THE NEW YORK TIMES | IAN SPELLING
El mundo de los espías ha estado despoblado últimamente, pues ni James Bond ni Jason Bourne han estado en servicio activo. Pero no hay que temer, pues Johnny English viene a llenar ese hueco.
Y lo hace corriendo, saltando, en paracaídas, en trineo de nieve e incluso en silla de ruedas de alta velocidad. Ocho largos años después del sorpresivo éxito de la parodia de espionaje Johnny English (2003), Rowan Atkinson regresa a la acción como el bien intencionado pero balbuceante agente del MI-7 en Johnny English recargado.
"Sería mentira decir que estuve trabajado empeñosamente en la continuación durante estos ocho años, pues no es el caso", advierte Atkinson, entrevistado por teléfono desde su casa cerca de Oxford, Inglaterra. "Estábamos pensando en hacer una continuación cuando normalmente se piensa en eso, es decir, unos dos o tres años después del estreno original. Recuerdo que la primera reunión para ver el libreto de esta película fue en 2004. Seguimos así unos 18 meses y estábamos llegando a algo, pero no fue mucho. Entonces decidimos suspenderlo y trabajar en una película de otro de mis personajes, Mr. Bean. De ahí salió Las vacaciones de Mr. Bean en 2007".
"Después decidí hacer un musical", continúa. "Interpreté a Fagin en una reposición de Oliver` en el West End de Londres, hace dos años. Hacer eso me llevó tiempo. Luego, finalmente, hacia fines de 2009, nos pusimos de acuerdo para trabajar en la continuación de Johnny English. Y finalmente aquí estamos".
Es evidente que Atkinson, de 56 años de edad, no extrañó interpretar a Johnny English. De hecho, revela, no está muy apegado a ninguno de los papeles que ha creado, una entrañable gama en la que figuran el inepto Edmund Blackadder, de las diversas series Blackadder, el torpe Mr. Bean, el nervioso Zazu de El rey león (1994), y el titubeante padre Gerald en Cuatro bodas y un funeral (1994).
"No me pongo sentimental con mis personajes", asegura Atkinson. "Disfruto mucho el trabajo de interpretarlos, si son divertidos de como pienso que es Johnny English. De hecho, es un personaje bastante interesante, pues no es un tonto de capirote, no es un idiota por completo. Lo que pasa es que no es tan bueno como él cree que es". La esencia de su gracia es la brecha entre lo bueno que cree ser y lo que realmente es. Es ese esfuerzo desmedido, esa ambición que va más allá, combinado con un extraño engreimiento y arrogancia, lo que lo mete en muchos problemas.
"Y todo eso, combinado con una extraña clase de decencia, creo yo", agrega. "La verdad es que pensamos que él es un buen hombre. No es perezoso, es valiente, quiere llevar a cabo las misiones. Es muy entusiasta. Lo que pasa es que no es un espía natural, por decirlo así".
Johnny English recargado empieza cuando el malhadado espía está entrenando en un monasterio en un remoto confín de Asia y es llamado por el MI-7 para proteger al primer ministro chino de una amenaza de asesinato. En este intento de evitar una crisis diplomática global participan también Pegasus (Gillian Anderson), la seria jefa del MI-7; y Kate (Rosamund Pike), una atractiva psicóloga de conducta. Al lado de English, en la misión está también su inesperado compañero nuevo, el agente Tucker (Daniel Kaluuya) y el héroe personal de English, el agente Uno (Dominic West).
Aparte de la evidente lógica comercial de hacer una continuación de cualquier película, dice Atkinson, el objetivo debe ser hacer algo diferente y mejor. Johnny English recargado es lo uno y lo otro, considera Atkinson, pues es más sofisticado, con una misión y una historia que son más creíbles de lo que fueron en la primera película.
"Creo que es una comedia de suspenso bastante ingeniosa", señala, "más que una parodia de espías barata y alegre. Pienso que el espectador realmente estará interesado en saber qué sucede a continuación, que es algo que no diría de todo momento de la primera película. Ahí solo estaban esperando el siguiente chiste".
