Publicidad

"Los Zíngaros están intactos"

Compartir esta noticia
"Si me dan a elegir qué espectáculo quiero hacer, elijo de vuelta el de Zíngaros"

Dice que tiene un callo en el pecho pero se desespera si le toca actuar con el Teatro de Verano vacío.Ariel “Pinocho” Sosa se angustia si el club no está lleno de bote a bote durante los ensayos. Participará de esta fiesta popular mientras Dios le dé salud porque Carnaval es el aire que respira. Es el segundo año consecutivo que Zíngaros no obtiene el primer premio y se lo tomó a risa. En 2016 habló de una estafa, este febrero sintió un desprecio de todo el jurado hacia su conjunto. Aquí su descargo.

—No te gusta decir la arenga en el Teatro de Verano, pero en la Liguilla lo hiciste porque te lo pidieron. Les decías a tus componentes que demostraran que son un conjunto grande y que dejaran todo…

—Yo siempre doy arengas muy emotivas. Les digo que está su familia, sus amigos, la hinchada, que dejemos todo, pero últimamente estoy un poco molesto porque no se nos respeta. Zíngaros es un conjunto grande, que en los últimos nueve años ha ganado seis veces y otras dos salió segundo, un conjunto que agota todas las veces que va al Teatro de Verano. Quise incentivarlos para que demuestren lo que somos.

—¿Por qué decís que no se los respeta?

—Que pase una primera rueda y ya los comentaristas den ganador a otro... Este año ganó Nazarenos, pero todos los años que salí primero dicen que gana otro conjunto en la primera rueda.

—¿Por qué?, ¿te tienen bronca?

—Yo fui el peor de la clase contra los periodistas y el jurado. A los periodistas los quería mandar a hacer una Prueba de Admisión porque a veces viene cualquiera a comentar de Carnaval. Hay gente que habla de cosas técnicas y no sabe absolutamente nada. Por más que ahora tengamos una relación normal, eso no se olvida, no me la perdonan.

—Se comentaba que Nazarenos tenía un espectáculo para arrasar este año, ¿qué te pasaba cuando escuchabas eso?, ¿te angustiaba?

—No, hay que ver quién dice eso. Hicimos cerca de 106 tablados y la gente opina otras cosas. Reconozco que hay conjuntos de la categoría que hicieron espectáculos preciosos, pero no se mide a todos con la misma vara. Todos tienen derecho a ganar, pero este año sentí un desprecio de la totalidad del jurado hacia mi conjunto. Capaz que yo veo mal el Carnaval, pero es un concurso por rubros: a mejor rubro, mejor espectáculo. Hasta el más contra de Zíngaros sabía que éramos muy peligrosos por los rubros canto, vestuario, maquillaje, baile. Incluso en el texto se nos vapuleó: entramos en el último lugar. Yo pensaba que estábamos muy bien en todos los rubros y se ve que me equivoqué.

—¿Qué faltó para ganar? ¿En qué falló Zíngaros?

—Primero que hay conjuntos muy buenos. Con seguridad hicieron mérito los ganadores. Pero me parece que no midieron los rubros de Zíngaros como tienen que medir. Hemos ganado primeros premios y a Zíngaros siempre se le acusa por el texto. Fui a buscar al gran Andrés Tulipano. Me escribió un texto muy fino, muy delicado pensando en el reglamento, y después el reglamento no corrió. Yo siempre me preocupo por seducir a la gente y si seduzco al jurado, mejor. Pero este año Tulipano, que fue presidente del jurado, me hizo leer el reglamento y los jurados nos dijeron que no iban a puntuar lo soez, lo original, que darían prioridad el sentido poético de las canciones y no fue nada así.

—¿Te echás la culpa a vos de no haber seducido al jurado?

—No sé qué decirte. Por naturaleza soy polémico, entonces capaz que no soy del agrado del jurado. Por suerte somos el conjunto más popular del Carnaval. Siempre le repito a los integrantes, si ganamos es por ustedes, si perdemos es por culpa mía. Capaz que la culpa la tengo yo que me equivoqué en el espectáculo o tenía que pagar una cuenta vieja.

—Más allá de lo que pueda opinar el jurado, ¿el Carnaval necesita más gente como vos, que sientan la fiesta con tanta pasión?

—Claro, pero eso tiene que decir la gente. Yo trabajo nueve meses para el Carnaval, me preparo y dejo todo por el conjunto. Y los que han salido conmigo saben que el dinero que gano por publicidad lo pongo todo en el conjunto. A veces molesta que abras el telón y sea deslumbrante, que llenes el Teatro de Verano. Ojalá hubiera más conjuntos como Zíngaros.

