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Valeria Ripoll sobre su nuevo rol en Esta boca es mía: "Quiero salir de la etiqueta de zurda o facha"

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Valeria Ripoll
@maineleo

NOTA DE TAPA

La dirigente de Adeom es la flamante panelista del programa de Teledoce. Confiesa que militaría políticamente en un partido que no sea de izquierda y habló de su reciente accidente carretero.

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—¿Cómo tomás tu nuevo rol como panelista de Esta boca es mía?


—Me gusta. Porque es un programa de debate sobre temas diversos y de ese modo, puedo salir del encasillamiento que puede haber sobre mí restringido a mi rol como dirigente sindical. Más allá de que yo estoy en otros asuntos, me parece que está bueno proyectarme en la opinión de otros temas y no como la secretaria general de Adeom. A Esta boca es mía no voy como dirigente sindical, sino como Valeria con su opinión sobre diferentes aspectos de la realidad.

—¿Dudaste de aceptar?

—No. Siempre me sentí muy cómoda en ese programa cuando fui como invitada. Lo habíamos hablando antes con la producción y no se concretó hasta que a finales del año pasado terminamos concretando.

—A mayor exposición y más con opinión, también te exponés en redes sociales a eventuales críticas. ¿Cómo te llevás con eso?

—Me pasa hace tiempo. Como dirigente sindical, ya estaba muy expuesta, sobre todo por mi opinión a veces diferente al resto del Pit-Cnt o mis cuestionamientos a las administraciones de Montevideo del Frente Amplio. Así que el ataque en redes sociales ya lo sufro desde antes. Vengo de un entrenamiento duro: para empezar me cuestionan porque me tiño el pelo, por la peluquería, si me hago las uñas o cómo me visto...

—En primera semana del programa, diste cuenta en redes sociales de ciertas devoluciones machistas que viste en redes. ¿Cómo se manifestaban?

—Más allá de que no respondo mucho por redes sociales, leo los comentarios. Algunos me llamaron la atención porque muchas personas, en especial mujeres, felicitan a Fernando (Marguery) o Pablo (Casas) por defender fervientemente sus ideas, pero por otro lado me ponen a mí que si levanto la voz, soy la histérica. Es curioso: la mujer que levanta la voz es histérica, pero el hombre, en un caso igual, está defendiendo pasionalmente sus ideas. En esos comentarios se ve la diferencia de criterio y el machismo. También en este caso muchos se fijan en si fui a la peluquería o no, qué llevaba puesto en tal programa… Me pregunto: ¿se fijan si los hombres pasaron por la peluquería antes de ir al programa? Así cuesta todo más: para que tomen en serio lo que decís, si sos mujer, tenés que pasar primero por el filtro de cómo te ven, cómo hablás, si levantás la voz o no… En realidad, no es que me victimice pero tengo la necesidad de pedir un poco de igualdad. O somos todos pasionales o somos todos histéricos.

—¿Cómo definirías el relacionamiento con los compañeros?

—El clima es muy bueno. Todos se preocuparon por mí cuando tuve el accidente a comienzos de año en Rocha. Incluso Fernando (Marguery), con quien se puede pensar que tengo mayores diferencias, hizo una publicación enviándome deseos de recuperación. Mucha gente debe pensar que luego de las discusiones nos peleamos, pero nada que ver. Me siento súper cómoda. Las discusiones duran lo que se ve en el aire. Está bueno el debate pero no es para pelearse ni hacer enemigos. Lo que no está bueno es la segmentación que se hace respecto a que tienen que ser de derecha o de izquierda los panelistas.

—¿Cómo te definís ideológicamente en ese espectro?

—Yo intento salirme de la etiqueta. Lo que busco que la gente vea es que tengo una independencia muy grande porque no le debo a nadie nada. Si tengo que cuestionar al gobierno lo hago y si tengo que criticar a la Intendencia, lo mismo. Yo digo lo que realmente pienso sin importar a quien le duela o a quien le guste. El otro día, fue el dirigente sindical (Jorge) “Fogata” Bermúdez como invitado y tuvimos un cruce. Yo opinaba que lo que se hizo en Casa de Galicia había estado bien y a él no le gustó. Me dijo que él no sería nunca panelista porque es dirigente sindical las 24 horas. “La panelista Ripoll”, me decía.

—Sos la presidenta de la fundación Abrazo Azul, dedicada al apoyo y trabajo con niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), cuyo lanzamiento fue el año pasado en el Palacio Legislativo y con presencia de Beatriz Argimón. ¿Recibiste críticas por eso?

