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El Tirri: La convivencia con Tinelli, la superación del alcoholismo y las ganas de hacer radio en Uruguay

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El Tirri. Foto: La Nación GDA

ENTREVISTA

El jurado de Canta Conmigo Ahora y primo de Marcelo Tinelli a corazón abierto. "La gente me compró desde un lugar naif y se pregunta '¿es o se hace?", analiza.

De un día para el otro, Marcelo Tinelli invitó a su primo Luciano "El Tirri" Giugno a participar de Bailando por un Sueño y nada volvió a ser igual en su vida. Él ya había integrado la formación original de Los Fabulosos Cadillacs, se había probado como solista, había sido telonero de Madonna, había producido shows de Fito Páez y Charly García juntos, pero no fue hasta su aparición en el certamen la noche del 9 de mayo de 2014 que se metió al público masivo en el bolsillo.

Las divertidas idas y vueltas con el conductor más importante de la televisión lo convirtieron en un personaje adorado por el público, gracias al cual luego protagonizó comedias y espectáculos infantiles. Tras unos años sin pantalla, El Tirri volvió a la televisión en 2022 y una vez más de la mano de su primo, aunque esta vez para ponerse el traje de jurado en Canta Conmigo Ahora.

Semanas después de haber pasado por Montevideo y haber tenido reuniones para eventuales proyectos, El Tirri atiende a El País telefónicamente y habla de su relación con Tinelli, con quien se encuentra conviviendo en el mismo apartamento (y ahora viajaron juntos a Qatar). También recuerda la etapa en la que luchó contra el alcoholismo, y anticipa que tiene ganas de hacer radio en la temporada puntaesteña.

-¿Cómo te adaptaste al nuevo rol de jurado en Canta Conmigo Ahora (Teledoce)?

-Yo trato de adaptarme a cualquier rol. Cuando me ofrecieron ir al Bailando al principio dije que no y al final bailando mal me hice megapopular. Apenas me llamaron este año para hacer este nuevo formato acepté. Fue lindo volver a Argentina después de cinco años y reinsertarme en un programa en el que tengo que juzgar una actuación musical, que es lo que más sé. No imaginaba que iba a suceder todo lo que sucedió: que hubo tan buena onda entre todos los jurados y que el programa se instale tanto entre la gente. Me escriben amigos de Los Ángeles y me dicen que el programa está buenísimo.

-¿Cómo fue volver a la dinámica de la televisión después de haberte alejado por seis años?

-Yo me adapto a las situaciones. Me fui a Los Ángeles en el momento más alto de mi carrera: había hecho teatro en Carlos Paz, teatro infantil con Panám, cumbia en la época más fuerte del Pepo, shows como dj. Pero me cansé de la exposición y me fui a EE.UU, donde tengo a mis padres y mis hermanos. Me dediqué a sacar la residencia americana. La green card me demoró dos años y cuando la tuve llegó la pandemia. Sin darme cuenta estuve afuera del país por cinco años. Lo más increíble es que la gente no se olvidó. Estoy conviviendo con Marcelo (Tinelli) y hasta él me lo dice. Salgo a la calle y el amor de la gente está intacto. Fue raro, porque en Latinoamérica dejás de estar un ratito y desaparecés. Así que estoy muy feliz con lo que está pasando.

-¿Por qué creés que tu personaje pegó tanto como para resistir esos años afuera del circuito televisivo?

-Creo que la gente compró mi personaje desde un lugar naif. Me ven como un personaje sin malicia: nunca aparezco de mal humor, puteando o con algún quilombo. Además se enganchan con mis locuras y se preguntan “¿este pibe es o se hace?”. Igualmente yo no hago un personaje, soy así. Flavio (Cianciarulo) de los Cadillacs es como mi hermano y me dice que yo siempre fui así, y que incluso era peor y que los hacía llorar de risa.

-Con ese histrionismo natural, ¿por qué demoraste tanto en animarte a salir al aire?

-Yo llegué a Buenos Aires en 2012, y los diez años anteriores había estado viviendo en Curitiba, San Pablo, Venezuela, Japón. A Argentina venía en verano y cruzaba para pasar las vacaciones en Punta del Este. En verano del 2012 en Punta del Este me agarró Marcelo y me preguntó “¿qué vas a hacer este año?”, le dije “tengo la idea de abrir un bar de color flúo en el Caribe”. Me acuerdo que él estaba manejando, de repente paró el auto y dijo “basta, hasta acá llegaste; yo quiero que ahora empieces a trabajar para mí”. Me explicó que estaba por estrenar un programa que iba a conducir Mariano Iúdica, se llamaba Soñando por Cantar, y quería que yo hiciera los castings de los cantantes. Entré a trabajar en Ideas del Sur, el programa fue un éxito y de a poco me fui metiendo en la productora.

-¿Después a él se le ocurrió que podías ser un personaje interesante para estar delante de cámaras?

-Con el tiempo todo el mundo le empezó a decir a Marcelo “el que tiene que ir al Bailando es el Tirri, es un fenómeno, hace reír a todo el mundo y la gente lo ama”. Marcelo me lo preguntó y le dije que no. Yo venía del palo del rock y al principio no quería transar con la televisión, pero al final terminé aceptando. Fue rarísimo porque me cruzaba con gente de Babasónicos o de los Decadentes que me preguntaba “¿cuándo bailás?”. La televisión me hizo megapopular.

-¿Cómo se fue dando la química al aire con él?