"En esta, pienso que más bien estarán apoyando al personaje", continúa Atkinson, "y pienso que hicimos que el personaje pasara por muchas más pruebas. Lo sometimos a muchas más pruebas y lo llevamos a través de una gama más amplia de emociones. Así que creo que es más tridimensional, de hecho, de lo que fue. Y pienso que eso es bueno pues, como le decía, el resultado neto es que el espectador lo vitorea".
Es evidente que los espectadores están disfrutando la segunda salida de Johnny English: la película ya se estrenó en quince mercados de todo el mundo y, en trece de ellos, debutó en el primer lugar. Su éxito inicial indica que no tendrán que pasar otros ocho años para que Atkinson vuelva a tomar al personaje.
"Bueno, sería tonto dejar pasar otros ocho años para volver a verlo", admite. "Pero no sé si tenga otra película realizando el personaje. Todavía no hemos tenido ninguna de estas conversaciones. Podría ser pero todavía no ha ocurrido".
La verdad sea dicha, Atkinson no actúa con mucha frecuencia. En los ocho años transcurridos entre las dos películas de Johnny English tuvo papeles de invitado en un puñado de programas de televisión británicos e hizo breves apariciones en Realmente amor (2003) y Keeping Mum (2005), pero Las vacaciones de Mr. Bean (2007) constituyó su único papel protagónico.
"Pienso que hay dos factores", explica. "Primero, me gusta tener mucho control sobre todo lo que hago. Ese quizá sea el principal problema. Si uno es así, si hace una película, no puede hacer como la mayoría de los actores, que se aparecen durante cinco semanas de rodaje y luego se van, para hacer otra película dos semanas después. Yo tiendo a estar presente desde la primera reunión de libreto hasta la última mezcla de sonido. Si uno se dedica de esa manera, cada proyecto cinematográfico nos va a llevar por lo menos dos años y posiblemente cuatro".
"En segundo lugar, no pienso que me puedan seleccionar para hacer películas de otra gente", continúa Atkinson. "Pienso que soy una persona difícil de meter en un papel pues tengo un estilo de actuación bastante singular y no me adapto fácilmente. Y traigo mucho equipaje conmigo debido a cosas como Mr. Bean y Johnny English. En el público hay un concepto bastante fuerte acerca de quien soy, que es lo que hago y lo que hago bien, y pienso que es difícil que los productores se adapten a eso".
"Otro problema, de hecho, es que no vivo en Los Angeles", agrega el actor. "Siempre he querido vivir en Gran Bretana y, cuando insistimos en ello, entonces no estamos disponibles para hacer las pruebas, lecturas de libreto o cualquier otra cosa que haga falta para complacer a la máquina hollywoodense".
"Por fortuna, he tenido la suerte de contar con Working Title, la empresa con la que he hecho todas mis películas, desde Cuatro bodas y un funeral, afirma. "Es una compañía con sede en Gran Bretaña, con actitudes británicas pero con presupuestos casi de Hollywood, lo cual es un raro privilegio".
La aparición más reciente de Atkinson en las noticias no tuvo relación con ninguna película. A principios de agosto se estrelló con su auto deportivo McLaren F1, resbalando en un camino mojado y yéndose a estrellar contra un poste y un árbol.
Se ríe cuando se le pregunta quién se llevó la peor parte del impacto, él o el McLaren.
"Creo que el McLaren, realmente, que es lo justo", responde Atkinson. "Me rompí el omóplato, pero está soldando bastante bien. Tendré que ir a terapia física cuando la cura esté más avanzada. Pero el auto es otra cuestión".
Una saga de espías y humor
En 2003, "Johnny English" se convirtió en un inesperado éxito comercial con su historia que parodiaba claramente las sagas de espías sofisticados tipo James Bond, Derek Flint o Matt Helm. Dirigida por Peter Howitt, la película contaba como un inesperado ataque desbarataba casi totalmente la organización de MI-7 (la agencia de espionaje para la cual trabajaba English), y éste acababa convirtiéndose en el último baluarte para salvar la civilización. ¿Usted confiaría en él? (Todo depende del aguante que se tenga con respecto a Rowan Atkinson).
Sea como sea tuvo éxito, y ello explica la aparición, ocho años después, de esta secuela dirigida por Oliver Parker, y en la que también actúan Rosamund Pike, Dominic West y Gillian "Scully" Anderson.