy lejos y prácticamente al meollo de los propios conflictos.

3 ¿No cree que se llega demasiado al límite y se arriesga mucho más que la vida en esos viajes?

-Capaz que tuvimos suerte y en verdad somos unos inconscientes. Tiendo a creer que no. En Colombia debimos forzar la entrevista con un afectado por las minas antipersonales al entrar en un territorio de la guerrilla y en el horario que la misma no permitía que nadie circulara por allí. Primero debimos convencer al conductor del todo terreno que nos llevaría a la montaña y luego a nuestro contacto, una señora que se moría de miedo por la posibilidad de que todos voláramos por los aires o nos cayéramos en un precipicio. En esos momentos uno siente que por el testimonio vale el jugarse. No dejo de reconocer, sin embargo, que el temor que los colombianos sentían terminó por atemorizarnos. Eso nos dio la verdadera dimensión de lo que pasa.

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