Entendámonos. Hay que dejar en la puerta de la sala los prejuicios intelectuales y hasta las aficiones por el cine de "arte y ensayo". Esta película es una "remake" (o una secuela, o una mezcla de ambas cosas) de Diabólico, un asunto de terror de clase Z que Sam Raimi dirigió hace unas tres décadas y que se convirtió en un film de culto.
Su anécdota sigue de cerca la de aquel modelo: cinco amigos (dos hombres, tres mujeres) se reúnen en una aislada cabaña en el bosque, esta vez para buscar el adecuado aislamiento en el que desean ayudar a una de ellas a romper definitivamente con las drogas. Alguien encuentra un antiguo libro con extraños dibujos y misteriosos conjuros, y uno de los integrantes del grupo comete el error capital de pronunciar en voz alta uno de esos encantamientos. Eso basta y sobra para desencadenar a las fuerzas del Mal.
Quienes conozcan Diabólico (película que puede ser evocada indistintamente como un bodrio o como un delicioso y truculento ejercicio "camp") saben bien lo que sigue. Varios de los personajes son sucesivamente poseídos por los demonios tan irresponsablemente invocados, y se desata una orgía de sangre, desmembramientos, muertes por incendio, enterramientos de gente todavía con vida y otros recursos clásicos del cine de horror, versión "gore". Porque "gore" (la variante del género basada en la sangre y el espanto explícitos, en lugar de la sugerencia o la creación de atmósferas) es el nombre del juego. Siguiendo seguramente de cerca los consejos de su productor Raimi, el uruguayo Fede Álvarez ha construido una auténtica montaña rusa que avanza sin pausas de un sobresalto a otro, y respeta básicamente su modelo aunque se permite algunas originalidades interesantes.
Similitudes: la ambientación, las líneas generales de la historia, los enérgicos "travellings" con cámara subjetiva en avance que ilustran la aproximación de la amenaza. Diferencias a favor de Álvarez: mayores valores de producción, un nivel técnico competente, algunos pequeños toques de libreto (¿Álvarez?, ¿Sayagués?, ¿la mano invisible de Diablo Cody?) que revelan una cuota de reflexión.
Una vieja frase del mundo del teatro aconseja que si alguien muestra un revólver en el primer acto, esa arma debe ser usada luego en la obra. En Posesión infernal no hay revólveres (sí una escopeta), pero los guionistas se han preocupado por introducir por lo menos otro objeto aparentemente insignificante que luego va a importar. Más llamativo puede ser empero el empeño en otorgar a uno de los personajes principales de un "background" psicológico que le permite al film construir un arco dramático consistente, y a partir allí a un desenlace satisfactorio.
Más vale que los enemigos del "gore" no se acerquen al cine, por supuesto: la sangre y los miembros mutilados salpican para dodos lados. Los aficionados encontrarán en cambio otras satisfacciones: un relato compacto y sin desvíos (la película dura exactamente noventa minutos), una tensión que no cede, dos o tres giros sorpresivos de anécdota. El elenco hace lo que puede con los personajes que les han caído en suerte; quien puede más es Jane Levy, simplemente porque tiene más personaje (en el otro extremo, el papel de Elizabeth Blackmore es tan soso que cuando no está en cuadro uno no se acuerda de ella).
Desde Uruguay es inevitable ver el film con una simpatía suplementaria. Para el director Álvarez constituye un paso importante en su carrera. Hasta ahora había hecho cuatro cortos, y uno de ellos (Ataque de pánico) había impresionado bastante con su descripción de una invasión extraterrestre a Montevideo. En Posesión infernal se muestra como un profesional realmente competente: hay varios films de horror en cartelera, y el suyo es el mejor de todos. La industria puede confiar en él para proyectos más ambiciosos. ¿Un autor en ciernes? Esa es otra historia. El tiempo lo dirá.
POSESIÓN INFERNAL
FICHA
EE.UU. 2013. Título original: Evil Dead. Director: Fede Álvarez. Guión: Fede Álvarez, Rodo Sayagués, Diablo Cody. Fotografía: Aaron Morton. Música: Roque Baños. Producción: Bruce Campbell, Sam Raimi, Robert G. Tapert. Intérpretes: Jane Levy, Shiloh Fernandez, Lou Taylor Pucci, Jessica Lucas, Elizabeth Blackmore.