Diego Villalba en Estados Unidos

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La sala de exposiciones de la Embajada del Uruguay en la ciudad de Washington presenta una muestra de Diego Villalba, montevideano nacido en 1972, cuya producción ha tenido una amplia presencia pública durante los últimos 20 años, tanto en el país como en el exterior.

Pero Villalba no se detendrá en Washington. Para el jueves 8 anuncia otra exposición, esta vez montevideana, que junto a un par de colegas realizará en el nuevo espacio de la Galería de la Ciudadela, que cumple 30 años de actividades en la planta baja de la Torre 3 del World Trade Center, en el Buceo. La obra de Villalba se apoya en una técnica donde intervienen la pintura, el collage, la fotografía y el dibujo, para elaborar imágenes de laborioso proceso que funcionan como un gran libro ilustrado, en el que el artista inscribe sus figuras y su caligrafía.

De esas estampas y esos textos emana una atmósfera literaria pero también una sensación próxima a la cartografía, como si se tratara de planos o mapas donde el pintor engarza estampas superpuestas, cuyos recuadros quedan suspendidos en el paisaje para flotar sobre él y aportarle sugerencias.

Esa obra, que se expone bajo el título de Silencios elocuentes, tiene el atractivo iconográfico de los paisajes intervenidos, donde la presencia de recortes y de objetos impresos invade la composición con referencias múltiples, desde la religiosa hasta la de la fauna, persiguiendo una cosmovisión donde la vida parece brotar de fuentes simultáneas y variadas que enriquecen esa trama visual, revelando la inquietud con que Villalba se asoma a las realidades del mundo y las esparce en sus papeles y telas.

El efecto se potencia con el agrupamiento de paneles en estructuras de gran formato, donde a veces despeja sus diagramas para obtener una secuencia de imágenes al óleo más desnudas, en las que asoma gradualmente una forma única y avanza sobre el campo visual, como una idea que asaltará poco a poco el espacio -o la cabeza- que la recibe.