En sintonía con el pop global

Mañana, a las 21.30, presenta su "Fuerza natural" en el Velódromo

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ALEXANDER LALUZ

Pertrechado con su flamante quinto disco solista, "Fuerza natural", Gustavo Cerati se dispone a aterrizar en nuestro Velódromo Municipal. Su plan de vuelo lo trae de la polémica en Chile, y de cuatro exitosas actuaciones en México.

Mucha producción en el sonido, puesta en escena, cambios de vestuarios, gestos (y algunos desplantes) glamorosos, hacen de esta nueva gira un monumento a la veta más sofisticada del pop, donde estética y actitud tienen una sintonía muy afinada.

Las canciones del nuevo disco, lanzado a comienzos de septiembre, completan este combo en onda global, aportando el lado quizás más maduro de la propuesta, pero muy jugado a esa oscilación -que Cerati maneja muy bien- entre la superficialidad y ciertos amagues de profundidad letrística y musical que, por momentos, dejan sabor a poco.

Aun así, el profesionalismo y la inteligencia de los planteos escénicos o discográficos del ex Soda, se vuelven una cita casi obligada para la escucha, y una referencia para marcar el rumbo de más de una tendencia.

La gira presentación de Fuerza natural arrancó el 19 de noviembre en México con cuatro conciertos, uno en Monterrey, otro en Guadalajara y dos en el D.F. Según las crónicas publicadas en aquel país, el éxito acompañó la propuesta de Cerati. Al igual que en giras anteriores, su banda se conformó por un sólido set de músicos (Richard Coleman, Gonzalo Córdoba, Leandro Fresco, Fernando Nale, Fernando Samalea y Anita Álvarez de Toledo), más una cuidada realización escénica, a cargo de Martin Phillips. El vestuario fue otro componente clave del espectáculo, oficiando de marcador de secciones: primero, un segmento en el que los músicos tocaron las piezas del nuevo disco con atuendos de color negro, y, para la segunda parte, donde Cerati repasó sus títulos anteriores, el vestuario mudó hacia el color blanco, acompañando el cambio en la performance escénica.

LA POLÉMICA. Luego de este arranque vigoroso, mimado por los elogios, y antes de llegar a tierras orientales, esta gira hizo un pasaje por Santiago de Chile hacia fines de noviembre, donde la tranquilidad y la elegancia pop se vieron sacudidas por la polémica.

A poco de arribar al país transandino, Cerati tuvo que postergar el concierto, previsto para el sábado 28, para el lunes siguiente, debido a una amigdalitis purulenta -como él mismo la describió en su perfil en Twitter- que le provocó mucha fiebre. Poco tiempo después reiteró el mensaje debido a las reacciones de sus seguidores: "Lo siento, pero no hay posibilidades que arranque hoy (sábado), nuevamente repito, se pasa para el próximo lunes, misma hora. Disculpas ante todo".

Pero ahí no terminó la historia. En esa misma red virtual de micromensajes, Cerati también arremetió contra el periodista Marcelo Contreras, de El Mercurio. El texto no dejaba margen para la duda: "No manden a ese imbécil de Contreras a cubrir el show. Lo consideraría ofensivo y poco ético. Escribe mierda siempre". Contreras no se quedó callado, y varios medios del país transandino recogieron su respuesta. "Yo cuido mucho mis palabras, lo mío es profesional, sólo juzgo la obra, no a la persona. He dicho cosas buenas también pero se ve que él sólo repara en los no elogios. Es poco tolerante con las críticas y está acostumbrado a ser alabado en América Latina", dijo Contreras. Pero la ironía, previsiblemente, no quedó ahí: "Es un honor que él se preocupe por un cronista de música chileno".

