Deberíamos acordarnos de esto

| Relanzamiento. Hollywood celebra los setenta años del clásico film de Bogart y Bergman

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La leyenda cumple setenta años. La fecha exacta de su estreno mundial en Nueva York fue el 26 de noviembre de 1942, de manera que todavía hay tiempo. Pero Hollywood ha comenzado ya a conmemorar a "Casablanca".

Un versión restaurada de Casablanca ha comenzado a exhibirse en salas de "arte y ensayo" norteamericanas, y se prepara el lanzamiento de un cofre especial de DVD y Blue-Ray con el film y varios extras

En un documental con motivo de los 75 años de la fundación de la empresa Warner Brothers, una cantidad de figuras de Hollywood fueron interrogadas acerca de cuál era, en su opinión, la mejor película que saliera de esos estudios. Todos, con una sola excepción, respondieron Casablanca. Jack Warner, dueño de la empresa, contestó en cambio (tal vez con más razón) El tesoro de Sierra Madre de John Huston.

Para una generación de cinéfilos por lo menos, el film dirigido por Michael Curtiz e interpretado por Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Claude Rains, Paul Henreid, Peter Lorre y otros famosos está considerado como uno de los mejores de la historia. ¿Lo es realmente?

Probablemente no, pero quizás venga a cuento una frase de la ácida crítica norteamericana Pauline Kael (bautizada Miss Veneno por el no menos ácido Norman Mailer), quien decía en cambio que Casablanca era un ejemplo de lo disfruta- ble que podía resultar una mala película.

¿Mala película entonces? Seguramente tampoco. Es dudoso que sea la mejor película de la historia, y ni siquiera de la historia de Hollywood: no compite con El ciudadano o Sed de mal de Welles, con Viñas de ira, Qué verde era mi valle o Un tiro en la noche de Ford, con Lo mejor de nuestra vida o La heredera de Wyler, con Río Bravo o ¡Hatari! de Hawks, con América América de Kazan, con Psicosis o Intriga internacional de Hitchcock, con Imitación de la vida de Douglas Sirk, con El tesoro de Sierra Madre, Mientras la ciudad duerme y otras cosas de Huston, con películas de Griffith, Stroheim, Sterberg, Chaplin o Keaton.

Tal vez sea, empero, algo menos trascendente pero no menos entrañable: una pequeña obra maestra del "biógrafo", como llamaban nuestras abuelas al cine. Es decir, las películas que no son "arte cinematográfico" sino sólido entretenimiento de matinée, con acción, romance, heroísmo, diálogos ingeniosos y un elenco interesante. Ocurre un poco lo mismo con Lo que el viento se llevó, una película superior a Casablanca cuyos defectos son igualmente obvios, pero que despierta empero una atracción irresistible.

Por supuesto, los fanáticos no van a estar de acuerdo. Incluso una institución presuntamente respetable como el American Film Institute la tiene como la tercera mejor película norteamericana de todos los tiempos, con lo cual comete dos disparates en lugar de uno (la primera es, razonablemente, El ciudadano, pero la segunda es, absurdamente, El padrino). Ya se sabe empero que no hay nada más opinable que lo opinable.

Y más allá de opiniones queda algo ya planteado por Umberto Eco: ¿por qué funciona Casablanca? El intelectual italiano ha propuesto una explicación: resume en una película todos los clisés de Hollywood, sin que falte uno. Si uno quiere mostrarle al mundo o al resto del universo cómo era una típica película de estudios de los años cuarenta, muéstrele Casablanca. Ahí está todo.

Irónicamente, mientras la hacían nadie sabía lo que estaba pasando, y es una muestra del buen oficio de la industria cinematográfica norteamericana de entonces que ese caos no se note en el film. Basado en una obra de teatro nunca representada, el libreto fue escrito sobre la marcha, mientras el rodaje se llevaba a cabo. Ingrid Bergman llegó a decir que nunca entendió del todo a su personaje, y con la filmación avanzada el equipo no había decidido cuál sería el final (¿se quedaría Ingrid con su enamorado Bogey, o se iría con su esposo el resistente Paul Henreid?

Película de circunstancias en la que sus responsables no creían demasiado, sospechosa de cinismo para los guardianes de izquierda de la moralidad que rodeaban al gobierno de Roosevelt, Casablanca se las arregló empero para entrar en poco tiempo en la leyenda. Ganó los Oscar a mejor film, director y libreto (Bogey se fastidió por no conseguir el de mejor actor, que recién le dieron por La reina africana). Y aunque el diálogo a veces rechina (Ingrid a Bogey: "¿Es eso artillería, o son los latidos de mi corazón?"), el buen oficio de Curtiz salva casi siempre el día.

Y Casablanca está de vuelta. Citando la inolvidable canción As times goes by, cabe decir: "You must remember this". Debes recordar esto.

El sistema de estudios funcionando en el máximo de su esplendor

Una persistente leyenda de Hollywood sostiene que en noviembre de 1941 se encontraron en la cantina de la empresa Warner los directores Michael Curtiz y Howard Hawks. Mientras bebían algo se pusieron a charlar acerca de qué estaban haciendo. Hawks habría respondido: "Me dieron a dirigir algo llamado `Casablanca`, pero no me convence". Curtiz contestó con algo parecido: "Me encargaron una historia de guerra llamada `El sargento York`, con Gary Cooper, y tampoco me convence". Siguieron hablando sobre los respectivos proyectos, y uno de los dos tuvo la idea. "¿Qué tal si los cambiamos?". Fueron a hablar con Jack Warner, uno de los magnates de la empresa, le plantearon el tema, y Warner dijo que sí. Hawks acabó dirigiendo "El sargento York", que no es una de sus mejores películas, y Michael Curtiz terminó con "Casablanca", que es acaso la más recordada de sus 173 películas, entre las manos.

Aunque Hawks es por supuesto un realizador mucho más personal que Curtiz y "Casablanca" no encaja tan cabalmente en su universo que otras cosas que hizo (pensándolo bien, "Sargento York" tampoco), cabe sospechar que en algún momento pensó que había cometido un error al aceptar el cambio. En 1944 hizo "Tener o no tener", otro asunto de espionaje y guerra inspirado en una novela de Ernest Hemingway, progagonizado por Bogart y Lauren Bacall. De hecho fue el resultado de una apuesta (le había dicho a Hemingway: "Puedo hacer una buena película con tu peor libro"), y si ha quedado en la historia es, sobre todo, como la película en la que Bogey y Lauren se encontraron por primera vez (es también la que tiene la célebre línea de Lauren le dirige a su compañero: "Si me necesitas, silba. ¿Sabes cómo se hace, no? Uno junta los labios y sopla").

"Tener o no tener" no es lo mejor de Hawks pero es bastante "hawksiana". Pero hay algo más llamativo en ella: hay secuencias enteras que remiten a "Casablanca". El Viejo Zorro Gris (como lo llamaba Ford) trató de corregir un error.

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