JORGE ABBONDANZA
La agitada relación de una señora burguesa con su empleada doméstica es el tema de Cama adentro, el primer film del joven director argentino Jorge Gaggero, actualmente en rodaje. En el papel protagónico figura Norma Aleandro, que estaba encantada desde hace tiempo con el libreto de Gaggero pero debió postergar la filmación por compromisos artísticos en Buenos Aires y en España. Ahora, finalmente, con Aleandro al alcance de la mano, este realizador debutante ha podido sacarse el gusto de rodar su historia, en la que esa famosa actriz está acompañada por una mujer sin experiencia previa en el terreno artístico, Norma Argentina. Ese curioso nombre es auténtico y corresponde a una provinciana de San Luis, con 57 años cumplidos, separada de su marido y a cargo de dos hijos, además de varios nietos. En la vida real, esta otra Norma ha sido efectivamente empleada doméstica durante largo tiempo, experiencia que puede ser de suma utilidad para el papel que defiende en su debut cinematográfico.
"Durante los últimos meses estuve sin trabajo en San Luis" cuenta Argentina, "y como Dios está siempre presente, se me brindó esta ocasión de trabajar como actriz. La verdad es que me siento muy bien" confesó en plena filmación. El año pasado, la Norma "puntana" hizo un curso allá en sus pagos, ejercitándose frente a cámaras. Después conoció a Gaggero, con el que rodó un cortometraje que fue su experiencia inaugural en estas áreas. "Luego me presenté a un casting —confiesa— y me llamaron para venir a Buenos Aires. Así empezó todo. No sé si les habrá gustado mi forma de ser o de hablar..." agrega. Después de Cama adentro, la nueva Norma volverá a San Luis y retomará su vida habitual: "cuidar la casa, a mi hija, a mi nieto y a mi mamá, sin dejar de buscar trabajo. Claro que Dios dirá si se presenta otra oportunidad en cine, luego de esta película. Es una experiencia que nunca pensé que podría pasarme. El grupo humano, desde el director hasta el utilero, es excelente. Más ya no puedo pedir".
cronica. Por su lado, Aleandro cuenta a los periodistas que visitan el rodaje cómo fue que se vinculó con la película: "Acepté porque me gustó mucho el libreto de este realizador tan joven y que ha hecho cortos muy buenos. En realidad, hace dos años que estamos tratando de hacerla, pero yo nunca podía por todos los proyectos que tenía entre manos". Ahora pudo, finalmente, y de paso cuenta en qué consiste el hilo argumental de la película: "Es una señora de clase media en decadencia, que ha tenido un buen pasar económico pero no está preparada para trabajar, ni mental ni físicamente. Ha vivido siempre ajena a los problemas de la casa, y en este momento está viviendo de su mucama: de alguna manera la vampiriza, va tomando de ella todo lo que tiene. Hace siete meses que no le paga el sueldo y como tiene que mudarse a un apartamento muy chico, lleva a la casilla donde vive la mucama todos los muebles, hasta un piano que no entra".
Cuando Aleandro invitó a Norma Argentina a tomar el té en su casa de Belgrano, poco antes del comienzo del rodaje, la nueva Norma reconoce que "yo me había imaginado otra calidad de persona, una diva del espectáculo. Nunca pensé que me encontraría con algo tan humano y tan divino. Al verme, ella abrió los brazos y me dijo: ‘Por fin voy a conocerte’, y eso para mí fue terriblemente grande". En medio de esa charla, Aleandro vuelve con más detalle sobre la índole de su personaje en Cama adentro: "Me interesa muchísimo ese tipo de gente que vive de los demás, que le importa lo que se vea de afuera aunque sea indigna la manera de lograr esos resultados. Creo que el mundo está integrado por los que trabajamos y los que viven de los que trabajamos. Cuántas mujeres hay que han vivido de los padres, luego viven del marido y si se quedan sin plata pueden pasar a vivir de sus hijos. Es una especie de prostitución sin papeles".
