Un ex galán y un crítico vienen en taxi

| Carlos Calvo, Fabián Gianola, Flavia Palmiero y elenco llegan a Uruguay con Taxi 2 y aquí hablan de todo, sin pelos en la lengua.

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Por: Miguel Bardesio

Ahora sí, Carlos Calvo se siente del todo recuperado del accidente y la hemiplejia que padeció en 1999. Fabián Gianola se declara "asustado" por este momento de su país. Y Flavia Palmiero definitivamente no va a salir desnuda en ninguna tapa de revista, por más que ya ha recibido decenas de ofertas. Los tres, más Dalma Maradona (la hija mayor del DT) y Daniela Cardone traen a Montevideo la obra Taxi 2, que obtuvo el premio Estrella de Mar a mejor comedia en la temporada veraniega de Mar del Plata. Será el próximo fin de semana en el Teatro Metro.

Antes, cada una de estos actores se hizo un rato para una entrevista con Sábado Show. Calvo reconoce que colgó "el traje de galán" que supo tener con el éxito de Amigos son los amigos -pico de 50 puntos de rating incluido- que ya no corre "detrás de la zanahoria del éxito" y que cada paso lo valora como si fuera el primero.

Gianola, más serio y polémico, carga contra el programa del que fue fundador: "TVR ahora es oficialista", dispara. Y también contra el ciclo de Marcelo Tinelli: "Me llamaron en dos temporadas. La última durante cuatro meses. Querían que fuera a bailar, pero no. Respeto mucho a la gente que va y agradezco que se acuerden de mí, pero me parece una súper exposición para la que no sé si estoy preparado. Además, con un jurado que nunca bailó: está (Marcelo) Polino, que no se sabe qué es, Moria (Casán) que nunca bailó, Sofovich tampoco. También me parece injusto que preparen situaciones hirientes, agresiones para sumar rating".

Flavia Palmiero, de su lado, sigue siendo Flavia, aunque no realizaría de nuevo un programa para niños. "Lo sentiría como un paso atrás", reconoce. Lo que sí harán será estar en el escenario del Metro para una obra que ellos definen como: "divertidísima", "dinámica", "sin pausa" y "bien armada". Y sin apelar a las chicas semidesnudas. "Solamente -acota Gianola-, en una partecita, se ven las maravillosas piernas de Daniela Cardone".

"LA TEVé SIN LÍMITE". Fabián Gianola, que saltó al éxito con La familia Benvenutto y luego TVR, conduce ahora De lo nuestro lo peor... y lo mejor, un programa de bloopers, furcios y archivo de la televisión argentina. Lo emite Canal 13 y por acá, el 12 lo replica los viernes por la noche.

Lo más curioso del programa es que el co-conductor, Ricky Aiello, es un niño de 12 años. "Lo sentí como algo sencillo trabajar con él, desde el principio. El chico es muy profesional. Estoy contento con el programa y me divierte hacerlo", asegura Gianola.

-¿Cómo evalúa este momento de la televisión argentina?

-La de Argentina es una gran televisión, competitiva y con un buen nivel humano, de talento, de actores, productores, autores. Tiene dos problemas: uno, más bien de toda América Latina, que es el presupuesto. Y otro argentino: el país está sin límites ni justicia y la tele refleja eso.

-¿A qué se refiere?

-No funciona Justicia. Es un país donde el gobierno puede hacer lo que quiere con el campo, cambiar la fecha de las elecciones y no hay Justicia que se le ponga enfrente. Entonces, todo eso se traslada la televisión. Por ejemplo, los canales están obligados a hacer tantos cortes por hora. El que no lo hace, paga una multa. Pero no con plata, sino con segundos de publicidad. Entonces el Comfer (Comisión Federal de Radiodifusión) se transforma en un bolsero de publicidad en vez de ser el organismo que rige la televisión.

-Usted fue uno de los primeros conductores de TVR. Su salida fue algo polémica. ¿Sigue el ciclo ahora?

-No. El programa justo arrancó en una época en que empezaba a verse esto de rebasar los límites éticos, hablar mal de cualquiera y que la Justicia no pueda hacer mucho. Hoy, hay programas que te extorsionan para que salgas con ellos y si no, hablan mal de vos. Y si salís en otro canal, se ponen en contra tuyo. Estas cosas existen en ese país y empezaron a verse en aquellos inicios de TVR. Lo viví con mucho dolor y un poco por eso fue mi salida. Vos veías que Tino y Gargamuza se daban el lujo de decir cualquier cosa de un actor o cantante y yo nunca hablé mal de un colega. A los políticos los mataba, pero a mis compañeros de trabajo no. Y ahí empecé con problemas con la producción.

-¿También había un tema político?

-Sí, nosotros en aquel momento éramos independientes. Y hoy, el programa es oficialista políticamente.

-¿Volvería con un programa así?

-Sí, pero con una producción seria. Aunque en este momento, es difícil. No sé si lo haría porque sería castigado. Con este gobierno no podés disentir porque sos malo. Me asusta este momento del país.

-¿Prefiere el humor más puro?

-Sí, es un buen antídoto. Me divierto mucho con De lo nuestro... y con Taxi ni qué hablar. Es una obra impresionantemente graciosa, con una buena estructura dramática. Ganamos el premio Estrella de Mar a mejor comedia y le ganamos a La cena de los tontos, con (Adrián) Suar y (Guillermo) Francella, porque nuestro texto era superior. La obra tiene un tiempo justo para cada cosa, un ritmo impresionante, no le sobra nada. Los personajes no se permiten nunca un respiro, justamente por la necesidad del protagonista, que interpreto yo, de que no descubran su gran mentira. Y no te adelanto más nada.

