Una nublada tarde de primavera en Manhattan, James Spader estaba parado en la entrada de la casa de Greenwich Village donde vive, llevando una chaqueta deportiva, un sombrero de fieltro y una bufanda púrpura brillante. Fumaba mientras hablaba por teléfono con los productores de su serie, The Blacklist.
Tras varios tramos de chirriantes escaleras, llegamos a la casa de este volátil actor de 55 años de edad, que ha interpretado a personajes muy atrayentes a lo largo de sus cuarenta años de carrera: manipuladores estudiantes en La chica de rosa (1987) y Corrupción en Beverly Hills (1987), inadaptados sexuales en Una pasión otoñal (1990), Crash: Extraños placeres (1996) y La secretaria (2002), definitivamente chiflados en The Office (2011-2012) y Lincoln (2012). Algunos de ellos escondían un corazón de oro, otros eran depredadores impenitentes.
Como el hombre que lo habita, el santuario de Spader no es abiertamente peligroso ni indescriptiblemente extraño. Desperdigados por todo el departamento hay libros de arte y los Lego de su hijo Nathanael, de seis años.
Empero, aún en un momento de máxima popularidad para Spader, cuando The Blacklist ha tenido un éxito extraordinario y él está por interpretar al villano titular de la epopeya de super- héroes Avengers: la era de Ultrón, hay una parte esencial suya que sigue siendo inescrutable y cómodamente rara.
Es una rareza que se manifiesta cada vez que habla Spader: frases perfectamente formadas, una voz de barítono, un ritmo automático y un volumen imprevisible.
Cuando habla de los problemas narrativos de The Blacklist, que actualmente emite Sony y que Canal 4 anunció para su grilla de este año, donde interpreta al reformado genio criminal Raymond Reddington, alias Red, Spader bien podría estar hablando de su perspectiva general sobre la vida.
"Uno realmente puede encontrarse en la situación de no poder ver el bosque a causa de los árboles. Y luego, en otras ocasiones, no podemos ver los árboles debido al bosque".
Su voz se vuelve un murmullo de confesionario.
"La verdad, puede ser muy complicado", advierte.
Su carrera no podría ser más simple, asegura Spader, pues no implica ninguna estrategia o cálculo.
"Se puede ver que no hay ningún plan, ¿no?", dice con una alegre risa. "Mi trayectoria no ha sido una línea continua. Siempre ha sido poco a poco.
"En gran medida, uno se aferra, solo trata de mantenerse," agrega Spader. "Hay veces en que me siento más o menos en control de la bestia. Pero no estoy completamente seguro de que lleguemos a estarlo".
Desde los tiempos de Ronald Reagan y John Hughes, Spader se ha despojado de su reputación de niño bonito y ha interpretado a personajes intricados con gustos eróticos poco convencionales.
"No sé qué diablos diga esto de mí", afirma. "La verdad, no sé si yo sea la persona indicada para responder a eso".
Maggie Gyllenhaal, que interpretó a la sumisa subordinada del personaje de Spader en el romance La secretaria, dice que Spader creó un espacio seguro para que ella interpretara a su personaje masoquista y que la protegió "pero no en el sentido sentimental que pudiera imaginarse".
Cuando le ofrecieron The Blacklist", Spader había estado buscando algún papel en televisión —en cable, donde las temporadas son más cortas— pero se enganchó con el primer episodio de la serie, que plantea inquietantes interrogantes sobre su personaje y sobre una criminóloga del FBI interpretada por Megan Boone.
En cada película o programa de televisión, afirma Spader, él busca cambiar de ritmo y nunca considera si posee o no "un atractivo general, más allá de mi sensibilidad pervertida".
En 2003, cuando David E. Kelley, The Practice (1997-2004), quiso que interpretara al excéntrico abogado Alan Shore, el personaje que reformularía la serie en la derivación Boston Legal (2004-2008), Spader no necesitó escuchar más.
Ganó tres premios Emmy por ese papel y luego, para cambiar de ritmo después de Boston Legal, actuó en Broadway en el drama de David Mamet Race (2009). Y luego contrabalanceó con Lincoln, el drama histórico de Steven Spielberg, y con una temporada en la comedia de NBC The Office.
Cuando se le pregunta si tenía pensado volver a la televisión por episodios tan pronto después de Boston Legal, Spader respondió: "Por Dios, no, no, no".
Hace una pausa.
"No es verdad", admite. "En realidad sí pensaba regresar".
Jon Bokenkamp, creador de The Blacklist dijo que al principio Spader "no era el que mejor le cuadraba" al personaje de Reddington. Lo que le dio el papel, explicó Bokenkamp, fue "un sentido del humor que no existía en un principio".
"Es un programa más bien oscuro", señaló el creador, "y sería insufrible si él no pudiera aportarle una ligereza y una autoconsciencia que resultan divertidas".
Cuando lo llaman para que interprete a un loco o a un robot mortífero, "primero trato de satisfacer mi propia curiosidad e imaginación", indica Spader.
Sin revelar ningún tipo de emoción, agrega que la percepción que se tiene de sus interpretaciones no es cosa suya.
"No me preocupo mucho por eso", afirma Spader. "Yo solo hago el trabajo".
El regreso a las superproducciones
nLa era de Ultrón que Spader filmó en Londres durante un raro descanso de The Blacklist, fue su primera participación en la cinematografía de escala espectacular desde su largometraje de ciencia-ficción Stargate en 1994. En realidad no fue un gran descanso esa intensa serie de televisión, pues lo obligó a pasar varias horas con un pesado traje sensible a la luz para captar sus movimientos.
"Tenía que usar algunas vestuario bastante tonto y un casco que arrojaba dos rayos de luz hacia adelante", comentó Joss Whedon, director y libretista de la película. "En un momento dado me dijo que constantemente estaba reaccionando emocionalmente a cosas que no estaban sucediendo de verdad".
Pero, como se preguntó Spader sobre la experiencia de Ultrón: "¿Qué caso tiene hacer esto si no lo hago todo?"
Tres momentos de una carrera de más de 30 años
Pretty in pink
1987
Era un chico rico y arrogante que conquistaba a la muchacha obrera y con onda (Molly Ringwald), de quien estaba enamorado el raro de la clase (Jon Cryer). Una de las grandes comedias de la década de los 80.
Otro papel a la medida de su presencia extraña. Es el hombre trastornado por lo que él ve como erotismo en los accidentes de tránsito. Es una película de David Cronenberg sobre novela de J. G. Ballard.
The office
2011-2012
Una opción rara para sustituir a Steve Carell al frente de la adaptación estadounidense de la comedia británica. Interpretó a Robert California, un excéntico jefe, lo que le permitió mostrar una faceta diferente como actor.

Es Ultrón en la nueva Avengers y sigue en The BlacklistTHE NEW YORK TIMES