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James Franco y su ascenso interrumpido

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James Franco en los Globos de Oro 2018. Foto: AFP

Cine

En un punto alto de su carrera, el actor fue acusado de acoso sexual

un pin pequeño, con letras blancas y negras con la frase “Time’s Up” (El tiempo se acabó). El símbolo, la insignia de un movimiento creado en Estados Unidos por mujeres en contra de la violencia sexual, fue portado por cientos de actrices y actores el domingo en los recientes Globos de Oro.

Uno de ellos fue el actor James Franco. Lo usó en su lllegada por la alfombra roja y mientras recogió el premio a Mejor actor de comedia gracias a su labor como protagonista en The Disaster Artist: obra maestra. La película, dirigida y escrita por Franco, se estrena hoy en Uruguay y es (o quizás era) una posible candidata a los próximos Premios Oscar.

Mientras Franco subió al estrado a aceptar el reconocimiento, las actrices Ally Sheedy, Violet Paley, Sarah Tither-Kaplan lo acusaron, a través de mensajes en Twitter, de haberlas sido acosado sexualmente en tres episodios aislados ocurridos en los últimos 10 años.

Anteayer, luego de que un evento coordinado entre el actor y el diario New York Times para hablar de The Disaster Artist se cancelara debido a esas acusaciones, Franco participó del programa nocturno de televisión The Late Show del conductor y comediante Stephen Colbert.

Tras repasar la victoria en los Globos de Oro, la relación del actor con su hermano Dave Franco (coprotagonista de The Disaster Artist) y la invitación que el actor hizo a sus colegas nominados para cenar la noche anterior a los Globos de Oro, Colbert cuestionó al actor por las acusaciones.

“Las cosas que he oído que están en Twitter no son exactas”, dijo Franco. “Pero apoyo completamente que la gente salga y sea capaz de tener una voz porque no tuvieron una voz durante mucho tiempo. Así que no quiero detenerles de ninguna manera. Es una cosa buena y lo apoyo”.

Sus futuros papeles incluyen un rol en lo nuevo de los Coen para Netflix

“De la manera en que vivo mi vida, no puedo vivir si hay un resarcimiento pendiente (...). Si he hecho algo malo, lo arreglaré. Tengo que hacerlo”, añadió.

No es la primera vez que un actor de la talla creciente de Franco (una estrella sí, pero una lejos de ser un nombre taquillero a nivel internacional) debe afrontar una polémica de este tipo en el camino a los premios más conocidos dentro de la industria del cine.

En 2017, el actor Casey Affleck ganó el Oscar a Mejor actor principal por su protagónico en Manchester junto al mar. El triunfo de Casey, hermano menor Ben, no llegó sin escrutinio. Hace 7 años, Affleck, estableció dos acuerdos económicos por demandas de acoso sexual a dos mujeres que lo acusaron de comportamientos indebidos durante la filmación de la película experimental I’m Still Here. Los casos resurgieron en la prensa una vez que el actor se acercaba a ganar su primer Oscar.

Tres mujeres acusaron al actor en la noche que ganó un Globo de Oro.

Mientras se espera que Affleck regrese a la ceremonia de 2018 (los ganadores de la edición pasada suelen entregar los nuevos premios), su participación despierta una nueva controversia entre sus críticos, especialmente en una era de Hollywood posterior al caso Weinstein.

El caso de Franco tiene una diferencia con el de Affleck.

El actor de Manchester junto al mar siempre se presentó como un actor serio. Franco, por su parte, recién está buscando cambiar la narrativa en torno a su figura pública.

The Disaster Artist, al igual que la serie de HBO The Deuce -en la que Franco interpreta a gemelos- son los dos motores de ficción con los que el actor busca revertir su imagen de artista con pretensiones renacentistas.

En una carrera de casi 20 años, Franco se ha vanagloriado de su capacidad de actuar, dirigir, escribir (guiones y libros), pintar y hasta dar clases en universidades.

Si bien es cierto que durante los últimos años las andanzas creativas del actor se volvieron casi un chiste recurrente para la prensa estadounidense, Franco tampoco se mostraba con ganas de negar sus talentos de camaleón. De hecho, hasta llevó al extremo esa idea en la comedia Este es el fin, donde se interpreta a sí mismo como un actor egocéntrico cuya sexualidad precoz era objeto recurrente de las bromas de sus amigos y colegas.

En 2017 y gracias a The Disaster Artist -una extraña y emotiva película en la que Franco narra la realización de la película de culto The Room- el actor de casi 40 años, desea retomar el peso de su voz dramática y alejar la idea de aquel actor que forma parte un grupo de comediantes ávidos a la marihuana, que en 2012 ocasionaron el descontento de Kim Jong Un con la película The Interview.

Ese camino autoimpuesto sigue a futuros con otras producciones de un calibre formal. Entre sus próximos proyectos, el actor participará en 2018 de La balada de Buster Scruggs, western de que los hermanos Coen preparan para Netflix.

También se encuentran tres nuevos largometrajes dirigidos por el actor, que incluyen un drama sureño, una película de ciencia ficción y una historia de suspenso ambientada en Hollywood en la década de 1970.
El futuro de esas emprendimientos, sin embargo, dependerá del manejo que la industria y el intérprete hagan de las acusaciones presentes.

Con otros premios en camino (antes de los Oscar se dan los galardones del Sindicato de Actores de Estados Unidos y los Independent Spirit) Franco puede estar al borde una caída desde el punto más alto de su carrera.

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