—¿Sentiste que Zíngaros podía perder esa última noche cuando se abrió el telón del Teatro de Verano y al bajar del escenario?

—En ningún momento pensé que iba a perder el concurso. No se me pasaba por la mente porque hacía las cuentas por todos lados y de repente en un rubro podía estar abajo pero ¡perdí en todos! Zíngaros canta mucho, todos lo saben, y perdimos en ese rubro. No sé si hubo un mal manejo del reglamento por el jurado o el equivocado soy yo.

—¿Te sorprendió el tercer puesto?, ¿estabas preparado?

—No estaba preparado. Por eso los fallos pasaron a ser una anécdota graciosa. El problema ahora es que hay que pagar las cuentas y hay diferencia entre salir primero y tercero. Me duelen los números que hay que pagar.

"Si me dan a elegir qué espectáculo quiero hacer, elijo de vuelta el de Zíngaros"

—Habías invertido alrededor de un millón y medio de pesos, ¿cómo vas a saldar las deudas?

—Hay que ver la liquidación de Daecpu. Voy a pagar. Pero de poder quedarte con un buen excedente capaz que no te queda nada, o llegás justito, o debiendo, y no era la idea. Pero lo importante es el espíritu que tengo, la fuerza y la gente que apoya. Los Zíngaros están intactos y el Carnaval que viene vamos a estar mejor que nunca.

—Me comentaron que estabas mucho más calmo que otros años, ¿era así realmente o la procesión va por dentro?

—No le di importancia. Yo ya tengo un callo en el pecho, no me hace nada esto. Al otro día ya di vuelta la página. Me preocupa que sufra la gente y mi hijo Gastón, que siente el conjunto más que yo. Pero estoy de vuelta de pie y el año que viene los Zíngaros van a volver con mucha más fuerza, con mucho mejor vestuario, más canto, más ímpetu, más amor por el Carnaval.

Le pedí a la gente que estuviera tranquila, que yo me quedaba con la actuación de esa noche en la Liguilla que fue conmovedora y emocionante. Se había suspendido por lluvia el día anterior y yo pensé, no va a venir nadie. Faltaba media hora y el Teatro estaba vacío, ¿sabés que preocupación? Y de repente empezó a caer gente, gente como al estadio Centenario, y se llenó de bote a bote. Fue una fiesta increíble.

—¿Te angustia actuar con el Teatro de Verano vacío?

—Sí, me mata, me angustia. Estoy acostumbrado a actuar con el Teatro lleno. Yo soy muy de la gente. Yo salgo a las nueve de la noche y veo medio local de ensayo vacío y me pongo nervioso. Hasta que no lo veo completo no quedo contento.

—El año pasado no parabas de repetir que había sido una estafa. Este año no se te oyó reclamar…

—El año pasado se lo dije una vez a mi gente, encerrado, en el club Rentistas, pero una persona me grabó y lo subió a las redes sociales. Este año fue raro. No hablo de estafa porque no quiero usar más ese término pero sí siento un desprecio de la totalidad del jurado por el trabajo de Zíngaros.

—¿Te costó menos que en 2016 superar la angustia?

—Sí, este año lo tomé como una anécdota graciosa. La gente me para y me grita, Pinocho, vamo arriba. Lo tomo con risa.

—Te apoyás mucho en el concurso y la rivalidad. Sos un competidor nato. Llevás dos años sin ganar, ¿te afecta?

—A mí me gusta sumar estrellas. El logo de Zíngaros tiene nueve y se nos escaparon dos que podían haber sido nuestras. Tengo toda la ilusión puesta en el Carnaval 2018. Voy a volver con más fuerza que nunca.

—¿Te angustió mucho no haber ganado el quinquenio en 2012?, ¿te lo arrebataron?

—Fue un año muy raro. No le puse todas las pilas al conjunto. Pensé que ganaba fácil y no fue así. Me dolió no ganarlo, pero volvimos con toda la fuerza, ganamos dos, me perfilé el año pasado para sumar un tercero y se cortó. El quinquenio fue una oportunidad que se nos fue y hubiera sido histórico. Tengo 54 años y si Dios me da salud voy a seguir muchos años más en Carnaval porque es mi vida, es el aire que respiro, y no sé si voy a lograr un quinquenio pero voy a ganar más títulos y a sumar como loco.

—Solías andar con una estampita de San Expedito, ¿tenés más cábalas?

—Creo mucho en Dios. Si paso por una iglesia, rezo y pido. Tengo mucha fe. San Expedito me atrapa. Tengo muchas cábalas también: cuando algo sale bien lo repito y cuando va mal lo corto.

—¿Qué cábala vas a cortar en 2018?

