En la guerra de poderes, la televisión y los medios serían como un submarino atómico a la hora de una batalla marina. Tienen el mismo poder de fuego que un tanque terrestre o la eficacia de los bombarderos ultrasónicos de la aeronáutica. En las imágenes más inocuas se podrán encontrar las operaciones de prensa más contundentes y las promociones políticas más furiosas... Pero todo maquillado con la mejor cosmética mediática.
El ejemplo más palpable se dio cuando se consagró campeón San Lorenzo de Almagro. Y lo hizo de la mano de Ramón Díaz. Un ex jugador internacional que en su paso a la dirección técnica aquilató un montón de títulos deportivos, pero también un gran titiritero de situaciones, un eximio creador de climas y un escondido camaleón que sabe cambiar de color según la ocasión.
El "Pelado", amigo y fogonero de las campañas políticas de Macri, semanas atrás alentaba las posibilidades del presidente de Boca en las elecciones a la Intendencia capitalina. ¡Qué manija que le daba! Pero bastó que una mano oficial le prometiera la instalación del inalcanzable sistema de riego a sus desérticos campos riojanos para que el entrenador cambiara su preferencia por Macri y se pasara a las filas del oficialista Filmus. Y lo vimos y escuchamos a Díaz en La Cornisa de Majul prefiriendo al ministro Filmus como su candidato en el ballotage por sobre su amigo Macri.
Lo mismo que en el exitoso ShowMatch de su nuevo coequiper Marcelo Tinelli, que lo acompañó para irle a llevar la camiseta de San Lorenzo al presidente Kirchner, a la mismísima Casa Rosada... Y ¡ohhh, casualidad, ahí estaba Filmus para la foto!
Horas antes, la piquetera Nina Pelozo denunciaba manipulación en su aplastante eliminación de "Bailando por un sueño", sin desconfiar de la producción de Tinelli, para nada. Pero le apuntaba al ministro Aníbal Fernández y al gobierno de pergeñar su inapelable derrota plasmada por llamadas telefónicas... Horas después, Tinelli, el "Pelado", el presidente de San Lorenzo, Kirchner y Filmus... ¡no Macri! sonreían para el pajarito y para todas las cámaras.
Como impostaría Mirtha Legrand anunciando su mesa servida, sería: "¡Pasen, señores...! La operación está más que servida...".
¿Cómo se explica? Muy fácil. Un punto de rating en TV equivale a 100.000 televisores encendidos. Y en programas de 20 ó 30 puntos de rating, con técnicos y jugadores campeones, hablamos de millones de ojos y oídos atentos, cosa que no lográs en un cierre de campaña con escasas 70.000 personas en la plaza más generosa y desbordante. El camaleón... mamá, el camaleón, cambia de color según la ocasión... Chau, hasta el Sábado... Show.