#IRIS2018
El actor que pasó por la gala del espectáculo uruguayo revela cómo fue el encuentro con figuras locales: "El Piñe fue muy anfitrión y armó el brindis después de la fiesta". También habla del éxito de El Marginal, donde se pone en la piel de Diosito. "Me cambió la vida en lugares públicos", expresa.
El actor uruguayo que tiene hipnotizada a la audiencia argentina participó de los Premios Iris en su país. Nicolás Furtado, que brilla en la piel de “Diosito” en la serie argentina El Marginal, viajó a Punta del Este especialmente para asistir a la gala de premiación del espectáculo local. El galán entregó una estatuilla y se encontró con muchos comunicadores a los que seguía de niño. “El Piñe es un copado, fue súper anfitrión”, destacó como ejemplo. El artista también se refirió al suceso de El Marginal, cuya segunda temporada marcó registros de audiencia históricos en la televisión pública argentina y se estrena este mes en Netflix. “Cada vez es más la gente que me pide fotos por la calle”, reveló sobre la repercusión de la ficción producida por Sebastián Ortega que despierta pasiones en la región.
—¿Cuál es tu balance de la segunda temporada de El Marginal, que acaba de terminar en Argentina y se estrena en breve en Netflix?
—Un balance muy positivo. No esperábamos que funcionara tan bien en la televisión pública, fue una sorpresa para todos. Llegamos a unos números que nunca había registrado un programa así en ese canal. Quedamos muy contentos.
—¿Qué explicación le encontrás a semejante éxito?
—La gente tenía mucha expectativa para ver la segunda temporada. Y funcionó en la televisión de aire porque el fanatismo hizo que muchos no se aguantaran a verla después toda junta en Netflix, entonces prefirieron seguirla semana a semana.
—¿Vos mirabas cada capítulo a medida que salía al aire?
—Sí, yo miré la serie martes a martes, igual que el público, excepto el último capítulo que no me aguanté y fui antes a verlo a la productora. Me volvía loco porque una semana es una eternidad. Pero nos terminó sirviendo porque eso hizo que entre capítulo y capítulo se hable mucho de la serie.
—¿Qué sensación te daba ver cada capítulo terminado?
—Es raro ver el producto terminado. Muchas veces uno imagina una cosa y al final es otra. En general es mejor, porque el montaje, la música, los retoques de luces, los colores, permiten generar mejores climas que los que ya tienen las escenas. Al verlo finalizado, uno se lo cree mucho más.
—¿Ves reflejado el éxito de la serie en cada lugar que vas?
—Sí, cada vez hay más fanáticos y cada vez es más la gente que me para por la calle para pedirme una foto o contarme que vio la serie. La repercusión es cada vez mayor. Me cambió un poco la vida en lugares públicos. La voy llevando...
—¿Qué tenés vos de "Diosito", tu personaje en la serie?
—Muchas cosas. Uno trabaja con sus propias experiencias y se las traslada al personaje. En esa transición del actor al personaje hay rastros y huellas de la personalidad de uno. No sé si son cosas puntuales, es un tema de energías y sensaciones. Se termina mezclando Nico con Diosito y viceversa. El resultado es un Diosito que interpreta a Nico.
—¿Cómo definirías al Diosito que se muestra en la segunda temporada?
—Es menos cínico y peligroso que en la primera temporada. Él todavía no había estado preso, entonces hay un montón de cuestiones que va a aprender adentro de la cárcel. La precuela muestra justamente cómo él se adapta a este nuevo mundo y cómo se relaciona con las situaciones que se viven ahí adentro.
—¿Está confirmada la tercera temporada?
—Todavía no, pero tenemos ganas. Este mes es decisivo porque se estrena la serie en Netflix y hay que ver cómo reacciona el público. Eso va a incidir. Hay que ver qué pasa...
—¿Con qué frecuencia visitás Uruguay?
—Muy seguido. Cuando no vengo de visita, vengo por algún trabajo. Es un respiro.
—¿Siempre habías tenido ganas de irte a Argentina o hubieses preferido que Uruguay te diera la posibilidad de realizarte artísticamente como allá?
—Cuando yo me fui no estaba tan desarrollada la industria audiovisual en Uruguay y yo buscaba eso. En Uruguay hay mucho teatro y buen cine, pero no es el fuerte del país. Yo quería desarrollarme en mi rubro y consideré irme a Argentina. Sabía que igualmente todo lo que hiciera en Argentina también se iba a ver en Uruguay, así que en ese sentido es como si no me hubiese ido. En Uruguay conocen mucho mi trabajo y estoy muy cerca, y Buenos Aires me vino bárbaro, es el lugar justo.
—¿Disfrutás la rutina de esa ciudad?
—Sí, conocí gente muy buena y muy generosa. Además tengo mi grupo de amigos en Buenos Aires que me acompaña y está para lo que sea. Eso es fundamental.
—¿Qué impresión te llevás de los Premios Iris?
—Recibí muy buena onda. A la mayoría de los invitados los conocía de verlos en televisión. Me venían a saludar y yo les decía que los veía de chico.
—¿Pegaste buena onda con alguien en particular?
—¡Con El Piñe! Es un copado, tiene muy buena onda. Fue súper anfitrión y fue el que armó el brindis después de la entrega de premios. También charlé con Rafa Cotelo, Sergio Puglia y Coco Echagüe, al que ya conocía porque habíamos trabajado juntos.
Entregó un Iris
El actor tuvo la responsabilidad de abrir la ceremonia de premiación al entregar la primera estatuilla de la noche. Al ser la gran revelación de los últimos años en la vecina orilla, entregó justamente el premio de la categoría Revelación. Presentó a los nominados, y luego abrió el sobre con el nombre del ganador, que resultó Laurent Lainé de Masterchef.