El racismo desde un humor mordaz

| El actor describió con gran ironía las relaciones sociales de su país, principalmente el racismo

El sábado por la mañana falleció en su casa de Valle de San Francisco el mordaz comediante estadounidense Richard Pryor, de 65 años de edad. El artista, que padecía desde hace años una enfermedad degenerativa del sistema nervioso (esclerosis múltiple), murió a causa de un ataque cardíaco, según informó su representante Karen Finch.

Considerado al inicio de su carrera un cómico corriente y hasta vulgar, fue su lenguaje y perspicacia para describir la vida moderna lo que lo convirtió en uno de los comediantes más populares de su generación, principalmente por su capacidad para plantear desde un humor franco y frontal las relaciones raciales en su país. Por eso, una vez declaró que se asombraba "de vivir en un Estados Unidos racista, sin tener ninguna educación formal, y que incluso así mucha gente me quiere y le gusta lo que hago, y me puedo ganar la vida gracias a eso".

Ese estilo inconfundible, que plasmó en una serie de comedias en los años 70 y 80, lo convirtió en una de las estrellas mejor pagadas de Hollywood, siendo uno de los primeros artistas negros con suficiente peso en la industria cinematográfica, firmando —por ejemplo— en 1983 un contrato por 40 millones de dólares.

Su humor audaz influyó sobre artistas tan variados como Eddie Murphy, Arsenio Hall, Damon Wayans, Robin Williams y David Letterman. Sin embargo, en sus últimos años, su estilo implacable se había suavizado, y sus películas se convirtieron en una forma fácil de hacer dinero, como él mismo reconoció, afirmando que había hecho "cosas fantásticas y cosas no tan buenas. Lo mejor y lo peor".

Pryor, que tuvo seis hijos y se casó seis veces, mantuvo su humor hasta en los peores momentos, como cuando hizo bromas al confirmarse el diagnóstico de su enfermedad. Pero al margen de las anécdotas sobre su temperamento lleno de gracia, quedará en la memoria de la gente toda una larga lista de películas que marcaron época, divirtiendo a millones de personas de todas partes del mundo. Títulos como Un mundo aparte (de 1976), Un héroe en apuros (1982) o Los reyes de la noche (1989), en la que actuó con Eddie Murphy bajo su dirección, vivirán en el recuerdo de un público siempre dispuesto a reír con él.

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