ENTREVISTA
"La guerra entre Casal y los jugadores es por plata y son dos pesos pesados", asegura el comentarista.
-A fin de año termina el contrato con Radio Carve y no renueva, ¿qué pasó?
-El tema lo tengo muy claro. Los dueños de los medios son los que disponen quién trabaja con ellos y quién no. Trabajé 8 años en Carve y ahora vino un director que decidió: “Ni Ríos ni Da Silveira siguen en la emisora”. Yo me enteré por el diario. Como soy muy calentón, esperé unos días y luego fui a hablar con él. El argumento de la decisión era mi edad. “¿Qué tiene que ver que tenga 75 años?”. La edad es un estado de ánimo. Pero bueno, fue así. Y lo tomé con calma y naturalidad. Ya he estado en situaciones así antes.
-¿Qué va a pasar de ahora más?
-Con el programa A fondo (1010 AM) voy a continuar. Y en cuanto a las transmisiones, tengo tres ofrecimientos de relatores que me dijeron para sumarme como comentarista. Lo tengo que decidir en estos días. Y es lo que voy a hacer. Voy a seguir.
-No pensó en tomarse un año más tranquilo, sin hacer transmisiones…
-No, ¿por qué? En primer lugar, necesito la plata. Pero lo más importante de todo es que cuando yo agarro el micrófono estoy convencido de que soy el mejor de todos. Por más que tenga 75 años. Yo me siento como si tuviera 50. Ese convencimiento no me lo saca nadie. Además, quiero seguir haciendo cosas con mi hijo, que trabaja conmigo en la radio. Es la luz de mis ojos y quiero que siga creciendo.
-¿Por qué no tiene redes sociales?
-No, no jamás. Es el refugio de los cobardes. Desde que tuve el lío que empezó con aquellas declaraciones por Jonathan Rodríguez, solo dos tipos me putearon en la calle. Iban manejando y yo estaba en la vereda. Largaron el insulto y siguieron de largo. Guapísimos. El resto ha sido todo buena receptividad con el público. Yo salgo y la gente me toca bocina, me paran, me hacen comentarios. No tengo problema con nadie. Con eso me quedo. No me voy a envenenar viendo en las redes lo que escriben los cobardes sustentados en el anonimato. Que se envenenen solos.
-¿Cómo vive esta etapa de inestabilidad?
-Yo no dramatizo nada. Vivo todo con el mayor optimismo. Yo estoy en la tercera vida. Luego del accidente que tuve (fines de los ‘70) nací de nuevo. Hace 10 años tuve una hepatitis y todo el mundo pensó que marchaba. Soy agradecido, por la familia que tengo, mis tres hijos y dos nietos y con la seguridad de que el de arriba nos va dar salud y vida mucho tiempo más. En el año 83 perdí todo lo que tenía porque firmé en garantía a un amigo que no pudo pagar. La vida me recompensó siempre. Y trabajos perdí muchas veces.
-Pero luego de las declaraciones sobre Jonathan Rodríguez fue una seguidilla…
-Sí. Esa fue el peor momento de mi vida. No hay duda. Me hicieron la guerra Nelson Gutiérrez y Osvaldo Giménez y Fabián Pumar desde la Mutual. Lo de Jonathan Rodríguez estuvo arreglado a los dos días. Es verdad que dije una palabra de más, pero lo reconocí de inmediato. Y sus representantes (Rabajda y Chijane) fueron unos fenómenos; me dijeron que me quedara tranquilo. Lo que vino después fue que todos los que tenían facturas pendientes conmigo se las cobraron. Me pusieron una sanción por 22 meses en la Mutual: no solo no me daban notas los jugadores, sino que no hablaban con los programas en los que yo trabajara. Perdí dos trabajos (Fox Sports y Punto penal) y además, se rompió la sociedad que tenía y tuve que salir a hacer lo que nunca había hecho: montar una empresa y vender publicidad cuando soy el peor vendedor del mundo. Fue como empezar de nuevo.
-¿Hoy cómo definiría relación con los futbolistas?
-No tengo ningún problema. Tengo muy buen relacionamiento con los futbolistas, encabezados por la nueva Mutual. Les di los argumentos para ir en contra de la vieja directiva. Desde siempre apoyé a los jugadores de la selección en una lucha que vi nacer por los derechos de imagen.
-¿Cómo cree que se va a saldar la disputa de poder en el fútbol uruguayo entre Paco Casal y los jugadores de la selección?
-Es una guerra sin cuartel, entre dos pesos pesados. Por ahora, Casal sigue teniendo el mismo poder que tuvo antes, incluso a nivel de gobierno. ¿Qué político habla de Casal públicamente? Salvo Javier García (Partido Nacional) yo no escuché a ninguno que diga nada. Por otro lado, la posición de los jugadores es fuerte, dado el poder que tienen en este momento en imagen con la gente. Están muy bien conceptuados, aunque veo que están en riesgo de bandearse por excesos. Esto de la intervención de la FIFA no me gustó porque no tiene un argumento jurídico. El fondo de la cuestión es que Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, no lo puede ver a Casal. Y se unió con Diego Lugano, también enfrentado al empresario, para darle manija a FIFA y poner en práctica la intervención. El tema del estatuto tampoco es lo central. A la corta o la larga, se va a resolver. El tema de fondo es la plata, la plata por los derechos de imagen y por la televisación. La AUF tiene un contrato hasta 2025 con Tenfield y los jugadores quieren renegociarlo todo. Esa es la batalla final. ¿Qué va a pasar? No sabemos... por ahora están firmes los dos.
