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Además de Buen día Uruguay, Lorenzo conduce la tarde de radio Monte Carlo

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Por M. Bardesio y M. Varela

Actor de teatro, de cine y conductor desde hace 11 años del magazine matinal Buen día, Uruguay (Canal 4). A los 45 años, Leonardo Lorenzo lleva un trecho largo recorrido en los medios, pero hubo algo en lo que debutó en estos días: desde el 2 de marzo conduce todas las tardes Monte Carlo a sus órdenes, el programa vespertino (13:30 a 17:00) de CX 20.

"Siempre quise hacer radio. Trabajo hace muchos años en televisión, con colegas que también están vinculados a la radio. Y allí uno escucha esas frases maravillosas sobre el medio radial: que tiene magia, su mística, que una vez que entrás no podés salir... yo quería estar en ese lugar", confiesa el conductor.

Finalmente, en enero, el 24 para ser exactos, Robert Rocha (gerente de programación de Monte Carlo y ex conductor de Monte Carlo a sus órdenes) lo llamó para preguntarle si quería ser su sucesor. Oyente y amante de la radio desde niño, Lorenzo se tiró al agua y aceptó la oferta. Ahora que empezó le encuentra una sola contra: chau a la siesta de la tarde. "Después de Buen día, Uruguay almorzaba y me tiraba un rato a descansar. Eso se terminó, pero vale la pena", se ríe Leonardo.

-Cuando te ofrecieron esta propuesta, ¿qué fue lo que más te entusiasmó?

-La magia de la radio. Todos en algún momento de nuestro día escuchamos radio, voluntaria o involuntariamente. Subís a un ómnibus y está prendida, o la escucha alguien en tu casa, en un local. De la radio no te salvás, se mete aunque no quieras. En cambio, la TV requiere de cierta atención.

-¿Y el mayor miedo?

-El cómo reaccionarían los oyentes. Monte Carlo es la radio de mayor audiencia y tiene oyentes muy fieles que se siente dueños de la radio. Yo venía a sustituir a Robert Rocha, que llevaba 17 años al frente del programa y mi miedo era que la gente no se adaptara a mí. Por suerte, todos los mensajes que he recibido hasta ahora han sido de apoyo.

-¿Tu perfil en radio será distinto al de la TV?

-No tengo por ahora un perfil en radio. Estoy recién empezando. En TV, construir un perfil me llevó mucho tiempo. Con Verónica Peinado (Ex Buen día, Uruguay) yo era uno, con Adriana (Da Silva) otro y cuando entró Sarita (Perrone) terminé de redondear un perfil que parece machista, entre comillas, que discute todo. Me interesa mucho que la gente reaccione. Hasta hace un tiempo los conductores eran todos políticamente correctos, nadie discutía nada, no tenían diferencias entre ellos. A mí no me interesa eso: me importa que la gente sea activa y participe y provocarla me parece la mejor manera. Así sea para apoyarte en algo que decís o para darte por la cabeza. Ese es mi rol en la TV. Ahora, en radio, estoy en una casa nueva y el primer día no me voy a poner a mover los muebles. Estoy con Raquel Zeballos, que es la persona en la que me apoyo en la conducción.

-¿Qué característica tiene Monte Carlo a sus órdenes?

-Es una revista, muy parecido a Buen día, Uruguay. Van pasando las páginas y uno se encuentra con deportes, espectáculos, actualidad... Eso, más un contenido muy fuerte de información y servicio social. Tenemos también salidas desde exteriores con Mariano Pagliaro que es un tigre de la calle; aporta mucho de esa inmediatez que debe tener la radio.

-¿Tenés un referente en radio?

-No. Sí personas que he escuchado y me gustan. Escuché a (Orlando) Petinatti durante muchos años. A Daniel Figares también. Pero no hay nadie que yo diga: me quiero parecer a Fulano.

-¿Ser actor ayuda en el rol de comunicador?

-Tengo mis dudas sobre eso. Ser actor es también ser comunicador, pero ser comunicador no es ser actor. En mi caso, trato de ser lo más auténtico posible. En este caso, eso también me va a diferenciar de Robert (Rocha) para no repetir lo que hacía él, que tenía una impronta un poco más seria. A mí me gusta coquetear más con el humor, hacer reír y reírme. También jugar con cierta malicia; es la manera de que el público aporte más al programa y no sea un consumidor acrítico. Me interesa que la gente piense, se ría o se divierta. Si logro una de esas tres cosas, me doy por cumplido.

-¿Eras oyente de Monte Carlo?

-Sí, ¿quién no ha escuchado alguna vez Aquí está su disco? Yo llamé incluso. Nunca me atendieron, pero llegué a llamar para pedir un tema. Mucha gente llama solo para escucharse en la radio.

-¿Cómo fue el primer programa? ¿Nervios?

-Sí. Pero me preparé bien las primeras frases que iba a decir. No podía darle la bienvenida a los oyentes porque en verdad el recién llegado era yo. Planifiqué esas primeras frases y de ahí seguí bien, Me llamaron algunos colegas para felicitarme, Verónica Peinado, por ejemplo. Me llamó Rada, mis compañeras de Buen día, Uruguay.

-¿Y críticas no recibiste?

-No, lo clásico: que la voz me sale diferente. Claro: en la radio se modula distinto, estás auriculares. En fin, hay cosas que yo por ahora no manejo. Tengo un CD con los programas pero por ahora no me he escuchado.

-¿Sos de consumir de radio?

-Sí, tengo el hábito de escuchar cuando ando en la bicicleta o en el auto. De mañana escucho informativos y cuando puedo a (Alejandro) Dolina. De chico, era un oyente involuntario porque en mi casa la radio estaba siempre prendida. En la adolescencia, empecé con CX 32 y CX 50 que eran las radios que pasaban rock and roll. Después, escuché a Petinatti por mucho tiempo.

-Y en televisión, ¿qué consumís?

-En verdad, escucho más radio de lo que miro televisión. Tengo dos hijos y un televisor, que cada uno saque sus conclusiones.

-¿Qué es hasta ahora lo más difícil de esa adaptación al medio?

-Hay que adaptarse al lenguaje. En TV, por ejemplo, los silencios pueden ser un recurso porque está la imagen, los gestos que pueden comunicar. Aquí, el silencio es la nada. Esa es la principal diferencia. Después, que no me maquillo y que tengo que decir "buenas tardes" en lugar de buen día.

Fotos: Ariel Colmegna e Inés Guimaraens. Montaje: Marcelo Oliva. Gracias: a Silvana Nicola.

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