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La actriz protagoniza "Pipa", la tercera entrega de una saga basada en las novelas de la escritora Florencia Etcheves, que este miércoles llega al streaming.
Luisana Lopilato la definió como “un peliculón”, y tiene , a priori, todo lo que suele impulsar a un título para que sea un éxito regional de Netflix: suspenso, drama, una estrella argentina al frente, y la intensidad del adiós. Con Pipa, que se estrena hoy en la plataforma de streaming, se cierra la trilogía que le dio a la actriz su último papel destacado en el mundo cinematográfico.
Dirigida, como las dos películas anteriores —Perdida y La corazonada— por Alejandro Montiel, y basada (como las otras) en las novelas de una best seller del país vecino, Florencia Etcheves, el film completa la historia de la mujer del título, Manuela “Pipa” Pelari, a quien la ex Casados con hijos le puso el cuerpo y la emocionalidad.
En la primera de la saga, que se estrenó en 2018 en cines, Lopilato encarnaba a una policía abnegada en el intento de esclarecer la desaparición de su mejor amiga, ocurrida 14 años antes de los hechos de la película. La segunda, de 2020 y ya de Netflix, funcionó como precuela, historia de origen de la heroína en cuestión.
Pipa encuentra a Pelari 10 años después de lo narrado en Perdida, ya retirada de su trabajo de investigadora. La rescató su tía en un momento crítico y ahora vive en el norte argentino, donde comenzó una nueva historia atravesada por la maternidad —ahora tiene un hijo de ocho años— y otras cuestiones. Eso se sostiene hasta que el homicidio de una adolescente la empuja de nuevo a sus viejos hábitos profesionales.
El tono es de western (el paisaje también) y coprotagoniza Inés Estevez.
En diálogo con La Nación, Lopilato, que comenzó en el universo Cris Morena y terminó radicada en Canadá junto a su pareja, el cantante Michael Bublé, dijo que la perseverancia es un rasgo que la une a Pipa.
“Yo soy muy perseverante y soy de no rendirme. Siempre te equivocás y hay que salir adelante, aunque la vida te golpee. Y Pipa un poco quiso dar vuelta la página y decir: ‘Basta. Quiero empezar de cero. No quiero esto y quiero otra cosa para mi vida’”, declaró la actriz, que tiene tres hijos, espera el cuarto, y volvió a Argentina para desarrollar este proyecto, que la tuvo dos meses y medio instalada entre Salta y Jujuy.
Ese, el de la tenacidad, es, probablemente, el aspecto que más seduce a la intérprete que alguna vez fue la malcriada Mía Colucci en Rebelde Way, y alguna vez la ingenua Paola Argento de Casados con hijos. Si aquellos papeles moldearon su juventud entre lo telenovelesco y la comedia, Pipa es el estandarte de una adultez (tiene 35) donde el compromiso con la tragedia ganó presencia.
De Manuela Pelari, a Lopilato le interesa el empoderamiento y es algo que, cuando se enfrenta como espectadora a esta saga, suele rescatar.
“Está bueno que como mujeres tengamos ese lugar y que podamos mostrarnos como somos: fuertes, que vamos adelante, que podemos en el caso de Pipa formar parte de un equipo de quizás mucha corrupción, de quizás más hombres que mujeres, pero que sin embargo se la banca, va para adelante, no se guarda una y está todo el tiempo maquinando para hacer justicia y saber la verdad”, declaró a La Nación.

Ese entusiasmo la lleva a no querer soltar este papel, al que le ve potencial —aunque Etcheves no haya escrito más novelas de la serie— para, por lo menos, dos películas más, según le dijo a la guionista Mili Roque Pitt. Eso a pesar de que Pipa se anuncie como final.
“Hay algo que me pasa con ella y es que me gustaría que siga habiendo más Pipas en el mundo”, declaró. Por lo pronto, la suya habita en la ficción y hoy vuelve para su despedida.