—Este año mi señora y mi hijo me pidieron que me corriera cuando vinieran los pelotazos, que dejara pasar los líos. Y les hice caso. Estuve muy calmo. Voy a romper esa cábala. Yo tengo que ser el de siempre. Decir lo que siento. Si me equivoco, será de burro pero no de mala leche. Panchito (Araújo) me decía en broma en la parodia de este año, no sos vos, te desconozco. Y yo quiero ser yo.

—Zíngaros no es Zíngaros si Pinocho Sosa no baja a la platea, ¿lo hacés por vos, por la hinchada o por los dos?

—Bajo porque me gusta mirar y hablarle a la gente de al lado. Todo el Carnaval se burlaba de mí, incluso conjuntos divinos como Los Chobys decían, este es el Teatro de Verano, está el escenario, la platea, y acá actúa Pinocho. Pero las veces que he bajado fueron contundentes, tremendas. Tengo buena recepción del público. Y ahora los que se burlaban de mí salen a pasear por la platea, a acortar camino para llegar al pedregullo.

—Este año fuiste a buscar a tu hijo Gastón cuando bajaste en la Liguilla, ¿por qué?

—Tengo una relación muy especial con mi hijo. Le dije en mi casa, mirá que te voy a hablar a vos en el final. No, Ariel, no, dejá, me contestó. Mi hijo es muy perfil bajo. Cuando bajé estaba muy lúcido y me dirigí a él: le quise decir lo que sentía, la gente lo tomó bien y algunos hasta se emocionaron.

—Vos querés que Gastón continúe tu legado y sea el director del conjunto, ¿qué dice él?

—Lo bueno es que él no sube al escenario porque es el hijo de Pinocho, no abusa de eso. Es muy gracioso, tiene un humor muy especial, es el que comanda el grupo y está tomando decisiones: esto sí, lo otro no, vamos a traer a este componente. Es joven, tiene 23 años y es el verdadero dueño del conjunto. Mientras yo esté, voy a estar al frente y él me acompañará, pero tiene condiciones para ser un gran director.

—¿Y él quiere serlo?

—Pienso que sí porque ama a su conjunto. Él es el verdadero Zíngaro. El conjunto se llama así por él.

—¿Sentís que sabés leer lo que quiere la hinchada?

—Sé lo que quieren, lo que sienten. Es impagable lo de la gente. No tiene precio. Tenemos la suerte de que cuánto más mal nos va, más hinchas se suman.

—Has repetido que la hinchada de Zíngaros despliega glamour en el Teatro de Verano, ¿en qué sentido?

—Es un conjunto con glamour porque vamos al Teatro de Verano y está toda la gente con sus sombreros, sus globos, maquillados, con luces. En la primera fila vas a ver deportistas, senadores, diputados, personas que no suelen ir al Carnaval pero cuando va Zíngaro están.

—El "Chino" Recoba comentó que disfrutaba mucho el espectáculo de Zíngaros….

—El Chino es un fenómeno. Ojalá que no se vaya nunca más del Carnaval porque le hace mucho bien. Con la carrera que tuvo en el fútbol, ¿qué necesidad tiene de dejar de disfrutar un verano con su familia por estar con la murga? Pero le gusta el Carnaval y le hace un mimo a esta fiesta. Sin embargo, es un poco envidiado también.

—¿Vos te sentís envidiado?

—En Carnaval sí. Hay gente que le molesta el conjunto que tenemos: agotamos las entradas, vas a un ensayo de Zíngaros y hay mil y pico de personas en enero.

—¿Hay algún hincha que ponga dinero en el conjunto?

—Yo siempre digo que el sponsor principal de Zíngaros es la hinchada. La cantina de los clubes donde se ensaya es de Zíngaros y todo lo que se vende va para el conjunto. Hacemos festivales y al hincha no le importa quién va, solo le interesa colaborar. Palito, un hincha, es un gran repostero, todos los días lleva una torta y la rifamos. Cobramos 30 pesos el número, vendemos 100, y son tres mil pesos diarios. No te das cuenta pero en los 40 días de ensayo son 70 mil pesos. Y ese hincha sin darse cuenta de repente paga los zapatos y las galeras.

—Es el segundo año que apostás a actores dramáticos, ¿por qué?

—El año pasado traje a Vicky Rodríguez y la rompió como Juana de Ibarbourou. Estoy seguro de que si hubiera salido en otro conjunto la hubieran mirado diferente. Pasó desapercibida para el jurado, pero la ovacionaron en todos los tablados. Y este año traje a Cristian Amacoria. Lo fui a ver al teatro y me encantó. Tiene polenta comicidad, presencia, ojalá siga con nosotros.

