Redacción El País
Nacido como Ramón Ortega hace 84 años en Tucumán, su infancia fue dura y sacrificada. Su madre lo abandonó cuando él y sus seis hermanos eran pequeños, y desde muy joven tuvo que empezar a trabajar para colaborar en su hogar. Lustró zapatos, fue canillita e incluso limpió tumbas en un cementerio, actividades que le permitieron sobrevivir.
A los 14 años, Palito Ortega decidió mudarse a Buenos Aires en busca de nuevas oportunidades. Fue allí donde conoció a Silvio Soldán, con quien compartió una banda y dio sus primeros pasos en la música. Poco después, se unió al Club del Clan, un fenómeno musical de la década de 1960 que catapultó su carrera.
Con el tiempo, Palito Ortega se consolidó no solo como cantante y actor, sino también como un prolífico compositor. Entre sus éxitos más destacados se encuentran "Un muchacho como yo" y "La felicidad", esta última grabada en más de 20 versiones en diferentes idiomas, consolidando su éxito internacional.
Palito trascendió generaciones con su música y su estilo inconfundible. El 18 de abril vuelve a Uruguay para presentarse en la Plaza de Toros Real de San Carlos, de Colonia, como parte de su tour de despedida titulado Gracias. Por ese motivo, aquí van cinco cosas que quizás no sabías de esta estrella argentina. Las entradas para el show se compran en Redtickets.
Quiso ser sacerdote
Desde muy joven, Palito Ortega tuvo que trabajar para ayudar a su familia. A los 12 años, comenzó vendiendo periódicos, también lustraba zapatos y cantaba en la puerta de un club para ganar algo de dinero. En una época también limpiaba sepulturas en un cementerio: “En Semana Santa, cuando más trabajaba, cantaba entre las tumbas, y a veces me pedían que bajara la voz”, contó en Un café con Palito (Telefé).
Es muy creyente, fue monaguillo y quiso hacer la carrera de sacerdote pero su padre no lo dejó: “Los curas misioneros que iban al pueblo me querían llevar a Córdoba a un seminario a internarme pero mi padre se asustó y no me dejó ir”, contó a Teleshow.
Se endeudó en millones por Sinatra
En 1981, Palito Ortega contrató a Frank Sinatra para un recital en Argentina, pero la devaluación del peso afectó gravemente las finanzas del tucumano. En siete meses, el dólar pasó de 1.900 a 7.500 pesos, y Ortega perdió más de dos millones de dólares. A pesar de la crisis, Sinatra le mostró su apoyo: “Sé que perdiste mucho, el día de mañana seré tu garante para lo que necesites”, le dijo antes de irse.
Cuatro años después, Ortega se mudó a Estados Unidos con su familia y Sinatra cumplió con su palabra: “No hubo una sola Navidad en la que no recibiera una tarjeta suya, ni un debut para el que no recibiera una tarjeta de invitación”, contó a La Nación quien logró saldar su deuda. “Mi admiración por él fue mayor”.
Su madre lo abandonó de niño

En una entrevista con Jorge Lanata, Palito recordó su infancia marcada por el abandono de su madre, quien los dejó cuando él era un niño. “Me encontré con mi mamá, en un bar en San Telmo, fue algo difícil... lo único que no quería era hacerla sentir culpable”, confesó sobre el reencuentro.
Tras años de distancia, decidió acercarse: “Le compré un departamento muy lindo. Le dije: ‘quiero que estés acá, más cerca, en capital’. Porque vivía en Berazategui. Nos empezamos a ver más seguido, a hablar. Ella tenía muchos argumentos siempre, me contaba cosas que yo sabía, más o menos, por dónde iba todo”, relató en Los Mammones.
El abandono de su madre, dijo a Radio Mitre, pudo haber influenciado en esa necesidad que tenía de formar su propia familia: “Encontré la persona indicada que decidió que vayamos juntos por la vida”, dijo sobre Evangelina Salazar, su esposa y madre de sus seis hijos.
Una bocina inspiró su mayor hit
La canción “La felicidad” nació de un encuentro con Paul Anka, quien le pidió que le escribiera un tema. Ortega recordó en una entrevista con La Viola: “La primera nota de ‘La Felicidad’ me la dio la bocina de un auto”. Inspirado por ese sonido, completó la canción en su casa con guitarra.
Llevó la cinta con la grabación al sello discográfico, pero la leyenda canadiense le dijo: “Estás loco, pibe, grabala vos mañana”. “La felicidad” se convirtió en un hit, con 12 versiones en alemán, otra en holandés, belga e italiano, y marcó un hito en su carrera. “Recuerdo caminar por Hamburgo y escuchar ‘La felicidad’ intepretada por distintas orquestas y me sorprendía”, comentó.
Es íntimo amigo de Charly García
Palito Ortega y Charly García forjaron una relación profunda que comenzó de forma inusual, en medio de un conflicto legal. “Lo conocí la primera vez ante la Justicia”, recordó Palito aTeleshow, sobre la vez que sus abogados lo citaron para que se retractara. Luego, Charly pasó por un momento complejo, le pidió ayuda, y nació una amistad que se transformó en un vínculo súper fuerte.
“Si mañana estoy en Sudáfrica y digo ‘necesito que venga Charly’, sé que lo hará”, afirmó Palito. Durante un año, convivieron en Luján, donde compartieron noches de insomnio y música. Palito descubrió un Charly desconocido para muchos: “Tocaba música clásica, y su talento musical me dejó impresionado”, dijo. Esta amistad, basada en el afecto mutuo y la admiración, los unió para siempre.
Palito lo definió como un ser de “inteligencia superior”, “un fuera de serie” y un “músico sublime”. “Soy su hermano. Me regaló momentos inolvidables. Lo más fuerte que viví con un amigo lo viví con Charly”, confesó.
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