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El señor del tiempo

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Nubel Cisneros. Foto: Darwin Borrelli

La historia de Nubel Cisneros con el clima comenzó en los años ‘70, cuando ingresó a la Fuerza Aérea. Se dio cuenta de que lo suyo no era pilotear aviones, sino el pronóstico climático.Trabajó más de una década en la Dirección Nacional de Meteorología y en 1997 ingresó a Canal 4, donde continúa hasta hoy. También trabaja en TNU y tras los retiros de sus colegas Juan Torraca, Diego Vázquez Melo y Guillermo Ramis, es el único meteorólogo de los medios aún en actividad. Un día le preguntó a sus padres por qué lo habían llamado así y no le supieron responder; fue solo una ocurrencia que marcaría su vida.

—En su profesión de meteorólogo, ¿cuál es su relación con la incertidumbre y el error?

—Uno trata de tener los menores errores posibles. No me gusta perder ni a la bolita. Yo juego a ganador todos los días, pero la meteorología es dinámica y hay cambios constantes. No me gusta equivocarme, trato de minimizar los errores y acepto una vez que me equivoco.

—¿De qué depende el error o el acierto en esta materia?

—En los pronósticos, la posibilidad del error está 80% en la apreciación humana y 20% en el soporte técnico. A nivel general, en meteorología hay que tener mucho conocimiento y el ojo entrenado. Es cierto que están los modelos, las fotografías satelitales y radares, pero el conocimiento es fundamental. Y el peso que se le dé al pronóstico de acuerdo a la experiencia del pronosticador con respecto a la región es vital. Pronósticos hay en todos lados: en Internet o en el celular están; el tema es el ojo entrenado. En esas aplicaciones de celular muchas veces ponen lluvia ahora y a los dos minutos corrigen y ponen el sol y aquí no ha pasado nada. En mi caso, yo le pongo la cara a los pronósticos todos los días.

—Cuando ocurren fenómenos extremos, el problema de los pronósticos suele estar en el tapete. ¿Qué opina de la reciente polémica en la que el Inumet de algún modo se enfrentó a los analistas privados?

—Lo que puedo decir es que yo soy un profesional de la meteorología y que soy independiente. No emito alertas porque no es mi función, pero sí tengo posición ante los diferentes fenómenos. Los meteorólogos privados tenemos una ventaja frente al Inumet: nosotros estamos 24 horas trabajando con el tiempo. En cambio, el organismo tiene turnos entonces cambia la visión. En diferentes momentos del día, la apreciación humana es diferente.

—Sus colegas Diego Vázquez Melo, Juan Torraca y Guillermo Ramis, cada uno en su momento, se retiraron recientemente, ¿por qué piensa que fue así?, ¿es una profesión desgastante?

—Con todos he trabajado en la vieja Dirección Nacional de Meteorología y tuve y tengo buena relación. Se han retirado por diferentes circunstancias, más allá de que salvo Torraca, siguen trabajando. No se los ve mucho en los medios, pero mantienen su profesión de meteorólogos. Por lo demás, sí, lo nuestro es desgastante. Uno sale dos minutos pero preparar el informe lleva mucha dedicación porque nunca me desprendo del tiempo. Se trabaja bajo presión porque a todos nos interesa el clima, unos porque se van de vacaciones o hay espectáculos al aire libre; le interesa a los que trabajan la tierra, a los feriantes... a todos.

—¿Qué le dicen en la calle?

—Constantemente me preguntan por el tiempo. Lo tengo asumido. Yo interactúo. No me cuesta el diálogo. Me gusta andar en ómnibus, caminar, salir a hacer los mandados. Alguno se enoja incluso e me increpa por un pronóstico. "Dijiste que no llovía y me largué a hacer un asado y llovió". Los entiendo, les explico que a veces nos podemos equivocar en esta materia y por lo general terminamos amigados.

—Últimamente hubo varios fenómenos extremos: en Dolores, en San Carlos, en Montevideo, ¿se pueden pronosticar?

—La mayoría de estos fenómenos eran previsibles, no en cuanto a la exactitud de hora y lugar, pero sí un marco regional de condiciones severas. En todos los casos, yo hice la predicción desde los medios donde estoy y me quedo tranquilo.

—¿Cómo es su rutina?

—Me levanto a las 4 de la mañana y ya comienza el trabajo. Reanalizo los informes que ya venía haciendo del día anterior. A las 5:00 tengo que enviar un informe a Canal 5. A las 7:00 hago mi primera salida en Canal 4 y a las 8:00 de nuevo en Canal 5, así que voy y vengo. En la noche tengo tres apariciones en Telenoche. Cuando tengo tiempo libre, me gusta salir a caminar por la rambla con mi señora.

—¿Qué clima prefiere? ¿El sol o la lluvia?

—El sol, por supuesto.

—Es de Sarandí del Yi (Durazno); ¿nunca le preguntó a sus padres por qué eligieron el nombre "Nubel" para usted?

—Sí, en alguna ocasión se los pregunté. Pero ninguno me supo responder. Fue solo un nombre que se les ocurrió. Igual salí beneficiado, porque tengo dos hermanos. A uno lo llamaron Richard Nixon y al otro Spikerman.

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Nubel Cisneros. Foto: Darwin Borrelli

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