"El uruguayo no regala nada". El otro protagonista de Taxi 2 es un viejo conocido, Carlos Calvo, mejor recordado, tal vez, como Carlín, aquel galán "langa" que junto a Pablo Rago protagonizó en los `90 la serie televisiva Amigos son los amigos. Desde entonces hasta ahora, el actor sufrió de crisis de pánico, un accidente de tránsito y un ataque de hemiplejia que afectó su lado izquierdo. "Veía todo oscuro. Pensaba que nunca más iba a estar arriba de un escenario", relata.

Para un Calvo todavía con secuelas de la enfermedad, Taxi no resulta una obra más. Implica el papel más desgastante que ha hecho desde su accidente y encima, le valió el premio Estrella de Mar de mejor actor cómico de la temporada.

"No se sabía cómo podía estar yo moviéndome arriba del escenario en una obra que requiere de mucho despliegue físico. Y me empecé a asustar con los ensayos. Mi personaje entra a escena y no sale más y cuando me tocaran dos funciones, pensaba que me moría. Pero me dio tanto placer hacerla, que la disfruto al máximo. Termino muerto, sí, pero la disfruto", reconoce el actor.

-¿Ya está colgado el traje de galán?

-Sí y no. Después del accidente todo lo que tenga que ver con halagos, sean de langa o no, me divierten mucho. Uno nada más se fue acomodando a las circunstancias; eso fue en el pasado y hoy estoy en otra cosa.

-¿Pensó que nunca volvería a actuar?

-Claro, muchas veces. Por eso, me emocioné tanto cuando me entregaron el premio a mejor actor. Una de las cosas que yo pensaba, en los peores momentos, era: ¿quién se va a reír cuando yo diga un bocadillo? La angustia más grande que yo tenía era creer que a nadie le iba a causar gracia. Y cuando estuve en el escenario y sentí las risas de la gente, no puedo explicar la emoción que sentí. Hacer reír es lo más difícil para un actor: encima hacerlo en un estado de angustia, contrarrestarla, y decir un texto con gracia. Con Taxi 2 sentí plenamente esto por primera vez desde el accidente. Además, gané este premio en Mar del Plata y sentí la adhesión de los colegas, que en general no se espera. Este medio no es fácil.

-¿Tiene algún proyecto de televisión para este año?

-Estaba en uno interesante, pero se acaba de pinchar. Así que voy a apostar totalmente al teatro. Después de Montevideo, estrenamos Taxi 2 en Buenos Aires. Además, la televisión está muy caníbal hoy en día. Te dan dos segundos y si te va mal, te echan. Por eso hay que pensar muy bien un proyecto antes de meterse porque donde mida mal, te echan y no volvés hasta el otro año. Si volvés. Con todo, creo que la televisión argentina es buena; es la que tenemos y siempre se puede mejorar. Por ejemplo, hacerla menos chabacana. Pero quienes la manejan están muy apretados, presionados todo el tiempo para superar al otro.

-¿Pero no la extraña a la televisión?

-No, yo no extraño nada. Yo era un loco que iba corriendo atrás de la zanahoria del éxito y después que la alcanzaba, me ponía a correr detrás de otra. Una locura. Me acuerdo que al principio de mi carrera me preguntaron qué significaba para mí el fracaso y yo respondí: "la muerte en vida". Y esa barbaridad solo la pude decir cuando estaba pensando en que la prioridad era solo mi profesión. El fracaso no puede ser la muerte en vida, sino que es una de las cosas más importantes para crecer y aprender. Ahora, me parece una pelotudez el fracaso.

-¿Esa fue una lección del accidente?

-Sí. Estoy en un momento en que aprendí a bajar la pelota al piso, a disfrutar para adentro, la familia, mis hijos. Pero antes estaba siempre detrás del éxito y éste embrutece porque una vez que lo alcanzás no querés perderlo y seguís haciendo únicamente cosas para mantener. En la vida hay que apostar a crecer.

-Usted ha venido a Uruguay con varias obras. ¿Cómo evalúa al público?

-Los uruguayos son muy cálidos, pero también exigentes. No regalan nada. Con Taxi 1, por ejemplo, en la primera función, que no estuvo llena, se sentía en el público la espera de si no habíamos ido a robarles la plata. Pero por suerte salió bien y la ovación final sirvió para llenar las otras funciones. Es bravo el uruguayo y está muy bien; hay que ser exigente y no regalar así nomás el aplauso.

La obra se impuso en mar del Plata

Taxi 2, con libreto de Ray Cooney, ganó el premio Estrella de Mar a mejor espectáculo de humor en la temporada de Mar del Plata. Se impuso nada menos a que La cena de los tontos que, con Adrián Suar y Guillermo Francella, era uno de las obras más potentes del verano. Carlos Calvo y Fabián Gianola ya había protagonizado la primera versión de la obra, pero para el primero fue todo un desafío. "Yo ya la había hecho Taxi 1 antes del accidente. Esta, para mí, fue la primera obra "nueva" que hacía y me generó muchas dudas, pero por suerte la paso bárbaro", cuenta el actor, recordado por Amigos son los amigos, junto a Pablo Rago. Y Fabián Gianola: "Más allá de lo que pasó con la taquilla en Mar del Plata, lo importante fue lo que pasó con la gente, que se divirtió mucho con la propuesta".

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