FABIAN MURO
Este viernes se estrena Roma, la más reciente película del cineasta argentino Adolfo Aristarain. El director pasó por la capital uruguaya junto a Susú Pecoraro, quien interpreta al personaje que le da título a la película, para hablar del trabajo número 13 en una filmografía que incluye producciones como Ultimos días de la víctima, La parte del león, Tiempo de revancha, Un lugar en el mundo, Martín Hache y Lugares comunes, entre otras.
La película se centra en las peripecias de un personaje "que llega tarde a todo", según el director, quien escribió el guión de Roma junto a su esposa Kathy Saavedra y al también director y guionista español Mario Camus. A través del relato de Joaquín Góñez, personaje interpretado alternadamente por Juan Diego Botto y José Sacristán, Roma narra por un lado un trozo de la historia argentina a partir de la década de los años cincuenta hasta principios de los setenta. Por el otro, también cuenta buena parte de la vida de Góñez, un escritor que al comienzo de la película se aboca a escribir su autobiografía. Eso pretexta largos flashbacks que constituyen lo medular del relato de Roma, una película ambiciosa tanto en lo narrativo como en lo visual, ya que cuenta con una esmeradísima reconstrucción de época.
La breve definición dada por el director es la única que suscribe: "Nunca me planteo un tema para una película. Todo empieza con los personajes y de ahí surge todo lo demás. Si hubo algo en lo que coincidimos con Mario o Kathy, era en eso: la historia de un tipo que llega tarde a todo. Cuando tiene que tomar las decisiones no lo hace y cuando lo hace, es demasiado tarde. Creo que esa es la única referencia concreta", dice el realizador.
En la historia de ese personaje, modelado en gran parte a partir de la experiencia de vida del propio Aristarain, la figura de Roma tiene una presencia preponderante. La actuación de Pecoraro ha sido calurosamente elogiada por la crítica, que en algún caso ha llegado a calificarla de "la mejor de su carrera". Al respecto, la actriz sonríe: "Tal vez sea porque he tenido la oportunidad de hacer un personaje tan bien escrito. Las mujeres estamos como acompañando siempre, ¿no? Pero Roma me permitió transmitir cosas que van más allá de ser la ‘mujer de’. Creo que estoy en un buen momento expresivamente, por muchas cosas: por el oficio, por la experiencia de vida, por los cambios que he tenido como mujer. Ya no estoy para las heroínas románticas, bellas, jóvenes y todo eso. Sí para papeles que me permiten expresar cosas más sabrosas, mucho más fuertes. Pero para que eso ocurra, tenés que dar con el personaje y tenés que tener la edad, también (ríe)".
Los elogios también se extienden al director, de quien se dijo que es "el John Ford argentino". "¡Ojalá!", exclama entre risas. "Es una comparación muy halagadora, pero exagerada. Todos intentamos... bah, no todos, pero a muchos nos gustaría alcanzar la grandiosidad de Ford. Tal vez esa comparación sea porque estoy muy convencido de lo que hago y eso coincide con algunos postulados de Ford. Como cuando decía ‘las historias se cuentan con las caras de los actores’. De eso estoy totalmente convencido. Una puesta de cámara muy bonita y que dure diez minutos la hace cualquiera, pero lo que importa es qué es lo que le está pasando a esa gente que está en la pantalla".
El director agrega que el trabajo con los actores es el más estimulante "Siempre fue así. Jamás hice una puesta de cámara para luego indicarle cómo tienen que moverse dentro del cuadro. Primero ensayo con ellos y luego pienso en la cámara. Además, siempre cuento con buenos actores y esta vez no es la excepción. Pasó muchas veces que mi idea de la toma correcta era la que ellos tenían. Apenas decía ‘corte’, tanto ellos como yo percibíamos que esa toma era la que iría, ahí había verdad y magia".
Aristarain dice que el personaje de Góñez está inspirado en su propia vida: "Yo también era el ‘vago’ de la familia, que pretendía otra cosa que un trabajo ‘como la gente’. Mi madre me defendía. ‘Dejénlo’, decía cuando mis parientes decían que agarrara para las ocho horas. Luego, cuando se estrenaron mis primeras películas, ella llevaba los diarios a los parientes y se los refregaba en la cara. ‘¿Vieron? El vago sale en los diarios’, decía orgullosa".
Cineasta del mundo
La película de Aristarain ha cosechado muchos elogios en Argentina —todos los matutinos la calificaron como muy buena—no sólo por las destacadas interpretaciones de Pecoraro, Botto, Gustavo Garzón y Marina Glezer, entre otros. También por el dominio narrativo del director, al que no le gusta el título "realizador argentino": "Descreo de la nacionalidad. Soy argentino, pero rezongo mucho cuando los críticos ven una película argentina que más o menos le gusta y dicen que ‘no tiene los viejos vicios del cine argentino. ¿Cuáles son esos vicios? El hecho de pertenecer a un país, sea el que sea, no influye en las cualidades o defectos de tu narrativa. Sí afecta al cine desde el punto de vista de los medios de producción. Ahí sí tenemos una pertenencia muy clara, muy definida y muy opresora por el hecho de filmar en determinados países. En eso sí, el cine se puede dividir en nacionalidades, pero no en lo narrativo", concluye con algo de vehemencia el cineasta.