Sentarse a charlar con los cuatro responsables de "Fuera de Foco" —Sebastián Beltrame (30 años, conducción), Gustavo Rojo y Fernando Laureiro (32 y 27 años, directores) y Conrado Polvarini (26 años, producción ejecutiva)— es disponerse a disfrutar de una sucesión de anécdotas bien propias de ese Interior uruguayo que los montevideanos poco conocemos, el de su gente.
Fue precisamente en contacto con esa forma de vida distinta a la capitalina que a estos cuatro jóvenes se les ocurrió el proyecto "Fuera de Foco: Una mirada al Interior". "Hace un año, nos fuimos de vacaciones al campo de Fernando y en el viaje empezaron a surgir una cantidad de ideas. Un día estábamos comiendo y se nos hizo un ‘click’, como que los tres ya teníamos la cabeza metida en eso. En ese viaje vimos y descubrimos cosas interesantísimas que no se mostraban en ningún lado. Queríamos mostrar el Interior como nos gustaría a nosotros verlo y como no encontrábamos el producto, ahí se empezó a gestar la idea", contó Sebastián de aquella estadía en Cerro Largo con Gustavo y Fernando que dio origen al programa de Teledoce.
Al regreso, el trío se juntó con Conrado y el proyecto entró en rodaje con la ventaja de que los cuatro ya habían trabajado juntos en "Canal X" (Canal 10), donde Sebastián tenía un espacio dedicado al viaje de Arquitectura. Presentaron la idea en Canal 12 en marzo de 2003, pero como la programación ya estaba diseñada, les pidieron que volvieran a mitad de año. El canal se les adelantó y los llamó en junio para comenzar con el programa. Problemas de agenda postergaron el estreno para enero de este año.
"Después de los dos primeros programas ya era un éxito de audiencia y se confirmó que sería un ciclo largo", explicó Conrado sobre una propuesta que, de entrada, debió distinguirse de los clásicos programas de verano que surgen o resurgen por esas fechas. "Justamente, lo que teníamos claro es que no íbamos a hacer lo mismo. Primero, porque íbamos a ir a destinos que los programas de verano no van, y segundo, porque la costa la íbamos a dejar para más adelante, para no pisarnos con esos programas", aclaró Fernando.
"Teníamos una incertidumbre enorme porque teníamos que meter un programa del Interior, nuevo y con gente que no tenía antecedentes de programas propios. Pero enseguida tuvo una repercusión que hasta a nosotros nos sorprendió, estábamos primeros dentro de los programas del canal y cuartos en todo el país", agregó Sebastián.
Ellos tienen sus propias teorías sobre este éxito que aún hoy los sorprende. "Creo que hay una necesidad de la gente de verse a sí misma", especuló Fernando, "nosotros apuntamos a los uruguayos del Interior y cómo viven, mientras que los programas de verano generalmente muestran a los visitantes. Nuestro primer programa fue en enero en Paysandú, rarísimo, y el segundo en Río Negro, más raro todavía. La gente quiere ver cómo vive la gente del otro Uruguay", acotó Gustavo.
Los cuatro se confesaron poco conocedores de ese "otro Uruguay". "La vez que estuvimos de vacaciones, fuimos hasta la Laguna Merín y yo, que desde que nací voy a Cerro Largo, al campo de mi padre, no la conocía", contó como ejemplo Fernando de ese desconocimiento del propio país que los impulsó a ponerlo en la pantalla chica.
"Nosotros no hacemos un programa para que una persona se siente, haga zapping, vea un par de imágenes y cambie. Hacemos el programa como nos gustaría verlo a nosotros y eso es que el que está viendo la tele se sienta parte de lo que está pasando. No solamente se trata de mostrar un lugar, ponerle música y hacer notas, sino que la persona sepa lo que está mirando, que conozca la historia del lugar y se encuentre con la gente realmente cómo es. Siempre surgen personajes e historias insólitas en Uruguay, el programa lo hace la gente", destacó Sebastián dando pie para que Gustavo dijera que "apuntamos siempre a la gente y cuando llegamos a un lugar decimos siempre que ‘queremos hablar con gente normal’, no con personalidades".
TRAS LA "GENTE NORMAL". Los tres que viajan —Sebastián, Fernando y Gustavo— se arman un plan base del departamento que visitan, pero su idea es siempre ir al lugar a buscar cosas. "Lo que pasa en cada departamento, generalmente nos enteramos cuando estamos ahí", explicó Fernando y Gustavo completó diciendo que "hay cosas de programas que nunca pensamos que iban a pasar", "o vas a un lugar que decís ‘pah, esto va a estar buenísimo’ y cuando llegás no es nada, te vendieron una cantidad de cosas que en realidad no eran", acotó Sebastián.
Afortunadamente son más las cosas que quedan fuera por falta de espacio, que aquellas notas que podrían incluirse simplemente para llenar minutos. "En ningún momento forzamos notas, las cosas duran por proceso natural", señaló Gustavo.
Y entonces llegó la pregunta que disparó un rosario de anécdotas, a cual más pintoresca: "¿qué encontraron en esa búsqueda de "gente normal"?. El primero en hablar fue Sebastián, que recordó la ida a Paysandú: "fuimos al Frigorífico Casablanca y resultó que el dueño del Frigorífico era el dueño de todo el pueblo Casablanca. Eso ya nos sorprendió. Cuando empezamos averiguar, nos encontramos con un viejito que tenía un almacén llamado ‘La escase’, no tenía ni ‘z’ al final. Y resultó un personaje increíble porque no tenía nada, el almacén estaba casi vacío, y él estaba absolutamente feliz de vivir ahí, no cambiaba ese lugar por nada en el mundo. No solamente eso, sino que decía ‘¡qué más se puede pedir!’".