-¿Qué cree que pasó con Wilmar Valdez?
-Yo nunca pensé que Valdez podía estar en la joda. Pero es atroz lo que escuché. Los audios son espantosos. Ponele que no haya pruebas de nada. Pero se dicen cosas cuasidelictivas. En ese punto, también la gente se queda con la superficie de las cosas. La justicia está analizando si hubo o no hubo violencia privada de (Julio) Ríos y (Arturo) Del Campo hacia Valdez en lugar de determinar si Valdez se llevó plata indebidamente o no. O el otro actor de todo esto: Walter Alcántara, que era un hombre con terribles problemas económicos y que grabó dos años al presidente de la AUF. Obviamente lo grabó con un objetivo económico. Y ahora que salieron los audios, nadie se pregunta quién puso la plata para que eso fuera publicado. Porque alguien la puso, ¿o no? Del Campo no fue. Valdez tampoco porque los audios se publicaron....
-¿Y quién fue?
-Habría que investigarlo. Lo claro es que a Valdez no lo quería Tenfield y entre Del Campo y Abulafia preferían a Abulafia. Así que quien lo hizo, con una sola bala mató a Valdez e hirió gravemente a Del Campo y a Ríos, a quien también le tienen tirria. Yo empezaría por ahí a tirar del hilo de la madeja. Me parece lo más normal pensar así. Esa es otra de las cosas que me impulsan a seguir. ¿Cuántos periodistas quedan que le pegamos a Tenfield cuando es una empresa que emplea al 80% de los periodistas deportivos? Quedamos dos: (Mario) Bardanca y yo. Tenemos diferencias porque a mi entender él está obsesionado: da la sensación de que se levanta y se acuesta todos los días pensando en Casal. Para mí es un tema más.
-¿Hace cuánto que no habla con Casal?
-Me llamó por teléfono hace tres años. Me quería pedir autorización para hablar con Manuela y contratarla. Me dijo: “Es una fenómena y la hago millonaria en cualquier parte del mundo”. Mi respuesta fue de agradecimiento y luego le dije que Manuela tenía 33 años y que yo no tenía ninguna incidencia en su vida. Le di su teléfono. Sé que luego le hizo llegar una ofrecimiento para hacer televisión y ella les dijo que no. A lo largo de mi vida, con Paco he tenido una relación de enfrentamiento pero con códigos. Con quien tuve las peores fue con Gutiérrez y con (Enzo) Francescoli. Yo denuncié que habían podrido la mejor selección en nombres que tuvo Uruguay, que fue la de 1986. Al año siguiente me vinieron a meter el gaucho en Aeroparque cuando yo estaba rengo. Si me das a elegir, Paco Casal es mucho mejor tipo que ellos. De hecho, me ofreció trabajo cuatro veces pero yo nunca acepté porque no podría trabajar en Tenfield, con personas con las que no comparto valores elementales, aun sabiendo que estaría mucho más tranquilo económicamente.
-Con Oscar Tabárez no tiene diálogo desde 2007, cuando le increpó una especie de campaña en el programa Punto penal. ¿Cree que esa distanciamiento afectó su popularidad?
-Puede ser. Pero yo soy una persona de convicciones y no confundo nunca los temas personales con los profesionales. Yo elogio el proceso de él en cuanto a la limpieza y el orden que le dio a las selecciones. Lo quiero como director de selecciones nacionales pero como técnico no lo quiero más. Es espantoso. En el Mundial hizo todo mal y dejó pasar la oportunidad del siglo para ser campeones del Mundo. Por suerte, veo que cada vez más gente piensa como yo y también veo que algunos lo transformaron en un semidios a Tabárez. Tiene la bendición del gobierno y le han dado crédito de filósofo. Yo voy a seguir diciendo lo que pienso de él.
-¿Nunca hubo un acercamiento en este tiempo?
-No. El problema se desencadenó después de que Julio Ríos denunciara ciertas cosas en el clima interno de la selección de 2007 en mi programa. A los 15 días, Tabárez y Ríos andaban a los besos y, sin embargo, conmigo llevamos 11 años sin diálogo. De mi parte así seguirá porque él no procedió bien. Pero no lo digo con revancha ni rencor. Yo no sé lo que es son esos sentimientos. Es más, todos los tipos que me hicieron daño en la vida, a todos los tuve en algún momento en el empeine del pie y nunca hice nada. De Tabárez me trajeron todo su expediente judicial, con todos los mensajes con su exempleada y los movimientos bancarios de la cuenta en cuestión. Ni abrí la carpeta. No me interesan sus problemas personales. Yo lo tengo que juzgar como entrenador de la selección. De Osvaldo Giménez (gerente de Tenfield) tengo el sumario que se le hizo por su labor en al AUF y de Paco Casal también me llegaron documentos como para probar una defraudación fiscal. Nunca hice nada. No es mi estilo.
-¿Cómo se siente de salud?
-Muy bien. Al trabajar todos los días llevo una vida antihigiénica, pero por otro lado me cuido mucho en las comidas y en los horario de descanso. Hace 10 años que no tomo una gota de alcohol. Pero en el fondo, lo principal es que soy un tipo feliz. No me interesa estar en la venganza y el rencor. Vivo tranquilo.