Los secretos del film uruguayo que retrata un escenario mítico y que cambió para siempre la vida de su director

El miércoles se estrena "Emoción a cielo abierto", el documental de Federico Lemos que recorre la historia y la mística del Teatro de Verano a través de las voces de quienes lo vivieron. Aquí, el detrás de cámara.

Así se ve el Teatro de Verano en el documental "Emoción a cielo abierto".
Así se ve el Teatro de Verano en el documental "Emoción a cielo abierto".
Foto: Ariel Ugolino.

Era 2002. Federico Lemos vivía en Canadá y no tenía claro hacia dónde iba su vida. Hasta que su amigo, el cineasta Sebastián Bednarik, lo invitó a sumarse como productor a La Matinée, el documental sobre viejos murgueros que se reencontraban después de años lejos del Carnaval. Así, casi por accidente, llegó su primer proyecto audiovisual. Y mientras observaba a 100 murguistas cantar retiradas históricas en el Teatro de Verano, empezó a enamorarse de aquel universo.

Ese anfiteatro al aire libre en el corazón del Parque Rodó —templo de Momo en febrero, cuna del rock, y del que la mayoría de los uruguayos atesoramos vivencias, sobre todo los amantes del Carnaval— marcó un quiebre en la vida del hoy director y productor al frente de Medio y Medio Films.

“Me dio la posibilidad de descubrir algo que me fascinó: contar historias desde el audiovisual, gracias a La Matinée”, cuenta a El País.

El joven que en 2007 lagrimeó con aquella escena de los veteranos murguistas decidió, años después, homenajear ese mítico escenario. El disparador fue una nota donde se enteró de que Milita Alfaro preparaba un libro por los 80 años del Teatro de Verano.

Entonces se presentó ante su director, Cristian Calace, y se “postuló”: “¿Y no vas a hacer una película? Este lugar se merece ese retrato colectivo”. Le dijo que sí, y con ese impulso empezó a bocetar Emoción a cielo abierto, el documental que se estrena este miércoles en el propio Teatro de Verano. El mismo sitio donde, dos décadas atrás, también se estrenó La Matinée.

La función buscará convertir el anfiteatro en un gran cine: habrá alfombra roja por donde desfilarán los protagonistas y más de cien artistas, además de shows musicales sorpresa en la previa. La experiencia en el pedregullo, ese lugar único en el mundo, testigo de las anécdotas más pintorescas de Carnaval y que merece, al menos, un cortometraje, era un infaltable. El miércoles no habrá choripán: se venderá pop, para estar a tono con el avant premiere.

Las entradas para el miércoles se venden en Tickantel y redes de cobranza. Tras esa proyección, la película tendrá actividades en el interior del país.

Antes del estreno, El País habló con el director para conocer la cocina y los secretos detrás de Emoción a cielo abierto.

Cómo se armó "Emoción a cielo abierto"

Federico Lemos durante el rodaje del documental "Emoción a cielo abierto".
Federico Lemos durante el rodaje del documental "Emoción a cielo abierto".
Foto: Foto: Ariel Ugolino.

Lemos está convencido de que el proyecto empezó a germinar mucho antes de que se le ocurriera convertir el libro de Alfaro en película. Siempre fue gran consumidor de espectáculos en ese escenario y, además, en 2013 el trabajo lo llevó de nuevo allí. Esta vez como director, cuando se planteó unir deporte y Carnaval en Jugadores con patente, a partir de la iniciativa del Chino Recoba y Tony Pacheco de revivir a Asaltantes con Patente.

“Algo me estaba llevando en distintos momentos, sin que yo lo supiera, y se termina de concretar con ese atrevimiento que me impulsó a arrancar”, relata. Decidió hacer coincidir el inicio del rodaje con la reforma estructural que amplió el aforo de 3.000 a 5.000 espectadores. “Significaba romper una parte de la historia y ahí empezamos a filmar”.

La investigación periodística llevó seis meses y estuvo a cargo de Carlos Dopico. El primer paso fue aterrizar ideas y trazar límites: “Había cientos de artistas y muchas historias. Era un reto ambicioso. Había que definir qué contar”, dice. Aunque tenía una idea clara del panorama, necesitaba la mirada de un periodista para asegurarse de que no se perdieran piezas capaces de “hacer naufragar el proyecto”.

En el arranque había más de 100 posibles entrevistados, pero el equipo depuró por cuestiones de agenda y criterio narrativo: cada género —Carnaval, rock, candombe, plena— debía tener referentes capaces de aportar riqueza al relato.

“Siempre fue un espacio democrático. No olvidemos que empezó como un escenario de lírica en los 40”, recuerda. La premisa fue buscar equilibrio sin importar “lo que grite la tribuna”. Dejar contentos a todos era imposible: “Siempre se van a quejar, pero esta no es la historia de cuál es la mejor murga; son referentes, y es la historia del escenario”.

Al final, más de 40 voces arman el puzle del documental (ver recuadro). Y, según Lemos, no quedó nadie afuera: “Los que están dieron todo, y lo que buscábamos está en el resultado final”. Calidez, memoria y nostalgia: eso querían transmitir.

La voz de los protagonistas
Marcel Keoroglian, Ruben Rada, Gustaf y Emilia Díaz, artistas que dieron su testimonio en "Emoción a cielo abierto".
Marcel Keoroglian, Ruben Rada, Gustaf y Emilia Díaz, artistas que dieron su testimonio en "Emoción a cielo abierto".
Foto: Ariel Ugolino.

Los que van este documental descubrirán, por ejemplo, que Sebastián Teysera y Gustaf prometieron estar alguna vez en el Teatro de Verano; que Pinocho Routin cantó allí con apendicitis; o que las cenizas de figuras del Carnaval como Carlos Prado y “Tito” Pastrana fueron esparcidas en ese escenario cargado de mística.

Para Milita Alfaro es “el teatro de las cercanías”, y para Alejandro Balbis, lo más parecido a un ring. Gustaf, el primer actor en presentarse con un monólogo, dice a El País que participar del filme es un honor. Y está ansioso por ver las imágenes inéditas de la función que dio el pasado 8 de noviembre.

Emilia Díaz recuerda que de niña le imponía miedo, hasta entender —ya como comunicadora— que “la mística la construyen seres humanos, no solo Dios Momo”.

Para Marcel Keoroglian es un espacio único en el mundo. Lo pisó por primera vez a los 15 con Contrafarsa y fue “lo máximo”: un teatro con magia, espíritus, serpentinas y papelitos que vuelan eternamente, sintetiza a El País.

Ellos y otros tantos —Luana, Gerardo Nieto, Francis Andreu, Raúl Castro, Gabriel Peluffo, Luciano Supervielle y más— dieron testimonios claves para contar la historia de un escenario al que siempre ansían volver.

El rodaje y el nuevo documental que prepara

Fueron 30 días de rodaje intenso y, entre las decisiones clave, el director lanzó una apuesta: grabar todas las entrevistas en el mismo lugar. “¿Y si transformamos el Teatro de Verano en un gran set de filmación, en vez de buscar variedad de locaciones?”, propuso a su equipo con cierta timidez.

Temía que la repetición jugara en contra, pero confiaba en que los artistas conectarían directo con la emoción. Y acertó.

“Llegaban conmovidos, con ese nervio previo a subirse al escenario. La memoria emotiva se activaba de inmediato: estaban a flor de piel, compartiendo y entregando como si se hubieran subido ayer”, resume.

Venía de dirigir documentales de gran escala —Gonchi, Greg Mortimer, Jorge Batlle—, pero el Teatro de Verano lo desafió de otro modo. A la coordinación con casi 50 artistas se sumó la apuesta de convertir el Ramón Collazo en un cine y estrenar ante cinco mil personas.

El que alguna vez se sentó en esas gradas sabe que es un lugar cargado de historias, con una mística y una energía única. Lemos promete que esas sensaciones no faltarán a la cita del miércoles: “Estamos convencidos de que será mágico para el público. La inmensidad, los vientos que bajan por las canteras… todo eso va a estar. Es una gran apuesta y estamos felices”, dice.

Lemos vive días de absoluta locura. A horas de este estreno, trabaja en una isla de edición en el montaje de su próximo proyecto, Todos estos años de gente, que se verá la luz en enero en Punta Ballena.

La película recorre tres décadas del Festival Medio y Medio y la historia de una familia que buscó, desde la cultura, construir un escenario tan emblemático como el Teatro de Verano.

“Nos tocó contar la historia de dos lugares fundamentales para la música uruguaya, y con muy poco tiempo de diferencia. Fue un esfuerzo enorme y estamos orgullosos”, cierra.

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