—Sí, hubo cuestionamientos y asociaciones políticas. Pero la realidad es que el proyecto fue apoyado por Beatriz Argimón, a quien considero una referente personal, como mujer y como política. Me llevo muy bien con ella. Y la causa de apoyo a los niños con TEA no es algo que tenga partidos políticos. Este gobierno lo tomó y en especial ella. Hicimos el lanzamiento en el Palacio como símbolo de que esto nos debe unir. No es cuestión de partidos. Pero en mi caso, haga lo que haga, siempre buscan etiquetarme en algún lado. En Esta boca es mía me tildan de zurda pero con otras opiniones me dicen facha.

Valeria Ripoll
Valeria Ripoll. Foto: Leo Mainé.

—¿Nunca militaste en política?

—Sí, estuve en el Partido Comunista hace algunos años. No me fui bien y es un lugar al que no voy a volver. Cuando asumí como secretaria general en Adeom, tuve algunas diferencias frente a la “bajada de línea” del PC sobre lo que yo tenía que hacer acá, algo que no acepté. Los únicos que pueden bajarme línea son los trabajadores que me eligieron. Después viví pintadas en mi contra y algunos episodios violentos en mi casa que yo vinculo con esas diferencias. Nunca los vi, ni lo puedo confirmar, pero estoy convencida porque en ese momento yo estaba en el peor momento de salida del partido y de enfrentamiento con la administración municipal.

—¿A quién votaste en las últimas elecciones?

—No voté. Coincidió que en la segunda vuelta estuve de viaje por una actividad de la Clate (Confederación latinoamericana de trabajadores públicos). Era una elección difícil. Me hubiera costado elegir. Estaba Daniel Martínez, con quien tuvimos diferencias en su gestión de la Intendencia.

—El debate que ya empezó es sobre la LUC. ¿Cuál es tu postura?

—Yo no comparto la Ley de urgente consideración. Para empezar, no comparto el método: consideré y considero lo peor de la LUC es la forma. No se puede legislar sobre tantos temas, tan profundos, sin tiempo para el debate y para la búsqueda de consenso. Ahora, la definición que se tomó es ir por la derogación de los artículos que no votó el Frente Amplio. Eso tampoco lo comparto. Como movimiento social, no me parece correcto ir detrás de las definiciones de un partido político. Eso me ha costado grandes diferencias. Sobre los artículos de la LUC, hay algunos positivos y otros cuestionables, como el antipiquete u otros que implican la reforma de la educación e involucran a otros sindicatos. Pero repito: yo hubiera ido contra toda la LUC.

—¿Cómo definirías el vínculo con la administración de Carolina Cosse?

—Mucho mejor que con la gestión anterior. Es una administración que respeta mucho al sindicato. Tenemos ámbitos en común donde todos los temas se discuten con los trabajadores. Se terminó con el ninguneo generado por (Eduardo) Brenta y su equipo. Es muy bueno tener a (Jorge) Mesa (director de RR.HH.) como interlocutor. Los servicios han funcionado bien y tenemos un buen convenio colectivo. A la intendenta prácticamente no la vemos: creo que nos reunimos dos veces porque tenemos buenos ámbitos de diálogo antes que llegar a ella. Se han visto los resultados: el trabajo de limpieza que se hizo en diciembre fue muy bueno; creo que es la primera vez que no estuvo Montevideo tapado de basura después de las Fiestas. ¿Por qué? Porque se escuchó a los trabajadores y se hizo el trabajo que había que hacer. Antes no nos escuchaban. La administración pasada de Daniel Martínez fue nefasta. Fue la peor en mucho tiempo.

El año no empezó del todo bien para vos con un accidente carretero en Rocha. ¿Qué pasó?

—Estábamos volviendo porque habíamos pasado con unos amigos fin de año en el camping de Aguas dulces. Salimos temprano y la ruta estaba muy transitada. Y no nos frenó el auto… Manejaba mi esposo y para evitar chocar, hizo una maniobra y se metió en un camino al costado y terminamos volcados. La peor parte la llevé yo que me fracturé el fémur, pero no me pasó nada irreversible. Me operaron y estoy en recuperación.

Accidente de tránsito en Ruta 9. Foto: Dirección Nacional de Policía Caminera
El auto de la familia luego del accidente en Ruta 9. Foto: Dirección Nacional de Policía Caminera

—Hace dos años diste testimonio de lo que vivías como mamá de un niño con TEA. ¿sentís que has cambiado algo?

