Con penas de bandoneón

| Sfeir encarna a una cantante de tangos que tapa con alcohol y delirios una pena profunda

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GUSTAVO LABORDE

Esta noche se estrena en el Teatro del Centro Carlos E. Scheck Soledad Tango, un unipersonal del dramaturgo argentino Carlos Pais, dirigido por Jorge Curi, que tiene a Dahd Sfeir como protagonista.

Soledad Tango es una versión modificada de una obra anterior de Pais, titulada Extrañas figuras, que fuera galardonada en Argentina con el Premio Nacional de Teatro por el período 1992-1995. La obra cuenta el sufrimiento, los recuerdos y desvaríos de Violeta Echagüe, una cantante de tango que abandonó los escenarios luego de un episodio que la sumió en la soledad, la melancolía y el alcohol. El espectador no conocerá la pena profunda de esta mujer sino hasta el final de la obra. Pero se puede adelantar una cosa: el hecho por el que sufre el personaje ocurrió en 1976, en los años de plomo.

Según el autor de la obra, Carlos Pais, se vio prácticamente obligado a escribir esta versión de Extrañas figuras. "Había algo más allá de la puesta en escena, de las representaciones y de los premios que no terminaba de cerrar en mí: su protagonista Violeta Echagüe. Ella continuaba reclamando su espacio en la memoria. Y volvió. Y volvió con Soledad Tango", dice Pais.

El personaje de Soledad Tango le queda como un guante a Ducho, reconocida no sólo por su enorme talento dramático, sino también por su virtuosismo musical, en especial como cantante de tangos. "Hace como dos años Curi me propuso hacer esta obra", cuenta Sfeir. "Y lo primero que se me ocurrió fue que la sala ideal para hacerla era la del Teatro del Centro, por el espacio y la cercanía que tiene con el público. Además, es un escenario pequeño, lo cual viene muy bien dado que mi personaje es el de una mujer sola que habla todo el tiempo, pero no se dirige al público sino que habla con retratos que tiene en la pared o personas de su pasado. Poco a poco ella se va enloqueciendo y emborrachando y se imagina que entra gente y habla con ellos", explica la actriz.

INTERIORES. Para Sfeir Soledad Tango "es una obra redonda". Pero advierte que no hay que confundir esta pieza con el tipo de espectáculos que ella realiza con frecuencia donde mezcla textos diversos y canta algunos tangos. "Esta es una obra muy bien pensada, muy bien armada y sobre todo muy bien escrita. La obra va dando ciertas pistas, pero recién al final se entiende lo que en realidad le está pasando a esta mujer", dice Sfeir.

La actriz señala que si bien la pieza es un unipersonal, no se trata de un monólogo. "Mi personaje es riquísimo. Siempre está hablando con alguien, pero nunca le habla al público. Habla con diversos retratos que tiene en su casa, incluso con alguien que está en el fondo de la casa y que nunca se lo ve. Es un entorno muy decadente y ella está borracha todo el tiempo, saca petacas y botellas que tiene escondidas por todos lados y bebe y delira y canturrea. Y de repente cree que está con un periodista que está haciendo una entrevista y ella responde y dice disparates. La verdad que el personaje de Violeta Echagüe es muy particular y me dio mucho trabajo componerlo, en especial porque tiene un ritmo de hablar muy acelerado, mucho más que el mío. Y pasa por varios estados, es muy delirante, al principio muy graciosa, pero también muy triste y muchas veces raya en lo grotesco. Realmente es un personaje riquísimo, con muchas facetas. Pero en el fondo es una mujer de una gran fragilidad. No entiende nada, ni dónde vive ni sabe dónde está parada. Es como frívola y cómica a la vez, porque dice muchos disparates, pero también es muy dramático lo de ella. Se pasa hablando con gente que no existe, pero hace años que no sale de casa, ni se sube a un escenario y lo más interesante es que nunca se entiende bien porqué. Carlos Pais es un gran autor, la carne que le da a sus personajes es una maravilla. A un actor le es muy fácil entrar en sus obras, porque conoce muy bien el alma humana", dice.

Según explica Sfeir, Jorge Curi la dejó, al menos al principio de los ensayos, componer libremente su personaje. "Curi no es de los que te están marcando continuamente. Pero luego te empieza a decir, ‘decí esto más bajo, ni mires para tal lado, hace tal cosa’. Es muy minucioso y se aprende mucho con él. Bueno, yo de las personas que más aprendí fue de los directores que tuve", confiesa la actriz que ha quedado en el recuerdo de muchos por su desempeño en obras como Quién le teme a Virginia Woolf o La Dorotea

TANGOS. Pero esta obra tampoco defrauda a quienes quieran escuchar a Ducho cantar algunos tangos. "Es la vida de una ex cantante de tangos, y todo lo que le pasa siempre le trae a la memoria alguna frase de un tango que tiene que ver con ese momento. Entonces hay varios tangos que canto, pero no enteros, sino algunos fragmentos", comenta. El nombre mismo de la obra proviene del tango Soledad, ya que sus versos "en la doliente sombra de mi cuarto al recordar sus pasos que quizá no volverán" tienen un sentido particular en esta obra. Otros tangos también tienen otras resonancias y forman parte de la mitología privada del personaje, como el tango Malena.

Pese a que la única cara visible de esta obra es Dahd Sfeir, detrás de ella hay un grupo de técnicos. "El trabajo de ellos es tan bueno que yo siento que tengo que estar a su altura. Eso me exige más, me exige todo lo que pueda dar", dice. La escenografía de la obra está a cargo de Osvaldo Reyno, la iluminación es de Adán Torres y la música de Carlos da Silveira. Los asistentes de dirección son Diego Aguirregaray y Pablo Isasmendi.

Las funciones se realizarán en el Teatro del Centro Carlos E. Scheck los viernes y sábado a las 21 horas y los domingos a las 18.30 hs.

Ducho canta a dúo con Carlos Gardel

Tan reconocido como su capacidad histriónica es el talento de Dahd Sfeir para cantar tangos. Su don interpretativo es tan grande que la mismísima Susana Rinaldi empalideció y envidió públicamente la versión que Ducho hace de La última curda.

Pero esta obra le ha demandado que cante a dúo nada menos que con Carlos Gardel, un desafío que Ducho admite que es la mayor dificultad que le presentó esta obra. "Tengo que cantar a dúo con Gardel. Se entiende que sobre una grabación, pero es sinceramente lo más lo más difícil del mundo. Mi marido, Carlos María Gutiérrez, siempre me ponía otros cantantes para que yo cantara a dúo. Le gustaba mucho que yo cantara junto a Fiorentino o junto a Goyeneche, que tiene un fraseo parecido al mío. Bueno, yo creo que le copio al Polaco. Pero cuando ahora tuve que ensayar cantar a dúo con Gardel me dio una trabajo enorme y eso que sólo canto un fragmento breve de un tango. Me dio más trabajo eso que otras cosas de la obra. Es que Gardel tiene un fraseo casi imposible de seguir o de imitar, es como que se adelantaba a las guitarras pero luego caía justito con la orquesta. Es una cosa impresionante. Bueno por alguo es quién es. Tenía una forma única de cantar y un gran virtuosismo", dice.

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