FACTOR FUERZA. La anécdota -también previsiblemente- no afectó la respuesta del público chileno, ni la validez de la propuesta de Cerati. Pero dejó otra vez en evidencia ese poder que suelen invocar las estrellas del firmamento pop para sostener la condición de intocables e infalibles. Algo que no sólo se conquista con las cualidades de la materia artística, ni por estrategias comerciales bien diseñadas. También juega la intensidad afectiva, corporal, simbólica de los procesos de apropiación del público, lo que termina por construir una relación receptor-artista que va más allá de (pseudo) objetividades, y se mantiene alejada de toda racionalización crítica.

Uruguay, sin embargo, parece estar algo alejado de este tipo de ruido mediático, salvo para algunos casos puntuales. Y Cerati, también es bueno recordar, tiene aquí un público considerable, aunque es probable que no se ajuste a los parámetros de incondicionalidad, o fanatismo, como puede verse en otros países.

Por otro lado, el espectáculo que ofrecerá tiene todos los signos de un profesionalismo de alto nivel, tanto en materia visual como musical. Y lo mismo puede predicarse del material de Fuerza natural, donde sin descollar creatividad se luce en tres de sus facetas más destacadas: como guitarrista, compositor y productor.

Su manejo del estudio de grabación es impecable, con lo que logra, en sociedad con Héctor Castillo, un producto de alta competencia. Las mezclas, por ejemplo, destacan por su transparencia, algo no tan fácil de lograr a partir de los complejos entramados instrumentales y vocales que sostienen cada canción. Esto, obviamente, aumenta su valor a partir de la calidad de las interpretaciones vocales y, especialmente, en los sobrepoblados planos de guitarras.

A nivel creativo, sin embargo, la obra deja algunas dudas. Pese al oficio evidenciado en los diseños formales, las canciones, salvo excepciones (He visto a Lucy, es un caso), parecen zozobrar la superficialidad, en el golpe de efecto, y sólo logran salir a flote por algunos guiños sorpresivos estratégicamente ubicados.

Haciendo camino al andar de las canciones

Ahí vamos (2006). Es el disco solista inmediatamente anterior a "Fuerza natural", donde el ex Soda apostó a una entrega diferente, con mucha más dosis de creatividad. Entre los cortes de difusión estaban "Crimen", "La excepción", "Adiós", "Me quedo aquí".

SIEMPRE ES HOY (2002). Tercer trabajo solista que en Argentina llegó rápidamente a conquistar el Disco de Oro. Entre los músicos que participaron de su grabación, figuran como invitados Charly García, Domingo Cura, y Déborah de Corral.

BOCANADA (1999). Otro Disco de Oro en la carrera solista del ex Soda. Y un producto ambicioso, en el que participaron como invitados Flavius Etcheto, Leo García, Martín Carrizo y Fernando Nalé (otro de los nombres recurrentes en sus producciones).

AMOR AMARILLO (1993). Es el proyecto que inaugura una nueva etapa creativa de Cerati. Allí las canciones son el centro de un trabajo original en la producción, y que tiene como apoyo a viejos socios como a Zeta Bosio o Tweety González.

Un disco para escuchar con bastante detenimiento

Fuerza natural fue grabado y mezclado en Buenos Aires, en el estudio Unísono del propio Cerati, con un grupo de virtuosos músicos, muy similar al que participa de esta gira.

El primer corte de difusión, Déjavu, muestra una vocación por volver a varios caminos ya recorridos en sus anteriores trabajos solistas, e incluso de la época de Soda Stereo. Velocidad casi al borde del vértigo rítmico, muchas capas de guitarras, una percusión poderosa, y algunos sonidos electrónicos, siembran en la trama muchas referencias estilísticas (por ejemplo, Coldplay). No obstante, el resultado naufraga en un pop demasiado liviano, pero que rinde muy bien para la alta rotación en las FM y cadenas de televisión. Por otro lado, He visto a Lucy, muestra a un Cerati muy inteligente en el tratamiento poético y en el ensamble de un combo bluesero muy sólido. Un juego que también rinde bien en los aires folk de Tracción a sangre. Y del resto bien se podría decir que no hay mayor novedad que confirmar el oficio compositivo.

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