Sin avisar y sin pasar por las salas de cine, Prime Video estrenó Cacería de brujas, o sea la reunión de una de las grandes estrellas del cine,Julia Roberts, y uno de los cineastas más apreciados, el italiano Luca Guadagnino (el de Desafiantes y Llámame por mi nombre, por ejemplo). Se presentó en el Festival de Venecia y en algún momento se pensó que podía ser una de las animadoras de la carrera al Oscar.
Cacería de brujas tiene a Roberts como Alma, una profesora de filosofía en Yale que es venerada por un grupo de confidentes que incluye a sus colegas Hank (Andrew Garfield) y Kim (Chloë Sevigny), a su estudiante protegida, Maggie (Ayo Edebiri), y a su esposo, Frederik (Michael Stuhlbarg). Pero después de que Maggie acusa a Hank de agresión sexual, este círculo tan unido comienza a desmoronarse mientras Alma lucha con la pregunta de dónde reside realmente su lealtad.
Aunque la película roza temas candentes como la “cancel culture” y el #MeToo, Guadagnino nunca quiso que Cacería de brujas fuera recibida como un panfleto. “Mi idea era una película ambigua que permitiera al público pensar por sí mismo y formar su propia opinión”, dijo.
“Todos estaban infinitamente entusiasmados por estar con Luca y hacer esta película, y es una sensación increíble”, dijo Roberts sobre su primera película para un prestigioso director europeo.
“No me importa si la gente nos cree o no. Es tan cierto cuánto disfrutamos realmente de la compañía y los puntos de vista de los demás”. Guadagnino coincidió. “Para mí, ella es la encarnación del cine”, dijo Guadagnino sobre Roberts, insinuando que habrá más: “No hay un cierre. Tenemos la vida por delante y vida juntos, seguro.
—Julia, ¿qué ha sido lo más satisfactorio de las conversaciones que la gente ha tenido después de ver esta película?
—Roberts: Creo que la gente no se da cuenta de cuánto extraña hablar. Por alguna razón, estaba pensando esta mañana en cuando mis hijos eran pequeños y les mostramos Cuenta conmigo, y nuestra hija me dijo: “Te voy a dar mi teléfono”. Y yo dije: “Está bien. ¿Qué querés que haga con él?”. Ella dijo: “Vos quedátelo. No lo quiero. Al ver esa película, pensé que si esos chicos tuvieran teléfonos, no estarían hablándose así. No habrían ido a buscar ese cuerpo, no habrían estado alrededor del fuego compartiendo esas historias”. Podía ver cómo se interponía en las cosas. Todo eso para decir que nos encanta hablarnos y a veces olvidamos cuán importante es.
—Cuando leés el guion de una película como Cacería de brujas, ¿ya te imaginas en él?
—Roberts: Supongo que sí, de alguna manera. Pero a veces también estoy ocupada eligiendo mentalmente los otros papeles mientras leo, solo para que se sienta como ver una película. A veces tengo la maldición de sentir que tengo que terminar un guion. Conozco gente que puede leer 30 páginas y decir que no.
—Guadagnino: ¿Ah, lo leés completo?
—Roberts: Alguien lo escribió todo, y probablemente lloró algunas lágrimas. ¡Y yo pienso: “Quién sabe, algo podría suceder en la página 52”!
—Guadagnino: Estadísticamente, si no ocurrió para la página 20, no va a ocurrir.
—Julia, ¿hubo algo que te intimidara al asumir este personaje?
—Roberts: Ay, todo. Tenés que humanizarlo para interpretarlo. Y luego entrar al salón de clase, donde ella está impartiendo su brillantez a esas mentes jóvenes… fue tan intimidante hacer esas escenas. Dios, ¡todos esos ojos mirándome! Pero al mismo tiempo hay algo emocionante en fingir ser esa persona que sabe más que cualquiera en la habitación.
— Y esta es una historia llena de personajes que creen saber más.
—Roberts: Es una gran competencia de sabelotodos.
—Cuando lo leíste por primera vez, ¿sabías cómo querías interpretar a Alma?
—Roberts: Tengo instintos, pero no tengo ninguna respuesta. Colaboro con Luca.
—Guadagnino: Y sin embargo, tuviste este gran instinto de que ella tenía que ser rubia. ¿Por qué, creés?
—Roberts: Fría. Austera. Creo que cualquier personaje que interpretás, cuanta más ayuda visual tengas, mejor: la ropa, los zapatos, el maquillaje, el pelo. Gena Rowlands, su look fue nuestra inspiración. No es algo normal tener una mujer con un peinado así. Hubo tantos pequeños detalles que contribuyeron a lo que yo trataba de decir, que entonces no tenía que decir nada: solo tenía que entrar en la habitación.
