MATIAS CASTRO
Ayer Walter Tournier y su equipo presentaron por primera vez en pantalla grande varios adelantos de su primer largo: "Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe". Y lo que se vio promete una superproducción animada.
Se hizo esperar unos diez años, pero ahora Selkirk, el pirata real cuya historia inspiró lo que Daniel Dafoe escribió en la novela Robinson Crusoe, está por ver la luz. Lo hará en una película de muñecos animados dirigida por Walter Tournier y producida en conjunto con socios de Chile y Argentina, que se estrenará en cines en febrero. A la hora de llegar al cine será el primer largometraje uruguayo de animación y poco después será seguido por Anina, otro largometraje animado uruguayo, pero que utiliza técnicas tradicionales de dibujo. Junto a todo su equipo, autoridades nacionales y sus distribuidores locales, el animador presentó ayer un avance y un abarcativo documental sobre la producción del film.
La experiencia de Tournier en la animación es larguísima y lo que se vio en el avance y en el detrás de cámaras dan la impresión de que todo lo aprendido está al servicio de esta superproducción. Describir así la película no es antojadizo sino que responde al despliegue que se ve en pantalla: puertos británicos con decenas de personajes animados, locaciones de las más variadas, un barco atacado por una planta marina, muchos piratas en acción y varias secuencias de pelea. Todo está recorrido con un sentido del humor que marca el ritmo desde el comienzo.
Uno de los detalles que llamaron la atención sobre el avance, y que tal vez pueda causar cierto extrañamiento entre el público uruguayo, tiene que ver con las voces de los personajes. Las voces suenan en castellano neutro, cosa que responde al amplio espectro de público al que apunta la película (y también a que no ocurre en Uruguay). Una asesora los ayudó para corregir algunos aspectos del vocabulario para evitar algunos localismos (el director dio el ejemplo del cambio de "poroto" por "frijol").
Tournier, además, explicó durante su presentación que las voces se grabaron en Argentina con profesionales de larga experiencia que trabajaron en dos instancias. Primero grabaron sus voces, luego se filmó y, en el último año, se volvieron a grabar algunas secuencias para mejorar algunos aspectos. El poder ver en pantalla la acción de los personajes a los que habían dado voz les aportó una cuota extra de entusiasmo para esta parte del proceso.
En el video detrás de cámaras se pudo ver todo el proceso, desde el comienzo con los diseños del artista Tunda Prada hasta la casi artesanal construcción de los personajes. Tournier y su equipo de animadores, entre los que están su hijo, Juan Andrés Fontán y el talentoso Pablo Turcatti, armaron los esqueletos de las marionetas con piezas creadas por ellos en un proceso que tiene pocos puntos de comparación en el mundo. Sobre eso se aplicó el cuerpo y se modelaron los rostros con los diseños de Tunda. El vestuario fue un proceso aparte, también documentado, ya que se diseñó toda la ropa de los personajes con cuidado de todos los detalles.
A la hora de la eventual edición en DVD de esta película, la inclusión de este documental o de otros que ilustren el proceso de trabajo podrían enriquecer muchísimo la experiencia. Después de todo, no solamente se trata de una película de aventuras sobre un pirata inglés que sobrevivió cuatro años solo en una isla frente a Chile, sino también de una historia de diez años de desarrollo de un proyecto único en Uruguay.
Ayer, durante la presentación pública, el productor Esteban Schroeder dijo que la película también implicó el desarrollo y establecimiento de un modelo de trabajo que, desde su punto de vista, tiene mucho potencial para el país. Si el barco de Selkirk llega a buen puerto (o puertos) es probable que así sea.