"Lo barría abajo de la alfombra"; Christian Font reconoce que padeció por años de crisis de ansiedad y pánico

El comunicador regresa a los escenarios y revela que para hacerlo debió superar miedos e inseguridades. Habla de este desafío y también de su rol en televisión y radio.

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Christian Font en el Teatro Alianza. El comunicador es docente de la Alianza Cultural Uruguay - Estados Unidos.
Christian Font en el Teatro Alianza. El comunicador es docente de la Alianza Cultural Uruguay - Estados Unidos.
Foto: Estefanía Leal

Comedia, actualidad, crítica de cine, musical, periodismo cultural, carnaval, entretenimientos, stand up. Christian Font es de los pocos de la industria artística con la capacidad de abordar con éxito cada una de estas aristas y desde distintas plataformas, como el escenario, la radio o la televisión. No obstante, hoy confiesa que su relación con las salas de teatro venía siendo distante, producto de crisis de ansiedad y ataques de pánico que sufría a la hora de enfrentar al público de forma presencial. Su participación en ¿Quién es la máscara?, donde se subió a un escenario a cantar y bailar pero con el rostro cubierto, le permitió pulir esta problemática al punto de motivarse a presentar un nuevo unipersonal en el que hace monólogos, doblajes, imitaciones y hasta canta en vivo. Desenmascarado, con título inspirado en el programa de La Tele, debutó el pasado jueves y tiene prevista una gira por el interior en breve. En diálogo con El País, Font le saca las máscaras a sus miedos y habla también de la relación con su compañero en radio Ignacio Álvarez y de su regreso al Carnaval.

-Volviste a presentar un unipersonal después de seis años bajo el título Desenmascarado y contaste que para hacerlo tuviste que enfrentar varias inseguridades, ¿cómo fue ese proceso?

-Hace tiempo que sentía que el escenario no era un lugar amigable para mí. Estaba atravesado por una ansiedad que me llevaba a padecer las funciones más que a disfrutarlas. Tenía momentos de pánico escénico, perdía el control de la respiración. Es algo que fui arrastrando por años y lo barría debajo de la alfombra con buena cuota de negación: “esto no le puede pasar a un artista”.

-¿Recordás alguna función especialmente complicada en ese sentido?

-Me pasó fuerte en el carnaval de 2013. Antes de salir al escenario del Teatro de Verano tuve una importante crisis de ansiedad. Perdí el control de la situación y no podía volver a concentrarme. Es una situación muy angustiante porque no tenés adónde escapar y encima es muy difícil de ocultar. La pasé realmente mal y no podía hacer nada al respecto. Si bien después seguí actuando, la sensación de esa noche me acompañó durante mucho tiempo.

-¿Cómo ayudó tu participación en el programa Quién es la máscara a que puedas superar esa situación?

-Yo venía pensando que mi vida estaba centrada en la televisión y en la radio, que es donde me sentía cómodo, hasta que llegó ¿Quién es la máscara? Durante los rodajes repensé mi relación con el escenario. La Máscara te permite ser vos sin que se sepa que sos vos. Debajo de Brócoli puse en juego un montón de cosas que puedo hacer sintiéndome seguro porque la aprobación la recibía el personaje. Durante el rodaje pensaba si yo estaba dispuesto a recibir el reconocimiento que recibía Brócoli, si estaba dispuesto a ser desenmascarado y aceptar que el trabajo que había hecho dentro de la máscara es el mismo que puedo brindar en otras áreas. Cuando me sacaron la máscara fue un gran alivio, pero me acuerdo que durante la primera interacción con Maxi (De la Cruz) vi la máscara apoyada en el piso y me pregunté “¿y ahora cómo sigue esto?”. Como el programa fue grabado hace un tiempo, yo recogía todo lo que el programa generaba ya estando desenmascarado. Por eso empecé a pensar sobre eso en clave de comedia y armamos este nuevo espectáculo. Desenmascarado, que es el nombre del show, es pensar en la posibilidad de amigarme con mi inseguridad, reconocerla y aceptarla. Quiero hacer lo que me gusta, como actuar, cantar y hacer comedia, reconociendo que eso otro está ahí, que es una parte mía que no quiero tapar.

-En este espectáculo mostrás nuevas facetas.

-Desenmascarado es un formato que admite muchos recursos. Incorporo audiovisual, doblajes, imitaciones, canto, hago monólogos de humor. Hablo del absurdo cotidiano y de la uruguayez, las cosas que nos hacen reconocibles. También reflexiono sobre la vejez y la inteligencia artificial.

-Paralelamente estás por estrenar Stand up Therapy con Alita Menéndez, ¿cómo surgió esta dupla?

-Con Alejandra, Alita, debutamos juntos en 1995. Éramos compañeros del club deportivo Aebu. Yo tenía 17 años, ella me hacía reír mucho y yo había empezado a escribir bastante. La invité a actuar en la obra que estaba preparando con amigos y fue hilarante. Después nos dejamos de ver, nos cruzamos en Carnaval y hablamos alguna vez en redes. Este año ella estaba haciendo temporada con su obra infantil y tenía una fecha para otro show en sala Magnolio. Me pidieron dar una mano con la difusión y yo le dije que me encantaría hacer juntos un segmento de su espectáculo. Justo un día antes del show falleció un amigo nuestro y nos pegó muy fuerte a los dos. Salimos a escena para sanar el dolor. Fue una función muy divertida y sanadora. Fue mi vuelta al escenario y lo tomé como una señal. Fue entonces que me dijo para hacer un espectáculo entre los dos y salió Stand up therapy. Es una oportunidad para que la gente ponga sus dramas en la mesa para que los artistas hagamos una representación en clave de comedia. Se estrena el viernes 6 de octubre en la sala Undermovie.

