Luchador en dos frentes

Eduardo Mazzei cumple 45 años de fútbol y música. El mismo día que relató su primer partido oficial, de noche se estaba "recibiendo" de DJ.

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ANALÍA FILOSI

FOTOS: ARIEL COLMEGNA

Artime, Spencer, Joya, Abbadie, Sanfilippo, Cien Gramos Rodríguez…". Eduardo Mazzei puede recordar con gran facilidad a futbolistas destacados de los años `60, de la misma manera que puede enumerar sin pausa a las llamadas boites de esa época: "Los Pinos, Abayuka, La Cachila, Calambeque, Bongó, Zum-Zum, Lancelot, Dominique, Ton-Ton…". Es que fútbol y música no sólo son sus dos grandes pasiones, sino también las dos actividades que transformó en profesión y con las que este 24 de abril está cumpliendo 45 años.

"De tarde empecé con los relatos en radio Clarín, que en el `67 transmitía fútbol de la B, con Luis Parodi como comentarista, y esa misma noche comencé a trabajar en Abayuka. Tenía 18 años. Así que las dos profesiones nacieron juntas", recuerda quien festejó ambos aniversarios el pasado sábado en el Castillo Pittamiglio, con uno de los clásicos bailes que organiza cada mes con su programa radial Momentos para recordar (Universal). "Creo que soy el único en este momento que ofrece esta opción para gente de más de 50 años. Tengo seguidores que me llaman para ver cuándo es el próximo. Son cena-shows, no son bailes. Cenan y luego bailan con la misma música que lo hacían conmigo en Abayuka, La Cachila o El Gran Gatsby", destaca nombrando algunos de los lugares que lo tuvieron como disc-jockey.

"Una noche faltaba un disc-jokey en Abayuka, yo vivía en Pocitos y me preguntaron si me animaba a pasar música. ¡Y cómo no me iba a animar!", recuerda de aquel 24 de abril de 1967 en el que se recibió de DJ. Un día redondo que en la tarde lo había tenido relatando un partido de Racing, en el Parque Roberto, el primero de carácter oficial de su carrera como relator. "Me habían hecho una prueba en CX 30 y quedé. Transmití un clásico y me llamaron de Clarín. Entonces hice ese partido de Racing. De ahí pasé a CX 42, que estaba Eduardo Vega de relator y el Dr. César Luis Gallardo de comentarista. Antes se transmitía la Reserva, que relataba yo y comentaba Juancito Gallardo. Eso fue en el 68-69, y en el `71 pasé al Sodre, con Ruben Casco y Eduardo Heber Lorenzo. Ahí estuve 20 años. Ya en el `91 me llevó Alberto Kesman a Universal, donde sigo hasta hoy". Un camino que se sabe tan de memoria como el que hizo por las boites: "de Abayuka me llevan a La Cachila. El dueño de La Cachila compra Calambeque, que después pasa a ser El Gran Gatsby, una boite fenomenal. Y estuve en varios boliches más, llegué a trabajar con Roberto Barri. Antes las boites pululaban, entre Los Pinos y Zum-Zum había diez, doce, catorce boites".

De aquella realidad a la actual, muchas cosas han cambiado. "Los hombres ahora no `atacan`, se quedan en la barra y hablan entre ellos. Hay una mesa con un grupo de mujeres y los hombres no van con ellas. No es más como antes que se sentaban, les hablaban y si la mujer no quería, les decía que la estaban molestando y se iban. Yo los empujo para que vayan y me dicen que no. Son muy quedados, ya no son `luchadores incansables`", cuenta aludiendo al origen del apodo por el cual lo conocen en su faceta de relator: El Luchador Incansable.

"Muchos creen que me dicen así porque trabajo mucho, pero no, viene de la época de la noche", aclara. "Yo me divorcio en el `85 y Alberto Kesman también. Entonces `tomamos` Pocitos de lunes a lunes. Teníamos 38, 39 años y, como no teníamos auto, salíamos en taxi. Cenábamos en El Atlántico, El Expreso o La Castellana, todas las noches del año. Fijate el poder adquisitivo. Salíamos con una barra que integraba Oscar Georgeff, íntimo amigo de Alberto. Un día le pregunta por mí: `¿y ese quién es? Está siempre contigo en todos lados`. Le responde: `es Eduardo Mazzei, mi relator suplente, es un luchador incansable, está en todas las mesas, se carga todas las mujeres de Pocitos`. Al otro día, en la radio Alberto dice: `y mañana estaremos con los relatos de El Luchador Incansable`. `¿Qué me dijiste?, le pregunto. `Ya te quedó, sos El Luchador Incansable`. Y quedó".

