Pintó Encuentro en Maldonado (2)

Medio centenar de escritores y hasta cuatro lobos marinos que se arrimaron a ver qué se hablaba mientras comían pescado junto al muelle.

Debo a los lectores, a los participantes y a los organizadores, la segunda parte del encuentro de escritores en Maldonado.

Por: Elbio Rodríguez Barilari

Es que la abundancia de conciertos que hemos tenido que tocar últimamente a veces no dan tiempo para nada. Demasiados viajes, pruebas de sonido y salir para otro lado. Como siempre digo, el que crea que la vida de músico es una jauja, es porque nunca la ha probado. Así que ahora que me disculparon, prendámosle cartucho.

La participación nacional en el Encuentro Escrituras, notablemente organizado por la Intendencia de Maldonado y excelsamente conducido por el poeta Luis Pereira, ya fue someramente cubierta. Repasemos la de los hermanos latinoamericanos, ya que extranjeros me parece una palabra fuerte y antipática.

De Brasil nos llegaron varios representantes. Me tocó compartir y disfrutar mayormente la presencia de dos representantes, ambos gauchos. Renata Requiao, de la cercana ciudad de Pelotas, tuvo a su cargo cursos sobre poesía, con centro en el genial Joao Cabral de Melo, poeta que les recomiendo fervorosamente. Y además leyó unos preciosos poemas escritos como si fuera en barajas, que uno puede ordenar a voluntad. Así lo hice, y así incluí esos poemas en el concierto que hicimos durante el Encuentro con Macunaíma, José Luis Pérez, Diego Azar y Gabriel Díaz. Muy linda experiencia. Otro gaucho es Ricardo Silvestrin. Fino irónico poeta, con esa cosa socarrona y sabia, como de sabiduría popular que uno encuentra en Drummond de Andrade o Vinicius de Moraes. Además dice muy bien, actuando y hasta con gestos. Ricardo además participa en una banda que se llama Os Poets, así, no poetas sino, poets. Muy pop, muy onda la Jovem Guarda con toques de Os Mutantes. Son muy sutiles en el toque, muy año 1967, máximo. Y las letras son geniales. Alguien debería invitarlos a tocar en Uruguay.

De Chile llegó otra investigadora y profesora, Eugenia Brito. Muy sapiente e intelectual, dueña de una gran sentido del humor, cuando le tocó leer se destapó como una poeta tremenda. Bueno, para poesía, Chile es un paraíso. Sobriamente lírica y capaz de clavarte el cuchillo en la última línea, a lo Idea Vilariño. Tremenda LA Eugenia, como dicen los chilenos.

De nuestros vecinos íntimos, los argentinos, me impresionaron varios. Conste que no los pude escuchar a todos porque estábamos preparando el concierto. Fernando Callero, poeta de Entre Ríos, fue como el más osado y provocador. Pero haya provocaciones tontas, como ir medio en cueros a un evento público, como sucedió hace poco en Montevideo. Y hay provocaciones inteligentes, útiles y hasta desesperadas, como las de Fernando Callero, que las comete en y desde la escritura, no para la tribuna. Manuel Soriano, que ahora vive en Uruguay, leyó un cuento buenísimo, de una especie de nuevo realismo, un realismo simbólico, diría yo, a falta de mejor nombre, que me impresionó mucho. Además, la rompe jugando de medio campista. Ignacio Di Tullio, en cambio, aunque también la rompe, se come más la pelota que Julio César Jiménez y Juan Ramón Carrasco JUNTOS. No la larga ni por orden judicial. Pero como poeta es finísimo, casi metafísico. Otro que está dejando marca.

Muy impresionado quedé con la narradora Inés Garland. Esta mujer alta, y como ustedes ya saben, las mujeres altas sufren más el viento, leyó un cuento inquietante, donde por arribita no pasa nada, todo pasa adentro, o más abajo. A lo Felisberto Hernández, que es decir mucho. Su libro de cuentos Una Reina Perfecta confirma esa imagen, y la potencia, merced a un sentido del humor que planea, aparece y se esconde. Junto con Di Tullio están traduciendo la obra de la mayúscula poeta estadounidense Sharon Olds. El consagrado Rodolfo Rabanal, que hace años está radicado en Punta del Este, siendo el más notorio nombre en éste encuentro, dio una lección de humildad. En vez de leer un texto de su enorme obra, propuso un tema de discusión y ni siquiera se dedicó a acaparar el uso de la palabra. Un maestro, Rabanal.

Como agregado a la columna sobre los uruguayos, debo decir que me olvidé mencionar que el joven e intenso narrador compatriota Horacio Caballo impidió varios goles. Es por lejos, mejor guardameta que atacante.

Y cierro. Felicitaciones a la Intendencia fernandina, a Marciano Durán, a Luis Pereira y a todo su equipo, a Jorge Pensado, el acróbata del volante. Y que se repita.

barilarius@yahoo.com

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