-Yo tuve la suerte de estar al lado del número uno. Lo importante es saberlo seguir a él, que es la estrella. Mi dúo con él es histórico: lo de la sanata, el “¿qué dice?”, “¿qué hace?”. La gente compró mucho toda esa joda. Todavía hoy cuando él me pregunta algo al aire yo ya sé qué es lo que busca y respondo lo que quiere. Él siempre me dice que le gusta mucho cómo trabajo yo porque por más que haya joda, nunca falto a nada, soy megapuntual y me tomo muy en serio el laburo. Para nosotros el programa es un plus, porque también tenemos mucha química afuera del programa. Nos cagamos de risa mal y nos divertimos entre nosotros todo el tiempo. 

-Ahora están viviendo juntos, ¿cómo es la convivencia?

-Ya habíamos compartido viajes y muchas vacaciones en Punta del Este. Ahora estamos viviendo juntos y es muy lindo. Yo sé las cosas que hay que hacer para que él esté contento. Tenemos códigos de convivencia: de mañana camino al laburo no nos hablamos porque él está en el teléfono. Después de grabar salimos a cenar o volvemos para mirar el programa y seguir el rating. Tomamos mates juntos. Somos un equipo como familia y como laburo.

-¿Cómo es Tinelli puertas adentro de su casa?

-Es el pibe más normal del mundo: fútbol, mate, asado y familia. Le encanta el orden y lo mata el desorden. Si te preparás un mate, hay que levantar las cosas. Lo peor que le podés hacer es la impuntualidad. Teniendo en cuenta esos tips, es imposible llevarse mal. Yo aprendí a ser ordenado estos años viviendo solo. Con él hay que ser ordenado sí o sí.

-¿Te enojás cuando leés o escuchás críticas hacia él?

- Yo creo que la gente puede opinar lo que quiera, salvo que me lo digan en la cara y lo insulten. Yo vivo mi vida con él y lo apoyo en todo. La gente que dice cosas es cada vez menos, cuando estaba ligado a la política y el fútbol era peor.

-¿Sentís que lo favoreció salir de esos dos ambientes?

-¡Guau! Sí: se enfocó en lo que él sabe. Salió de 16 años haciendo el Bailando y trajo un formato tremendo de la BBC de Londres que es espectacular.

El Tirri brindando con Tinelli, Javier Azcurra, y más familia y amigos en St. Tropez de Enjoy Punta del Este.
El Tirri brindando con Tinelli, Javier Azcurra, y más familia y amigos en St. Tropez de Enjoy Punta del Este

-¿Cómo recordás las primeras épocas de furor de los Cadillacs?

-La recuerdo como la mejor época de mi vida. Hacíamos shows con Sumo, Soda Stereo. Era todo nuevo. Todavía cuando nos encontramos hablamos mucho de cómo arrancamos. Yo pensaba que no iba a poder vivir de esto. No teníamos plata ni para ensayar. Después, en la época más fuerte de los Cadillacs dejé todo y me fui a hacer rap a Estados Unidos. Me gasté la plata y terminé estacionando autos en Beverly Hills. Tuve la suerte de conocer a Ice-T y terminé grabando un disco de hip hop en spalnglish. Después conocí a Snoop y lo traje a Argentina. Volví a Buenos Aires y fui el telonero de Madonna en 1994. ¡Lo mío es para un documental! 

-Entre toda esa carrera vertiginosa también contaste que tuviste que luchar contra el alcoholismo.

-Sí. Yo nunca fumé ni un porro, me aferré al alcohol por una cuestión de que era pendejo y empecé a chupar cerveza, después vodka, después whisky. Yo tenía una productora de espectáculos y produje un espectáculo de Charly (García) y Fito (Páez)  juntos en Bogotá. El viernes empecé a tomar y me desperté el domingo. No fui al show ni nada. Estaba todo vendido, fue un éxito, pero yo nunca vi nada. Me desperté ese domingo hace diez años y dije “a partir de hoy no tomo nunca más”. 

-Pero seguiste en un ambiente en el que estabas rodeado de excesos, ¿cómo fue lidiar con eso? 

-Es que dejé y me cambió el mundo. Empecé a laburar en Ideas y después pasé al Bailando. Nunca tuve una recaída. Hoy hago shows todos los fines de semana y disfruto de hacerlo con una gaseosa light para despertarme al otro día temprano para ir al gimnasio. Actúo, cobro lo que tengo que cobrar y me voy. No extraño nada de lo otro.

-Seguís en pareja con Mimi Alvarado, ¿cómo fue sostener la relación durante los años que estuviste viviendo en EE.UU?

-Yo lo sufrí más que ella. Hablábamos 20 veces por día, pero no nos podíamos juntar por la distancia. Ella, que es muy grosa y muy espiritual, me decía “no nos vamos a separar por esto”. Me enseñó que si hay amor y uno tiene paciencia, dos personas pueden estar separadas pero seguir juntas. Hace unos años a mí me agarró una neumonía grave, quedé con respirador al borde de la muerte, y ella se quedó cuatro meses al lado mío dándome la mano. Me di cuenta de que nuestra relación es mucho más fuerte que verse en persona.

-¿Cómo es tu vínculo con Uruguay, donde estuviste varias veces este año?


-Mi relación con Montevideo y Punta del Este siempre fue hermosa. Mi primer gran show de los Cadillacs fue en 1986 en el Teatro de Verano. Fue nuestra primera salida grande a nivel internacional. Para mí fue “guau”. Hoy el 40% de los mensajes que me llegan son de Uruguay. Es increíble la gente conmigo en ese país. Tienen un respeto y un amor impresionante. En Punta es otro plan. Estamos recluidos en la casa, pero yo soy un bicho más de ciudad, así que Montevideo me encanta.

-¿Te gustaría hacer televisión en Uruguay?

-Me encantaría. Hablando con Conrado (Polvarini, de Kubrick) me dieron ganas de hacer algo en televisión. Lo conocí y me pareció un fenómeno. También me gustaría hacer radio en la temporada de Punta del Este, llevando a mis amigos del rock de acá.

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