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El uruguayo que trabajó en "Roma" cuenta detalles de los Oscar, los Bafta y de una película histórica

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Sandino Saravia en la premiere de "Roma". Foto: AFP

SANDINO SARAVIA VINAY

Sandino Saravia da, desde adentro, su propia visión de un éxito del cine mexicano

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"Me puedo poner snob y decir que no importa, pero estas son cosas importantes en la carrera de cualquiera”, dice al otro lado del teléfono Sandino Saravia Vinay, a pocas horas de haber aterrizado en México, donde reside. Habla de su primera experiencia en una ceremonia de los Oscar, premios a los que llegó por ser parte del equipo de una de las películas protagonistas del domingo, Roma.

El uruguayo trabajó como productor asociado para la última película de Alfonso Cuarón, que sigue en Cinemateca y está en Netflix, y que se fue de los Oscar con tres estatuillas: a mejor película en lengua extranjera, y a mejor dirección y mejor fotografía.

“Obviamente no es el objetivo o el gol de la vida ir al Oscar, porque sería un error, pero estamos viviendo en carne propia la amplificación que tiene una cosa de esas. Ir a la ceremonia es anecdótico, sobre todo si no estás directamente nominado; y es larga y no es fácil. Como teníamos varias nominaciones, no fue tan aburrida”, cuenta.

Saravia supo que iba a ir a los Oscar pocos días antes de la gala. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas convoca directamente a los nominados, y para el resto del equipo hay unos pocos cupos más. En el caso de Roma, las 10 candidaturas con las que llegó a la ceremonia le aseguraron “un poco más de margen de maniobra”, dice Saravia, que fue de los pocos que viajó a Los Ángeles.

Para ir a la ceremonia de los Oscar, “salís a las dos y media de tu hotel, y salís de ahí adentro a las 10 de la noche”, dice. La llegada a la gala es un tanto engorrosa. Se cierran todas las calles alrededor del teatro, las camionetas (con chofer) son revisadas una cuadra antes por la policía, y una vez debajo del vehículo hay que pasar por el control de seguridad, como si se tratara de un aeropuerto, y presentar la identificación correspondiente.

Saravia hizo ese recorrido junto a las líderes de las organizaciones de trabajadoras del hogar de México y Estados Unido; pero en el teatro estuvo sentado con el director de casting, Luis Rosales, y con el actor Víctor Resendez, quien interpreta al profesor Zodek en Roma. Ellos estaban en la segunda mitad de la platea; más adelante quedaron los nominados.

Más allá de lo que una experiencia así pueda dejar para el anecdotario, Saravia dice que fue a los Oscar “a lo que sucediera”, sin intención de saludar o sacarse una foto con tal o cual famoso. Para él, todo lo que ha venido después del estreno de la película ha sido casi como una yapa.

Admite, sí, que el tamaño del Dolby Theatre lo sorprendió: “Cuando lo ves por tele parece enorme, y es un teatro bastante pequeño, muy parecido al Teatro Esperanza de Ciudad de México, donde se hacen los Fénix”.

Como parte del equipo de Roma, Saravia ya había ido al Festival de Cine de Venecia, donde el film hizo su estreno mundial; y al Festival de Cine de Toronto, donde fue la première mundial. Sin embargo, su mejor experiencia fue en los Bafta, que se entregaron el 10 de febrero en Londres.

“Los Bafta fueron muy lindos porque estábamos sentados todos juntos, y realmente no esperábamos ganar el premio a mejor película”, cuenta Saravia, quien subió al escenario con el resto del plantel para recoger ese premio. “Quizás fue un poco más relajado que los Oscar, y éramos un grupo más pequeño; íbamos juntos para todos lados, entonces fue más íntimo. Personalmente, esos premios los disfruté mucho”, señala a El País.

Sandino Saravia y "Roma" en los Bafta. Foto: Captura de BBC
Sandino Saravia y "Roma" en los Bafta. Foto: Captura de BBC

En cuanto al saldo que dejaron los Oscar, Saravia admite que en las últimas semanas se había generado “una expectativa enorme” alrededor de la posibilidad de que Roma ganara el Oscar a mejor película. “Y eso, al final del día y aunque uno no quiera, te influye”, dice. “Pero es muy importante mirarlo con perspectiva: hace seis meses, nadie esperaba el tsunami de información y reconocimiento que ha tenido en el mundo”.

Dice además que la especulación sobre si la Academia no le dio el premio mayor a Roma por tratarse de una producción de Netflix, “quedará en los corrillos de Hollywood”. En ese sentido, entiende que el sistema de votación por consenso que aplica a esa categoría, puede dar un resultado inesperado.

Sobre la ganadora a mejor película, Green Book, coincide “con muchas de las críticas que le hacen a esa mirada desde el ojo blanco y desde el establishment, mirada que no comparto. Es una película que uno disfruta, pero que la piensa en profundidad y es complaciente”.

Con la temporada de premios atrás, Saravia se enfoca en sus nuevos proyectos: la siguiente película del también uruguayo Rodrigo Plá, El otro Tom, que se filmará en la segunda mitad del año; y Centro da Terra, la nueva del brasileño Gabriel Mascaro, que se filmaría en el primer semestre de 2020. De cualquier manera, Divino amor, el reciente estreno de Mascaro, está en plena promoción: vienen de mostrarla en el Festival de Sundance, donde obtuvo buenas críticas de la prensa especializada.

Además, Saravia tiene otros proyectos que implican colaborar con Nicolás Celis, el productor de Roma que fue su puerta de entrada para esta película de Cuarón que, está claro, tendrá un lugar especial en su historia.

“Pensar que si Roma no ganó a mejor película no es suficiente, es medio peligroso. Porque sigue siendo una película independiente, que necesita que la audiencia se enganche; no es la típica que la gente está acostumbrada a ver, entonces es un logro histórico y el saldo es superpositivo”, dice Saravia. “Roma es una película de la que se va a hablar durante muchos años”.

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