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Malena Muyala: nacida para el escenario

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Malena Muyala
Nota a Malena Muyala, cantante y compositora uruguaya de tango, Montevideo, ND 20170222, foto Darwin Borrelli - Archivo El Pais
Darwin Borrelli/Archivo El Pais

El viernes 17 de marzo vuelve a Montevideo para presentar en La Trastienda, donde tocará por primera vez, su último disco Temporal acompañado de la banda que integran Gustavo Montemurro, Gerónimo De León, Checo Anselmi y Fabián Pietrafesa.

BELÉN FOURMENT

Y dos semanas después saldrá a escena en el Teatro El Galpón, porque el 31 se estrenará Rabiosa melancolía, la obra de Marianella Morena que la tiene como protagonista y la lleva de vuelta a la disciplina teatral. Malena Muyala, compositora afianzada y feminista full time, nació para estar en los escenarios y lo sabe desde el San José de su infancia. De eso habla en esta entrevista.

—El 17 de marzo vas a tocar por primera vez en La Trastienda. ¿Es una presentación de Temporal?

—Sí, con ese componente que acá no he tenido de mesas, que se genera esa cosa de diálogo con el público. En Buenos Aires me pasó una vez que la gente empezó a levantar la mano para poder hablar, y fue por el espíritu que se generó. A mí me gusta eso, me potencia. Gustavo Montemurro siempre me decía en la gira que hicimos por el interior: "sacá temas del repertorio, porque vos metés el stand up y tu show es de tres horas" (se ríe).

—¿Y cómo te recibe el público cuando vas al interior?

—Divino, les vas entrando de a poco. No es fácil, uno cree que Uruguay es pequeño y los medios de comunicación llegan masivamente pero tenés toda una franja litoral con muchísima información argentina, y otra con información de Brasil. De Río Negro para abajo es donde la gente está más informada de artistas nacionales, eso se percibe. Igual nos pasó que ninguna de las salas en las que estuvimos bajó del 80 por ciento de capacidad colmada, que es muchísimo.

—¿Qué te dejó haber participado del homenaje a Alfredo Zitarrosa, el año pasado?

—En la previa estaba sintiendo que tenía una responsabilidad enorme por la admiración que tengo hacia la obra de Alfredo y hacia él como artista. Y tengo como flashes (se ríe). Realmente yo estaba encapsulada, con un nivel de concentración y conexión con lo que estaba pasando, que creo que tomé más dimensión cuando pasó. Era mucho, aquella inmensidad de gente, el Estadio Centenario, las canciones de Alfredo… Apenas salí me interceptó Fernando Cabrera y me dijo: "la rompiste, fue impresionante", y yo no lo había vivido tan así porque estaba muy en mí.

—Y después te robaron el traje.

—Sí, me lo había comprado en Buenos Aires para la ocasión. Lo estrené ahí y lo dejé de tener ahí, apareció la percha tirada. A veces me intriga quién tendrá eso, capaz alguien lo vendió o lo tiene de recuerdo.

—Volviendo a Temporal, ¿qué te ha dado tocarlo en vivo?

—Enormes satisfacciones. Hay canciones que han llegado mucho como "Brisa", "Aquí" o "Luz". Y siento que pasé el umbral de compositora; era: a ver qué pasa ahora, y lo que pasó fue todo positivo. Siento que perdí un público más tanguero pero que gané un público nuevo. Me siento parada en el lugar donde quiero estar, me gusta pagar este precio de haber perdido algo. Y no siento que haya perdido mi raíz en el tango, me sigue nutriendo.

—Ganaste un Graffiti a Mejor disco de tango con este disco.

—¿Viste qué loco? (Se ríe) Yo lo viví como que se reconoció a la obra en sí misma, sin poner tanto énfasis en cuánto tango había. En realidad me dio gracia, y en un punto me gustó porque soy de las que dice que el tango es mucho más que lo que concebimos como tango. Pero en los Grammy, el sello presentó el disco y les encantó pero no podían encuadrarlo ni dentro del tango ni dentro del folclore. Habrá que inventar otra categoría.