Ayer y hoy. "Siempre quise ser relator, desde los 5 años, que con la botellita relataba los partidos imitando a Solé. Fue mi modelo, sabía de memoria sus frases, la locución comercial. Inventaba los campeonatos, todas las transmisiones. Me salía igual. Tengo como anécdota que con Alberto Kesman nos peleamos por ver quién imita mejor a Solé… ahora lo imita mejor él", señal al evocar a sus maestros.

"Los más veteranos somos Alberto y yo, y después viene Javier Máximo Goñi. La nueva generación tiene 30 años, y en general no sabe quién fue Solé, Heber Pintos, Semino… Nuestros maestros ya fueron. La generación nueva tiene otro estilo de relato. Creo que se perdió la emoción, es muy lineal, no tiene picos emotivos. No estoy de acuerdo tampoco con los que relatan básquetbol, fútbol, boxeo… todo. Creo que tienen que especializarse en un deporte, porque la gente misma lo dice: `este transmite todo. Sabe de todo y al final no sabe de nada`", opina.

"Miren los relojes", es una de sus frases típicas y regla básica a la hora de aconsejar a los más jóvenes. "Hay que decir continuamente tiempo y score. No hay que olvidarse que hay millones de radio que se prenden en el momento, no todo el mundo escucha el relato desde el principio. Es un gran defecto de las nuevas generaciones que yo se los marco. Así como también tienen que dar cómo van los demás partidos. Con Alberto lo estamos diciendo permanentemente, como hacía Solé, que decía tiempo y score a cada segundo y el marcador de los demás partidos cada cinco segundos. Esa fue la base que ahora se perdió".

Se confiesa hincha de un equipo grande, como dice son la mayoría de los periodistas deportivos de este país, pero no por ello menos profesional a la hora del relato. "Como relator siempre quiero que el grito de gol me salga lo mejor posible, sea de Nacional, de Peñarol, de Cerro Largo o de Fénix. El gol es lo máximo para el relator, la frutilla, tiene que salir excelso, bárbaro".

Que haya mencionado a Cerro Largo no es casual, toda su familia es de ese departamento y él, si bien nació en Montevideo por un tema de miedos paternos al parto, repartió su infancia entre Melo y la capital. "Pasaba seis meses en Melo y seis en Montevideo. O sea que vengo a tener doble nacionalidad", bromea este padre de dos hijos (Fernando, de 38, y Pablo, de 36) y otros dos que crió como propios por ser los hijos de su segunda esposa desde hace 20 años, Graciela (Nicolás, de 34, y Carolina, de 28). "Así que tengo cuatro hijos y cuatro nietos y medio, porque viene otro en camino".

Volviendo al relator, en estos 45 años ha tenido oportunidad de relatar desde partidos entre equipos chicos, hasta clásicos -"el primero fue uno de Tercera División en el que ganó Peñarol 1 a 0 con gol de Lambert"- y partidos de la selección uruguaya, más en el Sodre que en Universal. "Al único Mundial que fui fue Francia `98, justo con Uruguay eliminado. Fue cuando se armó un equipo de Universal y Carve juntas. Los relatores eran Kesman, Carlos Muñoz, Walter Miranda y yo, y los comentaristas Enrique Yanuzzi, Ariel Delbono y Mario Bardanca. También fue Diego Muñoz. Estuvimos 42 días en París, una maravilla. Relaté el partido por el tercer puesto", apunta quien no piensa perderse el próximo Mundial de Brasil, ya sea trabajando o como simple espectador. Y no porque esté pensando en retirarse. "Tengo para veinte años más. Hace poco me llamaron del BPS porque si me quería jubilar podía hacerlo. Pero no pienso, mientras tenga bien la garganta, fútbol y música son mi divertimento".

Música en radio

"Empecé con un programa que se llamaba Galaxia 40, en radio Fénix, con la música que pasaba de noche en los boliches. Después seguí con Juventud 30, en Radio Nacional. Y ahora tengo Momentos para recordar, en radio Universal, programa que arranqué en el Sodre, en CX 26, en 2001".

En Empezó en CX 30, en Clarín hizo su primer relato, y luego estuvo en CX 42, 20 años en el Sodre y, desde 1991, en Universal. Han sido años de relato de partidos de todo tipo y color, además de su trabajo en el Mundial de Francia `98.

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