—¿Es cierto que querés ir cediendo de a poco el protagónico?

—Estoy un poco cansado, no rindo en los ensayos con todo el estrés de enero. Este año hice poco, en 2016 solo acompañé a Vicky (Rodríguez) en la parodia de Juana. Tengo 37 carnavales y quiero ir saliendo. Pienso que mi voz cansa un poco, pero sin embargo, este año recibí 40 mil rezongos, eh, no actuás. Mismo la prensa decía, qué poco protagonismo Pinocho Sosa. Cuando es mucho es mucho, cuando es poco es poco.

—Se dice que cada rezongo tuyo es un piñazo, ¿lo sentís así?

—Es un piñazo en el sentido de que está lleno el ensayo, la gente viene de lejos y hay que entregarle todo. Soy exigente pero amo a mis componentes. Los cuido, son mi familia, dan todo por mi conjunto. Termina un ensayo y nadie se queda a pie: los llevo hasta la puerta de sus casas vivan donde vivan. Cuando ensayamos en mi casa no se van sin cenar. Porque cuando yo era componente estaba de ocho a doce y no me daban ni un vaso de agua. No quiero que mis componentes pasen lo que yo viví.

—Has dicho que no sos buen bailarín, ni cantante ni actor, ¿cuál es tu gran mérito o talento?

—Yo no tengo buena dicción, tengo voz fea aunque no desafine y no soy bailarín, pero es tanto el corazón que le pongo que me ha salido bien. Y estoy convencido de que cuando subo al escenario le voy a pasar por arriba a la gente en el buen sentido, voy a defender la entrada que pagaron.

—¿Los Zíngaros son un reflejo de lo que es Pinocho Sosa?

—Sí, los Zíngaros son todo locura y amor porque yo soy un loco de la guerra, pero muy solidario. Me dicen egocéntrico y no me molesta, me pongo esa ropa y capaz que me queda bien.

—¿Preferís que hablen mal de vos a que no hablen?

—Que hablen mal no me gusta, pero ¿qué pueden decir de mí? Este egocéntrico. Nada más. Es la tranquilidad que tengo.

—Has reconocido que estás más susceptible en Carnaval, ¿por qué te pones así?

—Yo soy siempre igual. No tengo un personaje pero siento que en Carnaval me buscan a mí: vamos a darnos contra Pinocho que está bueno. Será porque soy un tipo popular y polémico por naturaleza. No es que me ponga susceptible, yo defiendo lo mío, mi conjunto y a las miles de personas que nos siguen.

—Has dicho frases que quedaron para la historia. "No me como ninguna caminata", por ejemplo.

—Eso fue una vez que me peleé con el "Pato" Celeste (Gustavo Torena). Le dije plumífero en esa Liguilla que podía ganar el quinquenio (2012). Me sacaron: diez minutos antes me contaron que había gente caminando contra mí y la primera cámara que vi le dije, bo, plumífero mirá que no me como ninguna caminata. Me refería al Pato Celeste, no a Marcelo Fernández, como todos pensaron.

—¿Qué relación tenés hoy con el Pato Celeste?

—Lo conozco desde el 85. Tuvimos muy buena relación por un tiempo, pero desde 2012 no hablé nunca más con él. Estoy muy distanciado.

—En febrero hubo una nueva instancia en la demanda que Diego Fischer le hizo a Zíngaros por plagio, ¿qué pasó en esa audiencia?

—Solo hablaron los abogados. Habrá otra instancia en abril y ahí sí voy a poder hablar yo. Estoy deseando que llegue ese momento para poder decirle a la jueza mi verdad. Me moría por hablar el otro día pero no podía. Tengo la conciencia tranquila de que nunca hice un plagio porque no soy autor. Escribí una vez en el 88 y fue tan espantoso que dije, nunca más. Así que siempre contrato libretistas. Marcelo Vilariño, que fue quien me escribió el año pasado, tendrá que mostrarle a la jueza de dónde sacó cada cosa y ella dirá si es plagio o no.

DEVOLVER GENTILEZAS

Antes de salir rumbo al Teatro de Verano, Pinocho le advirtió a su hijo Gastón que le hablaría en el final. El joven le pidió que no lo hiciera, pero el dueño de Zíngaros bajó a la platea y se dirigió a él: “Caer no es vergüenza, vergüenza es no levantarse. Nacimos para caer, levantarnos y seguir soñando siempre, hasta el final”, recitó. Pinocho se emocionó, conmovió a la hinchada y horas después de que se supiera que había ganado Nazarenos, Gastón twiteó esa misma frase.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Foto: Enrique Rodríguez

PINOCHO SOSAMARIEL VARELA

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad