Las plataformas no tiene memoria: un guía para encontrar cine clásico en el streaming

Los servicios de streaming no ofrecen muchas películas clásicas pero con curiosidad y paciencia aparecen algunos títulos de referencia con estrellas del pasado

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Robert Redford y Paul Newman en "El golpe"

Redacción El País
YouTube puede ser un paliativo ante la notoria ausencia de cine clásica en las plataformas pagas de streaming. Uno se puede hacer, gratis, un buen repaso a películas históricas y completar, bien o mal un buen repasdo de, póngale, el neorrealismo.

Hay algo de cine de Hollywood, básicamente mucho de clase B, los derechos intelectuales de los clásicos rentables y es díficl que se cuele un Casablanca o un El Padrino en la oferta de YouTube. Las calidades no suelen ser buenas pero han sido vistas por públicos en condiciones más pauperizadas.

Es que -más allá del lugar destacado que ocupan en Qubit o Mubi, dos plataformas legales- el cine clásico sigue siendo la gran deuda del streaming. No aparece en las principales plataformas un espíritu de consenso alrededor del valor que tiene el acceso al pasado y a las fuentes que muchos realizadores actuales reconocen como influencias decisivas en sus obras.

Qubit.TV es el espacio del streaming más difundido localmente dedicado sistemáticamente al rescate de títulos destacados del pasado y una excepción a la tendencia general que apunta a desconectarse de esa memoria cinéfila. O, en el mejor de los casos, a recuperarla en cuentagotas a través de fórmulas imprecisas, desconectadas y azarosas.

Encontrar títulos clásicos en las grillas de las plataformas es una tarea ímproba, propia de arqueólogos digitales, que según el caso podrá entusiasmar a los más incansables buscadores de gemas perdidas o frustrar de manera rápida a quienes llegan a ese rastreo con demasiadas expectativas.

La decepción crece apenas se comprueba que Netflix, la plataforma que menos interés tiene entre las grandes de recuperar el cine de otros tiempos, desactivó hace poco el acceso a títulos merecidamente clásicos como la ganadora del Oscar El golpe (1973), de George Roy Hill, con Paul Newman y Robert Redford, y el western Joe Kidd (1972), de John Sturges, con Clint Eastwood.

Parece muy modesta a modo de compensación la llegada a la grilla de Netflix de Expreso de medianoche (1978), de Alan Parker. Más bien se trata de un regreso, porque en otros tiempos ya formaba parte de la oferta de títulos. Más cerca en el tiempo, pero con el aura clásica recibida a partir de los premios y nominaciones que obtuvo aparece el inminente lanzamiento en esta plataforma de Petróleo sangriento (2007), de Paul Thomas Anderson.

HBO Max incorporó en las últimas semanas algunas novedades que solo aparecen cuando se busca bien. Entre ellos, el formidable melodrama de Vincente Minnelli Some Came Running (1958), con Frank Sinatra, Dean Martin y Shirley MacLaine, estrenada por acá como Dios sabe cuánto amé.

También, como una verdadera rareza, HBO Max tiene ahora disponible un puñado de películas de la década de 1930. La breve lista incluye por ejemplo dos películas protagonizadas por Mae West: No soy un ángel (1933), de Wesley Ruggles, con Cary Grant, y No es pecado (1934), de Leo McCarey. Y una con Marlene Dietrich, La venus rubia (1932), de Josef Von Sternberg.

Al mismo catálogo se sumaron dos títulos muy destacados de la filmografía de Fritz Lang en Hollywood: Ministerio del miedo (estrenada aquí originalmente como Prisioneros del terror en 1945), con Ray Milland, y la formidable El refugio (Rancho Notorious, 1952), también con Dietrich.

El mapa de novedades clásicas de HBO Max se completa en estos días con el excelente western Estación comanche (1960), de Budd Boetticher, y dos títulos de 1973, Amarcord, de Federico Fellini, y Calles peligrosas, de Martin Scorsese, con Robert De Niro y Harvey Keitel.

El reciente estreno de la serie documental sobre los 100 años de Warner, la propietaria de HBO, deja a la vista el desfase entre el desfile de títulos clásicos de las primeras décadas del estudio y lo poco de todo ese material que aparece en HBO Max. Lo mismo puede decirse en el caso de Star+, que cuenta con buena parte del catálogo histórico de 20th Century Fox. En Paramount+ esa posibilidad es directamente inexistente.

A Star+ se incorporaron también algunos títulos de la etapa clásica de Hollywood: Algo para recordar (1957) con Cary Grant y Deborah Kerr; Anastasia (1956) con Ingrid Bergman y Yul Brynner; Can-Can (1960), de A Star+ se incorporaron Algo para recordar (1957), de Leo McCarey, con Cary Grant y Deborah Kerr; Anastasia (1956) con Ingrid Bergman y Yul Brynner; Can-Can (1960), con Frank Sinatra; Desirée, la amante de Napoleón (1954) con Marlon Brando y Jean Simmons; La luz es para todos (1947) con Gregory Peck; Los dioses vencidos (1958) con Brando, Dean Martin y Montgomery Clift.

Amazon Prime Video recuperó para el streaming a una de las grandes ganadoras de la Palma de Oro en Cannes de las últimas décadas: Paris, Texas (1985), de Wim Wenders, junto al curioso rescate de algunos títulos del cine italiano: Ladrón de bicicletas (1948) y Milagro en Milán (1952), ambas de Vittorio de Sica; Due cuori fra le belve (1943), uno de los films más populares del gran cómico Totó y Manos sobre la ciudad (1963), film testimonial de Francesco Rosi estrenado en los cines como Saqueo a la ciudad.

Queda como último refugio para los amantes del cine clásico el catálogo de Qubit.TV. Allí se incorporaron los siguientes títulos: La rosa tatuada (1955), con Anna Magnani y Burt Lancaster; El puente de Waterloo (1940) con Robert Taylor y Vivien Leigh; El cisne negro (1942) con Tyrone Power y Maureen O’Hara, y Lástima que seas tan canalla (1954 con Sophia Loren y Vittorio de Sica.

Son las que han conseguido colar porque, se sabe, las plataformas no tiene memoria.

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