Christian Font
Font condujo clásicos en televisión como "Bien Despiertos" (Teledoce) y "Buen Día Uruguay" (Canal 4). Recientemente apostó al entretenimiento con "100 Uruguayos dicen" (Teledoce).
Foto: Estefanía Leal

-¿Extrañás la televisión en vivo?

-Sí, extraño la adrenalina de hacer un programa en vivo todos los días. De todos modos a mí me encanta hacer tele y me fascinó hacer 100 Uruguayos dicen. Es un formato que disfruté muchísimo y el canal tiene la intención de retomar. Me divertí mucho y la gente lo recibió muy bien.

-¿Cómo es tu situación hoy respecto a Canal 12?

-Yo soy empleado del canal. Estoy plenamente vinculado a Canal 12 y siento que es mi lugar. Desde que volví así me lo hicieron sentir: “es tu casa”. La propuesta cuando me llamaron no era solo para conducir 100 Uruguayos sino para volver a ser una figura del canal.

-¿Cómo es trabajar con Ignacio Álvarez en La Pecera (Azul FM)?

-Se ve que su figura despierta algún tipo de morbo porque me preguntan esto mismo en un bar y en otros lados que voy. No tiene nada de particular. Trabajar con Nacho tiene como un aura de ser una situación complicada o estresante que yo sinceramente no he sentido. En el fragor de la lucha de un programa diario con alguien que es exigente puede haber momentos de lógica tensión, pero siempre dentro de un marco de cordialidad y respeto. Yo siempre le pondero que apuesta al contenido y confía mucho en su equipo. La presunta fama de tipo difícil, complicado o neurótico no me tocó. Hay temas en los que tenemos una cosmovisión muy distinta, como en los temas de género o en la forma de interactuar con la gente. A él le gusta tirar bombas y el ring de la confrontación, y a mí no me interesa para nada.

-Él tiene en líneas generales una postura política afín al gobierno y uno pensaría que vos promovés una sensibilidad más de izquierda, ¿hay algo de eso?

-Yo tengo una mirada más de centroizquierda que puede operar de contrapeso a la mirada de Nacho. Pero él no es lo que la gente define como alguien de derecha: él deplora todo lo que tiene que ver con la dictadura, está a favor del matrimonio igualitario y de la liberalización de la marihuana. En otros temas sí está aferrado a nociones que yo no comparto tanto, pero sería aburrido trabajar todos los días con alguien que piense igual que yo en todos los temas. En el formato que sea siempre tiene que haber contrapunto, en especial en este que están en juego los temas de actualidad.

-¿Por qué cuando habla del caso de la denuncia de violación grupal en Cordón vos y tus compañeros no están presentes en el estudio?

-Ya lo tenemos asimilado. Cada vez que se habla de ese tema nosotros nos vamos del estudio, pero no hay tensión ni nada por el estilo. Desde el primer momento cuando Nacho decidió pasar los audios en febrero del año pasado pidió para estar solo. Siempre fue algo que manejó como una causa propia y no participó nadie del resto del equipo. Nosotros hemos tenido diferencias en la forma de la que abordó este tema, pero no en hacer públicos los audios. Si no fuera por la difusión de esos audios, estos chiquilines se estarían comiendo una cana injusta.

-Cuando emitió los audios por primera vez se puso a gran parte de la opinión pública en contra, ¿ustedes también recibieron comentarios adversos por formar parte del programa?

-Por cercanía nos llevamos algo de las consecuencias de eso. Recibíamos todo tipo de llamadas, mensajes. Fue un momento fuerte, pero estábamos muy tranquilos porque teníamos claro no solo por los audios sino también por otras pruebas de que no había habido una violación.

-Más allá del fallo de la Justicia, ¿coincidís con Álvarez en la lectura de que hay que dar una “lucha contra las fiscalías flechadas y la horda linchadora de las feministas radicales”?

-Eso corre por cuenta de él. Él está más metido en el palo de la investigación y puede tener más elementos para hablar de eso. Yo me concentro en contenidos culturales y de comedia. Él es el director del programa y tiene su propia línea editorial y nunca me quiso involucrar. Sí creo que dar a conocer los audios colaboró a que la Justicia llegue a este fallo, aunque yo pueda tener diferencias en el enfoque o el tono al momento de publicarlos.

-Vas a estar en carnaval, donde también se juega con la actualidad y pareciera no haber mucho contrapunto.

-Es cierto. Eso me ha llevado a que siendo alguien que ama el género murga hoy no me halle en ese lugar. El discurso de los espectáculos murgueros fue cooptado por una clase media que le habla solo a los convencidos. La gente muchas veces va al tablado a reafirmar lo que ya pensaba antes. Lamentablemente el género murga ya no me motiva. Me siento más cómodo haciendo comedia.

-¿Qué te pasa cuando ves que tildan a colegas de “basura” o los insultan en el escenario?

-La descalificación gratuita que no tiene un mínimo de pienso ni elaboración no la comparto. El carnaval debería ser más plural, transversal y llegarle a más gente. Si hay espectáculos que se proponen excluir a un tipo de público, no cuenten conmigo. Momosapiens tiene una visión parecida a la mía, de un carnaval popular con la libertad de criticar al que sea.

-¿Cómo te preparás para estar en Momosapiens el próximo verano?

-Voy a estar con Horacio Rubino, que es un referente del que aprendo mucho. Ya arrancamos a ensayar dos veces por semana. Vamos a hacer la parodia de Barbie y estamos definiendo la segunda, que va a ser biográfica sobre una figura del humor uruguayo. También estoy con los libretos. Me siento muy contento.

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