Por: Miguel Bardesio
Ciudadano ilustre de Montevideo y de Buenos Aires. Trabajó en los tres canales privados en una época en que la televisión se tupía de shows musicales en vivo. Estuvo 30 años en Buenos Aires, fue director artístico de Canal 9 de aquel país y maestro al piano en los programas de Pipo Masera o Juan Alberto Badía, entre otros, además de productor de los shows del Hotel Haytt porteño. Tocó junto a Juan D`Arienzo, Julio Sosa y decenas de luminarias del tango y el jazz, sus géneros más preciados; tocó y arregló temas de Ruben Rada, de El Club del Clan... tocó en uno de los casamientos de Susana Giménez, tocó, tocó... ¡y toca! Francisco "Pancho" Nolé, pianista, orquestador y compositor, 81 años de edad y 68 como músico, estudia el piano todos los días; le duelen los dedos cada noche, pero se gana de cuando en cuando los aplausos de los vecinos de su apartamento de Pocitos, donde vive junto a su esposa y su piano de cola.
El próximo martes, Pancho Nolé se presenta con su orquesta de jazz, la Big Band, en la Sala Zitarrosa y con motivo de los 60 años de Sudei, la sociedad uruguaya de intérpretes. Es gratis, solo hay que retirar invitación en la boletería de la sala. Además de la Big Band, Nolé tiene un quinteto de tango y todos los años arma un "duelo" de pianos con su colega y amigo Julio Frade.
Crítico de la valoración mayoritaria sobre la música nacional que pone el foco en otros géneros o formas musicales, la historia de Nolé es la historia de "otra música". La de lo popular ("bien hecha"), la del tango y el jazz. "Creo que hoy la cultura se ha carnavalizado, tinellizado y politizado; lo que no me parece mal pero hay otras cosas", arremete. Y va una anécdota: el año pasado fue contratado para tocar en la presentación de las reinas del carnaval junto a su orquesta. Fue la primera vez que tocó en el Teatro de Verano. La intendenta Ana Olivera lo felicitó aquella noche y quedó arreglada una reunión posterior. "No fui a pedirle trabajo, ni nada eso. Simplemente le dije que hay otra música. Podemos nombrar a muchos, a miles, a NTVG, a Jaime Roos, a Rada, del que soy un admirador y grabó su primer disco conmigo... nombrá al que quieras y todos son buenos. No tengo nada en contra de ellos, pero hacen un tipo de música. Entonces, señora, le dije, lo único que digo es que todo para un lado no está bien. Hay otra música. ¿Por qué no puede haber un buen tango uruguayo?, ¿o un jazz uruguayo? Hay gente que hace un jazz espectacular o gente que canta melódico, ¿por qué no hay apoyo para ellos? Ella me dijo: `no le prometo nada, pero presente una propuesta`. Señora, sabe cuántas propuestas presentamos. Muchas... El hecho no es económico, el hecho es mostrarle a la gente lo que uno hizo durante tantos años, que la gente lo sepa. Nada más", relata Nolé.
Y otra historia, porque además del piano, a Nolé le gusta relatar anécdotas. "Hace poco un muchacho escribió un libro con la historia de la música uruguaya, pero la hizo del 80 para acá. ¿Y antes? ¿No pasó nada en este país? Hubo muchas cosas. Yo soy un agradecido a la vida, no me quejo de nada, pero pienso que parece que hay que desechar todo lo que tiene años y que está bien. Falta información en la gente. Te cuento algo: yo estudié con Jaurés Lamarque Pons, un gran tipo que me enseñó muchísimo. Hoy, la sinfónica y la filarmónica tocan su música pero yo me acuerdo que él, en su momento, andaba con sus partituras de aquí para allá y nadie se la tocaba. Después de muerto sí. Parece que ese es el destino de los músicos".
En 1929 nacía Francisco Nolé en la ciudad de Mercedes. Recién el año pasado volvió a su ciudad natal hace poco para inaugurar el teatro. Lo llevó Nilo Fava, mercedario también, amigo y ex vecino del músico.
De niño se vino a Montevideo. El padre era sastre, amante del jazz y músico: tocaba el clarinete y fue durante muchos años integrante de la banda de la escuela militar. La madre puso al niño a estudiar piano a los 6 años. "En una época en que había una profesora por manzana". Estudió, estudió. Su primer trabajo, en cambio, fue de mandadero en una tienda.
Era el Montevideo de los cabarets al estilo parisino: espectáculos de música, baile y chicas que ofrecían su servicios carnales; aunque todo con los límites que permitían que estos centros nocturnos fueran también parte de un programa de salida familiar. Era también un Montevideo en el que los pianistas no abundaban. Un día se necesitaba uno en el café Palace, que quedaba en la rinconada de la Plaza Independencia. Allá fue Panchito que tocó tapado por un biombo. Tenía 13 años y a los menores no se les permitía trabajar de noche.
Luego siguieron más cabarets y fiestas. Una primera orquesta junto a su padre (Los Swing star) y otra más grande que formó en la fono platea del Palacio Díaz. Como muchos otros casos (Cacho de la Cruz, Ruben Rada, etc.) Nolé pasó de los cabarets a los medios de comunicación. En las radios, gran parte de la música se tocaba en vivo. Entró a Radio Carve. Un día de diciembre de 1956 se inauguró Canal 10 y allá fue Panchito con orquesta. Los programas de televisión contaban, en su mayoría, con música en vivo. Inauguró Canal 12 y también Canal 4. Eso, más cabarets y bailes y bailes y cabarets. Y jazz, música tropical, algún tango.
"Se tocaba música popular, pero se tocaba bien. La cosa más simple puede ser hermosa si se hace bien".
Un día llegó la máquina de video tape a los canales y adiós, o casi adiós, a los programas nacionales. Llegaron las latas. Pancho Nolé decidió entonces irse a Argentina, adonde ya se había presentado invitado por Juan D`Arienzo. Mal no le fue: entró en Canal 9 y estuvo 30 años.
Otro día, las cosas también empezaron a cambiar en Buenos Aires. Las orquestas se fueron de los canales para dar paso a otro tipo de TV de entretenimiento y ahí, Pancho resolvió volver a Uruguay. Allá quedaron sus dos hijos (uno pianista, el otro periodista) y sus nietos. "Adoro Argentina, pero vivo más tranquilo acá. En este país, en mi país, yo estoy para más, para mucho más".
Mucho más pese a los tiempos que atraviesa. Otra anécdota y "con esta termino": "Hace un tiempo un grupo famoso, muy famoso, me pide el piano prestado. Sí, cómo no. Nosotros tocábamos después; entonces me quedé ahí mirando y esperando que me lo devuelvan. Y veo que el tipo que se sienta en el piano hace la mímica pero no toca nada. Les digo: Che, ¿para qué me pidieron el piano si ese tipo no toca nada? "No, -me dicen- es el chofer que lo sentamos ahí; si está todo grabado". ¡Y la gente se come eso! Yo no puedo creer. Lo que digo es que la música es una sola, sea popular, comercial o lo que sea, es una sola, la buena. Pero hoy la gente es sorda. El mundo es sordo. El mundo no escucha la música, la mira".