Nicolás Lauber
*
Tiene más de 16 años como periodista deportivo, profesión que le llegó de casualidad cuando estudiaba para ser Contador. Desde entonces Oscar Belo ha tenido un gran crecimiento profesional y esta semana se sumó a la flamante Carve deportiva con Todo pelota que se emite de lunes a viernes desde las 7.00 a las 10.00 de la mañana. Además continúa su participación en los ciclos televisivos Punto Penal de Canal 10, y La hora de los deportes que se emite por Canal 5. En esta entrevista con Sábado Show, Belo cuenta sobre el cambio de dial, los primeros días con el nuevo equipo de periodistas en Carve Deportiva, su pasaje por Masterchef Celebrity donde dice haberse mostrado como es en verdad, y cuenta cuáles fueron los tres espaldarazos que ha tenido en su carrera.
—¿Costó tomar la decisión de cambiar de radio?
—Costó porque mi relación con El Espectador y con Tuya y mía en particular era más allá de lo laboral, de amistad y casi familiar. Sobre todo con Lali, Diego Sonsol, Jorge Seré, y todos los muchachos del programa. Fue una relación de seis años, muy familiar, y en un lugar donde te sentís muy cómodo y me fue muy bien laboralmente, era difícil irse. Tenía que ser un desafío realmente superador desde todo punto de vista y si bien estoy entusiasmado con la decisión, fue difícil.
—Has estado por varios años en cada programa que participás, da la impresión que no sos de los que le gusta cambiar rápido de trabajo.
—Sí, totalmente. Entiendo que eso es algo positivo mío. No es que esté mal cambiar de trabajo ni nada por el estilo, pero tomo como algo positivo que estuve 10 años en Radio Oriental, después me fui a El Espectador porque me fueron a buscar, estuve seis años, y recién ahora me fui porque también me fueron a buscar de Carve Deportiva. En Tenfield estoy hace 12 años. Son períodos muy largos de tiempo y creo que habla bien de los grupos en los que estoy, y creo que también habla bien del trabajo que hago. Es un ambiente competitivo donde muchos queremos tener nuestras oportunidades, y ojalá que el camino siempre se vaya abriendo para muchos más. Esta propuesta de Carve Deportiva de 24 horas de programación de deporte también le abre el espacio para mucha gente que tiene esa ilusión de poder estar, llegar, tener su espacio, y eso está buenísimo.
—Además de esa fidelidad al trabajo tenés un espíritu combativo, ¿te gusta debatir?
—Sí, me encanta, me sale natural, y he generado con eso, entre comillas una marca registrada que los que me convocan para algo que tenga que ver con este trabajo de periodismo deportivo, en gran parte lo hacen buscando eso, que aporte ese costado de debate, opinión y defender ideas. Creo que también, no voy a decir humorística, pero sí ironía, sarcasmo y muchas veces tener debates con los demás que no solo incluyan la seriedad. Eso a la gente le ha pegado mucho por suerte.
—¿Eso viene de la escuela de Alberto Sonsol?
—Sí, cien por ciento. Antes de trabajar con Sonsol era muy seguidor de él porque ese estilo ya me atrapaba desde antes de practicarlo. Y que Alberto, con ese ojo clínico que tenía me haya seleccionado porque vio que tenía algo de eso, para mí fue un espaldarazo terrible y a partir de ahí se dio todo más natural. Ya había tenido otros espaldarazos importantes, pero ese fue un empujón tremendo.
—Eso de ser competitivo también lo decía por Masterchef: Celebrity.
—Soy muy competitivo y no me gusta perder a nada pero en Masterchef no tenía cómo hacerlo porque no sé cocinar. Entonces tuve que ver cómo hacer para hacerme un lugar sin saber cocinar contra otros que además de ser divertidos y extrovertidos, sabían cocinar. Fue difícil pero me dije de llevar “mi personaje” al límite para ver si con eso entraba a la gente por la simpatía y que me empiecen a querer por ese lado, claro que al tener este estilo generás “amor y odio”, pero a la gente le entró la simpatía, las ganas, el que confesara que no sabía cocinar y si podía zafar de cocinar estaba loco de la vida. En Masterchef me mostré como soy, porque no estoy debatiendo a los gritos las 24 horas, soy como se vio, contento y arriba, pero también con momentos de calentura, y un programa como ese, tan masivo, la repercusión en ese aspecto, y mostrarme desde otro lugar, fue muy bueno. También en Punto Penal tengo espacio para mostrarme de esa manera, ni hablar de La hora de los deportes o Tuya y mía tenía la libertad para hacer lo que quisiera. Iba mostrando las facetas pero Masterchef lo masificó.
—Hablabas del espaldarazo de Sonsol, pero imagino que ser sobrino de Máximo Goñi también ayudó.
—Sin dudas. El primer espaldarazo que tuve, fuerte, fue de mi padre. Mi viejo en una época también estaba vinculado con Goñi en la radio, se había dado una vacante y mi viejo porque sabía que era caradura dijo: hay que darle una chance a Oscar porque va a andar bien. Ese fue el primer espaldarazo porque fue el que me puso en la escena que podía ser una posibilidad, cuando ni yo lo pensaba. Y a partir de ahí lo de Goñi fue importante porque fue el que me abre la primera puerta que, para la mayoría de la gente, es la más difícil. Después, ser familiar de alguien en los medio te facilita a abrir la puerta. Así que primero fue mi viejo diciendo: es él; y después Goñi de hablarlo y darme la continuidad, fueron dos empujones bárbaros; y el de Alberto fue tremendo también.
—Decías que no tenías pensado dedicarte al periodismo deportivo. ¿Qué pensabas estudiar?
—Arranqué con 19 años y en esa etapa somos muchos los que no tenemos decidido qué queremos hacer. Hice unos años de Contador público pero lo hice casi que por descarte. No era ni cerca una vocación o una pasión y estaba medio perdido cuando apareció esto que me abrió la cabeza totalmente. Me abrió un mundo que no tenía pensado pero que rápidamente me enamoró. No te voy a decir que fue un flechazo, pero con un par de meses de haber experimentado me dije: esto me gusta en serio.
—No te imagino como Contador.
—No, la verdad es que yo tampoco. Fue por descarte. Había hecho humanístico, después economía y caí ahí. Pasa mucho porque cuando hice el liceo había pocas opciones, ahora por suerte está más ampliado el espectro y los jóvenes tienen más posibilidades de elegir algo más cercano a lo que piensan que les gusta.