—Vino la pandemia y es difícil evaluar, aunque creo que por el momento no hubo un cambio sustancial en este tema. El otro día estuvo Robert Silva en el programa y le pregunté si se estaba considerando la inclusión de los niños con TEA como algo fundamental. También se lo pregunté al ministro de Trabajo. Para mí es un tema muy importante en mi vida, pero al mismo tiempo es un problema de cada vez más familias. Tenemos que pensar en una sociedad que los incluya a todo nivel: educación, trabajo, salud. Esto tiene que convertirse en un tema país.

—En aquel momento revelaste que BPS le había retirado la pensión a tu hijo Nahuel sin mayores evaluaciones médicas. ¿Hoy restablecieron la pensión?

—Sí. Aquello fue muy extraño y yo tengo sospechas de que también formó parte de la persecución política. Lo cierto es que apelamos y con nuevos informes médicos se restableció la pensión. En primera instancia lo había visto un médico que solo que le mostró el celular a Nahuel y le preguntó la hora. Mi hijo reconoció los números pero era un chico de 12 años que no sabía leer y que tiene un montón de condicionantes vinculadas al TEA. Pero como reconoció los números le sacaron la pensión. Luego la decisión se revirtió con el informe de un tribunal médico. Pero más allá de eso, a raíz de la exposición que hice de mi caso, se acercaron otros padres con problemática similar y así generamos lo que hoy es la fundación Abrazo Azul.

-—Sos funcionaria de la Filarmónica de Montevideo, ¿estás con licencia sindical por tus tareas en Adeom?

—Sí. La gente suele decir sobre los dirigentes sindicales que no trabajamos y no es verdad. Si yo fuera a trabajar todos los días a la Filarmónica, entro a las 6:00 y a las 14:00 salgo. Ahí tendría una rutina marcada por un horario determinado. Aquí no la tengo porque además del trabajo en la sede del sindicato, hacemos recorridas, estamos en todo el departamento. Le doy muchas más horas de mi vida a Adeom que lo que me llevaría ir a trabajar a la Filarmónica. Muchas veces viajo al Interior también porque soy la presidenta de la Federación nacional de municipales.

—¿Para hacer carrera en Adeom no encontraste machismo?

—Cuando entró mi tanda en 2007, había muchas mujeres y en ese entonces se produjo un cambio. Antes era un lugar hostil a las mujeres y la forma de militar no era compatible con quienes teníamos hijos chicos. En mi caso, prácticamente desde el comienzo en la actividad sindical mis hijos me acompañan. Vienen conmigo a muchas actividades y entienden lo que hago. Un viejo dirigente sindical me dijo una vez: “Tus hijos tienen que saber lo que estás haciendo para que el sindicato no se transforme en el lugar que le sacó a su madre”. Hoy, mi hija más grande, de 16 años, también milita: está en el sindicato de su liceo. No debo haber hecho las cosas tan mal para que mi hija no rechace lo que hago, siendo que implica estar todo el día afuera de casa.

—Decías que sos independiente políticamente, ¿qué tiene que pasar para que milites en un partido?

—Hasta ahora nadie me lo ha ofrecido. No sé si doy miedo o qué… pero nadie me lo ofreció. Y la verdad es que me gustaría. Me gusta mucho la política y tengo temas que para mí son de principios y los quiero trabajar. La política es un buen ámbito para hacerlo.

—¿Aceptarías un ofrecimiento de un partido que no sea de izquierda?

—Yo estoy abierta a escuchar. No me cierro con nadie porque hasta ahora nadie me ha dado respuestas sobre temas que para mí son centrales. Entonces, donde yo encuentre un lugar para trabajar estas temáticas, vinculadas a la educación y a la inclusión, no lo dudo. Porque no tengo compromiso con nadie.

—Estás transitando el tercer período como secretaria general de Adeom, ¿vas a seguir postulándote en las elecciones del año que viene?

—Depende de las circunstancias de ese momento. Lo que sí considero es que la dirigencia sindical es para una etapa de la vida. Yo no quiero ser una dirigente atornillada a la silla. Me parece que de la misma forma en que yo aprendí de otros, tienen que venir de otras generaciones a aprender de vos y seguir ellos. No es lo común en Uruguay. Lamentablemente, muchos sindicatos se han convertido en lugares donde hay dirigentes por 40 años. Eso no le hace bien al sindicato.

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