— ¿Qué se siente encarnar esa personalidad formidable?
—Roberts: Lo que aprecio de Alma es que puede ser fría y rígida, pero también está profundamente herida y carga mucho dolor. Y creo que elegir a Michael Stuhlbarg como Frederik fue como encontrar el color de pelo correcto, porque su relación es tan crítica y tan importante. Son dos personas imperfectas completamente devotas la una a la otra. Es como el dicho: “Si querés una relación interesante, quedate en una”.
—Guadagnino: Me encanta eso.
—Los personajes pueden ser despiadados entre sí y aun así es de algún modo catártico ver sus enfrentamientos.
—Guadagnino: Porque es entretenimiento. Es cine.
—Roberts: Especialmente cuando lo que dicen coincide con lo que estás pensando.
—Julia, cuando ves la película, ¿alguna vez sos vos la que se sorprende de lo que dice tu personaje?
—Roberts: Interpretarlo se siente correcto. Verlo se siente brutal. Pero también es divertido porque casi puedo sentir a Luca en algún lugar de la habitación sonriendo.
—Pero cuando hay esa camaradería detrás de escena, ¿eso te da más permiso para ser despiadada cuando tenés que serlo?
—Roberts: Sí señor. De hecho, creo que estar juntos en mi casa tuvo un enorme impacto en nuestra capacidad de comprometernos mucho con lo que estábamos haciendo, porque estábamos seguros. Sabíamos quiénes éramos, en lugar de ensayar una semana y, dos días después, que te empujen contra una pared o te den una cachetada.
—El eslogan de la película es “No todo está hecho para hacerte sentir cómodo”. ¿Creen que la generación más joven está demasiado cómoda o necesita un empujón?
—Guadagnino: No me gustan las generalizaciones. Creo que las necesidades de Maggie no se ven satisfechas en la mirada de Alma, y eso desencadena este tira y afloja entre las dos mujeres. Más que representar generaciones, están completamente encapsuladas en un mundo donde quieren ser la persona más poderosa. No creo, en términos generales, que sea una representación de la Generación Z. Me gusta pensar en esta película como en una de George Cukor o Mike Nichols. Es más como cine.
— Si la gente te llama provocador, ¿lo aceptás?
—Guadagnino: No. Soy amable y simpático y un gran chef.
—Los provocadores pueden ser grandes chefs.
—Guadagnino: No quiero que se me considere alguien que hace cosas por hacerlas.
—Roberts: Solo por la reacción.
—Guadagnino: Exacto, eso es algo que no me gusta. Soy tan afortunado de poder hacer cosas de una manera muy distintiva y profunda con artistas como Julia. A veces hacés algo intenso y la gente va a reflexionar sobre esa intensidad. Pero no, no creo ser un provocador.
—Entonces, cuando los créditos iniciales usan la misma tipografía y formato que usaba Woody Allen, ¿eso no es una provocación? ¿Ni un poquito?
—Guadagnino: Es hermoso. Es gráficamente impactante, y es un canon en la historia del cine.
—Claro, pero dado que la película toca la “cancel culture”…
—Guadagnino: Pensé que era la mejor manera de crear los títulos de esta película. La próxima (Artificial, protagonizada por Garfield como el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman) será un homenaje a los créditos de Pablo Ferro para Filadelfia de Jonathan Demme. Cada película es diferente, pero creo que soy un historiador del cine y amo el cine. No soy lascivo.
—Roberts: Sos un cinéfilo.
—Guadagnino: Pero tuve que hacer una llamada telefónica y decir: “Julia, ¿te importa si te ponemos en orden alfabético?” Y ella dijo: “Por supuesto”.
—Roberts: Me encanta el orden alfabético. Creo que habla de la colaboración.
—La película comienza en 2019 y termina cuando Trump está tomando posesión, aunque ustedes terminaron de filmar antes de su elección.
—Guadagnino: Cuando terminamos, sabíamos que íbamos a agregar este momento de 2025. Así que nos adelantamos.
—¿Tenías una idea, mientras filmaban, de cómo se vería enero de 2025?
—Guadagnino: En un 85%. Estaba seguro de que los republicanos iban a convertirse en el nuevo gobierno, y sabía que el título —el original es After the Hunt, “Después de la caza”— tenía que aplicarse a ese momento. La película coagula completamente en esas dos escenas finales.
—Los campus universitarios se han convertido en un campo de batalla para esta administración. ¿Qué creés que pensarían de esta película?
—Guadagnino: Sería interesante. Quizás sea demasiado elaborada, los conceptos filosóficos que Julia expresa. No los entenderían.
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