"Después nos dimos cuenta que en el Interior hay pila de esas historias —continuó Gustavo—, que la gente es más feliz en ese sentido, no precisa tantas cosas como en Montevideo. Además es muy dada, nos ha tratado bárbaro y feliz porque estamos ahí mostrándolos".
"Desde Montevideo pensás ‘pah, vivir en el Interior, en un pueblo de 500 personas, ¿qué hago?’. Pero vos le preguntás a un joven del Interior si se iría a vivir a Montevideo, el tipo te dice ‘no, si puedo me quedo acá, porque a Montevideo no la soporto. Acá tengo mis amigos y vivo tranquilo, en Montevideo no conozco a nadie y es una locura’. Eso, desde Montevideo, es impensable", destacó Sebastián.
"Otra cosa que nos sorprendió mucho es la tranquilidad al mediodía. Nunca vi una cosa igual a la ciudad de Tranqueras, llegó el mediodía y no había un alma en la calle", contó Gustavo al hablar de un reloj que parece correr distinto en el Interior que en la capital. "Hay veces que andamos apurados y cuando preguntamos por una calle o por algo, se te ponen a hablar o te invitan a pasar a su casa para mostrarte cosas. Son sus tiempos naturales y pasa tanto en las ciudades como en los pueblos".
"Nos pasó en Río Negro, que fuimos a hacer una nota y terminamos festejando el cumpleaños del dueño de la casa con licor", recordó Fernando. "Otra vez estábamos filmando una casa, en un pueblito de mil personas, y tenía la tele prendida pasando la promoción del programa".
CASAS FAMOSAS. Una de las cosas que hace el programa es identificar casas o lugares donde vivieron "famosos", desde un escritor como Juan José Morosoli, hasta un jugador de fútbol, como Ruben Paz. "Es un trabajo muy complicado y que lleva su tiempo. Muchas veces sabemos que la gente vivió en ese lugar pero no sabemos dónde es la casa o si hay casa, ahí es cuando tenemos gran conexión con la gente, que nos guía, y viene la complicación. Lo bueno es que todavía vive algún pariente y confirmás que esa es la casa o te pasa que preguntás dónde es y te empiezan a hablar de toda su historia y no te dicen dónde es la casa. Una vez estábamos preguntando por algo y viene uno que dice ‘acá vivió Morosoli’ y le preguntamos ‘¿dónde?’. ‘Ahí, esa es la sobrina, que está tomando mate en la puerta’, dijo. Estábamos al lado de la casa".
"En Juan Lacaze, estábamos buscando la casa de ‘El Sabalero’ y le preguntamos a un hombre. Resultó que era amigo de la infancia y nos llevó él mismo", agregaron.
REPERCUSIONES INSOSPECHADAS. Estos cuatro aventureros de la pantalla chica nunca imaginaron que "Fuera de foco" terminaría por meterse en el corazón de la audiencia y menos aún que en ese proceso no discriminaría edades. "Estábamos cruzando en balsa el Río Cebollatí y había dos ómnibus de excursión de jubilados. Y se bajaron unos cincuenta veteranos preguntando cuándo iban a salir en la tele. Después vas a un boliche de jóvenes y pasa lo mismo. Está bueno que lo vea gente muy diferente", expresó Sebastián sobre un programa que, al apelar mucho a la estética del videoclip, no creían que tuviera tan buena acogida entre el público adulto y adulto mayor. "La gente mayor nos comenta las notas de la noche y los lunes y martes es impresionante la cantidad de señoras mayores que llaman para felicitarnos por el programa, más de una vez", remarcó Conrado.
"Lo más increíble fue lo que nos pasó en un pueblo de 70 habitantes de Treinta y Tres. Teníamos que hacerle una nota a un personaje y paramos a un señor de setenta y pico de años para preguntarle dónde encontrarlo. Entonces, el hombre se acercó, lo miró a Sebastián y se empezó a poner como nervioso. Y dijo ‘¡Sos vos! ¡Vos sos el de la tele! Estoy emocionado de que estén acá’".
"En Durazno, estábamos caminando por la calle principal y viene una chica de veintipico de años a decirnos que era el cumpleaños y que nos quería invitar porque hacía un asado en la casa. Y siento que de atrás, desde un auto, toda la familia me gritaba ‘dale, vení’. Esas cosas marcan que la gente no sólo mira el programa, sino que se siente identificada con él", manifestó Sebastián.
"La gente del Interior siempre se nos acerca y nos habla, nos agradece, nos felicita... se ha portado bárbaro", subrayó Gustavo y Sebastián acotó que "a veces estamos en la camioneta y te golpean el vidrio para felicitarte. Creo que en el Interior se da más esa necesidad de ver cosas del Interior. Llegás a un lugar y te dicen: ‘¡yo me estaba preguntando cuándo iban a venir acá!". "O te dicen ‘¿qué están haciendo?, acá no hay nada, vayanse’", agregó Gustavo entre risas y sorprendido por tanto agradecimiento.
Los cuatro reconocen que, gracias a este programa, ya no miran el Interior como antes. "La gente es lo principal, pero después conocés lugares que, en algunos casos decís ‘¡mirá lo que me vendieron y no es!’ y en otros ‘¡mirá lo que hay acá y nadie lo conoce!’", señaló Sebastián. "Creo que el éxito justamente del programa es que nosotros mismos nos estamos sorprendiendo con lo que vemos", destacó Fernando y Gustavo bromeó diciendo "creo que a partir de hoy vamos a cambiar nuestro lugar de veraneo", una broma que, por el entusiasmo que demuestran, puede transformarse en realidad.
Analía Filosi
Fotos: Leonardo Mainé