—¿Siempre te sentiste bien, cómoda en el escenario?

—Siempre, llamaba la atención en mi familia. Era chica, iba al Teatro Macció de San José, estaba Eduardo Malet dirigiendo y me decía: "Malenita, ¿no te animás a pasar esta letra?", y para mí era como ir al almacén a comprar dulce de leche. Ese era mi lugar, ahí estaba todo bien. Después vas incorporando cosas. El pasaje de la BCG cuando hacía teatro, trabajar con Carmen Tanco las diagonales, la espalda iluminada, todo eso lo vas metiendo. Hace unos años entré a una homeopatía y el señor me dice: "Tengo algo para vos". ¿Y qué era? Cuando yo tenía 10 u 11 años concursé en Canal 4, en Buscando la voz de Sábados en familia, y gané un premio; y como una sobrina de él había concursado, tenía el video y me lo pasó. Yo me miraba cantar y decía: qué caradura que era. ¡No sabés cómo miraba la cámara! No sé de dónde saqué eso (se ríe).

—¿Qué son las diagonales y la espalda iluminada?

—La primera obra que hice fue en el Teatro Circular, Papitas y boniatos al horno. El Flaco Esmoris nos decía que cuando tenés un escenario de tres frentes, tenés que tratar que todo el mundo te vea, entonces cuando manejás la diagonal nunca estás francamente de espaldas. Y cuando no tenés más remedio de estarlo, tenés que tener conciencia de que la espalda también sos vos.

—Ahora volvés al teatro, de la mano de Rabiosa Melancolía.

—Sí, venimos de estrenarla en Santiago de Chile. Eso surge por un encuentro con la directora Marianella Morena; fui a ver su obra No daré hijos, daré versos a la Zavala y quedé muy impactada, y de ahí surge la intención de hacer algo juntas. Fuimos dando vueltas y se formó esta obra, que recurre a ese sentimiento de fondo colectivo que vivimos por acá, de la melancolía como una adicción. Yo soy una madre que fui profesora de canto, con una incidencia fuertísima en sus hijos, que es lo que nos pasa en las familias. Algunas personas que la han visto me dicen que no es una obra para entenderla cuando la ves, y yo coincido. También tomo los textos y compongo música desde ahí, Marianella dice que yo hice la dramaturgia musical. Y me encanta, estrenamos el 31 de marzo en El Galpón y voy a tener esa rutina de viernes, sábado y domingo que hace mucho no tengo. Estoy reconectando con esa época de la BCG o Malet.

—¿Cómo la recibió Chile?

—Fueron tres funciones y en las tres hubo risas en momentos diferentes, eso te da una pauta. Y la gente cuando terminaba quedaba como: "¿qué pasó?". Para mí es intensa, un poco tortuosa (se ríe).

—En tus redes te expresás mucho sobre el feminismo y has sido imagen de campañas contra la violencia. ¿Te han ofrecido una participación política en eso?

—Me han hecho propuestas desde lo político, sí: no siento que sea mi momento. Pienso que desde el lugar donde estoy perfectamente puedo expresarme, cuando tenés un poquito más de visibilidad hay una herramienta muy valiosa. Yo reflexiono mucho sobre ese tema porque es muy difícil encontrar una solución. Podemos hablar y hablar, ¿pero qué hacemos? No minimizo ni las marchas ni los movimientos, pero no estamos dando en la tecla y hay que seguir buscando. Sí estoy percibiendo más participación masculina, y es donde se está empezando a resquebrajar la piedra, porque esto tiene que ser una cosa condenada por todos. A veces me despierto a las cinco de la mañana con esos temas en la cabeza, pensando que hay que hacer algo en serio. Lo hablo con mi hijo de 22 años, pero falta que nos pongamos la camiseta. Hay mucho que trabajar.

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Malena Muyala

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