El riesgo de los antidepresivos

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Una importante advertencia para la salud: reacciones adversas asociadas con este producto pueden incluir sequedad en la boca, náuseas, dolor de cabeza, ansiedad e insomnio, ¿Y asesinato?

Era solamente cuestión de tiempo antes de que Hollywood, donde los antidepresivos son tan comunes como las pastillas de menta, los convirtiera en el tema de un "thriller" de alto voltaje.

La película, llamada Side Effects ("Efectos secundarios") y dirigida por Steven Soderbergh, se estrena en los Estados Unidos el 8 de febrero. Su elenco incluye a Rooney Mara, Jude Law, Channing Tatum y Catherine Zeta-Jones.

El estreno ha venido acompañado también de un "efecto secundario": el anuncio del retiro de Soderbergh, un director inusualmente prolífico desde su debut en sexo, mentiras y video en 1989, quien continúa insistiendo en que Side Effects será su última película. El director dice que se dedicará a la pintura, la escritura, el teatro o la televisión. Cualquier cosa, excepto un nuevo largometraje. "Será lo último que haga en mucho tiempo", afirma.

CLASICISMO. De ser así, el (acaso) último film de Soderbergh se presenta como un intento de "thriller" clásico, una rareza en un Hollywood que se ha volcado hacia vastas fantasías como El Hobbit o en películas políticamente motivadas como la (previsible en su mensaje) denuncia de los abusos de la explotación petrolera como Promised Land.

Side Effects resulta cualquier cosa excepto previsible cuando se introduce en un mundo de medicina psiquiátrica que se ha vuelto muy familiar para decenas de millones de personas que utilizan medicamentos recetados que alteran la conducta. Zoloft, Prozac, Wellbutrin, Effexor, son algunos de los que se mencionan en la película.

Emily Taylor, interpretada por Mara, ha estado esperando fielmente que su esposo, encarnado por Tatum, vuelva de la prisión donde ha estado encerrado por fraude financiero. Está emocionada, nerviosa, y sufre de depresión.

Jude Law, un psiquíatra de Manhattan, la trata con Ablixa. Es una droga ficticia basada en varias reales que dan lugar a rosados comerciales de televisión y abundantes letanías acerca de posibles efectos secundarios. (Zeta-Jones es una profesional de la ley). Pero las cosas empeoran. Igual que en los prospectos de advertencia.

"Hemos visto gente bajo los efectos de estos medicamentos a los que les sucede toda clase de cosas", dice Sasha Bardey, un psiquiatra neoyorquino que es también coproductor de Side Effects.

La historia surgió, de hecho, de las experiencias de Bardey en el hospital de la prisión de Bellevue Hospital, donde trabajó más de veinte años con pacientes extremadamente enfermos, muchos de ellos derivados desde la cárcel de Rikers Island para su tratamiento. Scott Z. Burns, que escribió Side Effects, que estuvo en Bellevue mientras trabajaba en la teleserie Wonderland, conoció a Bardey y se convirtió en su amigo.

En cierto momento los dos decidieron crear una historia para el cine sobre la intersección de psiquiatría y crimen, y vieron la creciente atracción de la población de los Estados Unidos por los antidepresivos como un posible eje.

"Vivimos en un mundo donde todos quieren una rápida solución para sus problemas", dice Bardey. La proliferación de antipresivos, agrega, los ha convertido en una suerte de "curalotodo", pero también ha multiplicado ampliamente sus efectos negativos en gente que hace diez años no se hubiera considerado lo bastante enferma para necesitarlos.

Burns, libretista de otros films de Soderbergh como Contagio, y productor de Una verdad inconveniente, escribió inicialmente su libreto con el título de Bitter Pill ("Píldora amarga"), con la intención de dirigirlo. Iba a producirlo la división Miramax de Disney, pero desistió. Finalmente Soderbergh dijo: "Siempre me gustó ese libreto. ¿Por qué no puede ser mi última película?"

CONFLICTOS. Desde el principio Side Effects fue pensada para evitarse problemas con las grandes compañías que hacen y venden las drogas verdaderas. "Dediqué más tiempo para hablar por teléfono con mi abogado que en todos más otras películas", dice Burns.

Con la ayuda de Bardey, Ablixa, una marca ficticia para un compuesto igualmente ficticio, "alipazone", fue creada con su propia lista de efectos secundarios, e incluso una falsa página web. La páginas luce lo bastante real como para provocar montones de mensajes interesados.

La película también cuenta acerca del estudio de otra droga de ficción, Delatrex. Pero "el resto es todo real", dice Bardey.

Un médico que vio la película en una reciente exhibición en Nueva York casi se va de la sala, hasta que se dio cuenta de hacia dónde iba el asunto. "Estaba muy enojado, y me dijo: `Casi me voy", dice Burns. "Lo había tocado".

Soderbergh dice que su propia experiencia con drogas con receta llega apenas hasta Inderal, que le fue recomendada por un colega cineasta para reducir la ansiedad antes de tener que hablar en público. "Es una droga milagrosa", asegura.

Inmediatamente después de terminar "Side Effects" Soderbergh se abocó al rodaje del telefilm Behind of the Candelabra, una biografía del célebre y extravagante pianista Liberace, actualmente en postproducción. El elenco es interesante: Michael Douglas como Liberace, Matt Damon como su amante masculino Scott Thorson (en un libro escrito por el cual se basa el libreto), y gente como Rob Lowe, Dan Aykroyd, Scott Bakula y Debbie Reynolds en algunos de los papeles secundarios.

Fue una película de trámite algo tempestuoso. Soderbergh la había pensado, en principio, para la pantalla grande, pero se encontró con que varias compañías a las que quiso interesar en la producción la rechazaban por considerarla "demasiado gay" (pensándolo bien, Liberace fue "demasiado" en cualquier cosa que haya emprendido en su vida). Finalmente consiguió que HBO, una cadena de cable que suele apostar a los temas "arriesgados", aceptara hacerse cargo de la producción. Quizás por eso Soderbergh están pensando cambiar el cine por la televisión, entre otras cosas.