EXPERIENCIA. Por su parte, Norma Argentina reconoce que "tengo mucha experiencia en trabajar en casas de familia, con cama afuera: entraba temprano y me iba de noche. He tenido patronas buenas, otras un poco histéricas, y hasta hace poco tuve un señor viudo, excelente. Pero todo se sobrelleva teniendo buen carácter". Sobre esa experiencia, Aleandro tiene algo que agregar: "No me es desconocido ese mundo de trabajadores. A mí me crió una abuela analfabeta que antes de venir a la Argentina había sido mucama y cocinera. Y además me crié en una casa de actores (madre María Luisa Robledo, padre Pedro Aleandro) que no podían dejar de trabajar porque no tenían de qué vivir. Y a mí, por ejemplo, el corralito no me agarró porque no tenía nada". Lo que la agarra tenazmente es el trabajo: después de Cama adentro tiene otros dos proyectos para hacer cine, un plan de dirigir su propia película, con producción de Lino Patalano "que ha quedado bastante postergado", y otra idea —inmediata, según dice— de dirigir un cortonetraje cuyo tema la atrae poderosamente. Eso no es lo único, porque en semanas próximas esta Norma famosa empezará a ensayar una obra que Helena Tritek pondrá en escena en el Maipo y en noviembre deberá volver con Sergio Renán a España, donde proseguirá una gira con Mi querido mentiroso de Jerome Kilty, que había quedado interrumpida en 2003 y que el público montevideano conoció en el Stella d’Italia hace unos cuantos meses.
Por el momento, empero, Cama adentro propone una relación humana terrible y a la vez sarcástica, llena de puntas sobre ciertos ejemplares que viven la crisis de la sociedad de hoy como pueden. De esa comedia negra se ocupan Gaggero y las dos Normas.
La carrera de la señora
Nacida en Buenos Aires en 1936, Norma Aleandro ha tenido desde su adolescencia una actividad frondosa en teatro, cine y televisión. Hija de actores, hermana de actriz y madre de actor, supo destacarse desde papeles juveniles y con el paso del tiempo fue consolidando lo que caracteriza su estilo personal: una encantadora sensibilidad, un juego dramático discreto, una técnica de hierro, un empleo muy sutil de recursos expresivos y una tenue aureola de divismo, que apenas se siente. Poco a poco, Norma ascendió a primera fila entre las colegas de su país: el público uruguayo quizá no recuerde la primera de sus visitas a este país, como integrante del elenco de Fray Mocho, un grupo independiente en que también figuraba Oscar Ferrigno y cuyos actores solían omitir su nombre hasta en los programas, para afianzar el espíritu de colectividad que animaba a la institución.
Después todo lo que hizo Norma cobró mayor notoriedad, ayudando a edificar su larga fama personal. Integró el Clan Stivel, con el que protagonizó series de televisión muy recordadas (después hubo otras, en pareja con Luppi) y encabezó el reparto de un lustroso repertorio teatral que en las últimas décadas incluyó su formidable éxito con La señorita de Tacna de Vargas Llosa y le permitió pasear su recital Sobre el amor por unos cuantos países, empezando por Montevideo. En esta ciudad vivió un año (1976) y también hizo teatro (Una vez al año, Medea), luego de lo cual su trayectoria —brevemente en España, y de vuelta en Buenos Aires desde 1981— prosiguió notablemente. En los últimos tiempos estrenó (y trajo por aquí) cosas como Master Class, Escenas de la vida conyugal y Mi querido mentiroso, alcanzando una definitiva madurez profesional para la que hay escasos paralelos entre sus compatriotas contemporáneas (Inda Ledesma, Alejandra Boero, María Rosa Gallo, Alicia Berdaxagar).
En el cine, Norma ya figuraba en los años 70 en labores estupendas (Las sorpresas, donde capitaneaba el mejor de varios episodios) y después llegó el prestigio mundial de La historia oficial de Luis Puenzo, cuya divulgación le permitiría emprender una carrera en Hollywood que abarcó varios títulos y se inició con Gaby, por la que obtuvo una candidatura al Oscar. Otros premios en festivales europeos y en ámbitos argentinos han decorado esa carrera, que en la pantalla ha proseguido con Sol de otoño de Eduardo Mignogna y recientemente con Cleopatra. Ahora se suma Cama adentro, prolongando los fulgores de ese trajín artístico del que no debe excluirse su experiencia en las letras (lleva publicados varios libros, mayormente de cuentos) ni su actividad paralela como directora y hasta autora teatral. En esa vida no tiene demasiado descanso.