ENTREVISTA
Federico González habla de "Los nuevos recuerdos vendrán", el disco que La Foca presentará el 20 de agosto en La Trastienda, y de su historia.
En 1995, en las páginas de este diario, una nota presentaba a La Foca como “una banda que pega” y la describía así: “Con veintipocos años, seguridad en ellos mismos, en la música que hacen —rock’n roll— y con un estilo del gusto de distintas generaciones, los integrantes del grupo rockero La Foca están sonando fuerte y ya son una seria realidad”.
También decía esto: que la atención del público, en sus espectáculos en vivo, la acaparaban con un componente de teatro y de humor.
Veintisiete años después de aquella entrevista, Federico González, el cantante de una de las bandas clave del indie local, recuerda uno de los hits graciosos cosechados en sus primeros años, habla de la vez que “casi” llegaron al universo de Marcelo Tinelli, y reflexiona: “Capaz que nos quedábamos enganchados en una cosa que no sabíamos ni lo que era. Pero no pasó, por suerte no pasó, y en 1996 arranca la historia que nos lleva hasta hoy”.
Para el que haya acompañado esa historia o para el que la vaya a conocer ahora, encontrar en La Foca restos de una propuesta humorística será tarea titánica, imposible.
¿Qué queda de aquello en un disco como Los nuevos recuerdos vendrán, lanzado en marzo de este año, atravesado por una pérdida y a punto de ser tocado en vivo? Queda, al menos, una amistad, la piedra fundamental del proyecto, el tesoro todavía intacto. Lo demás habrá que descubrirlo, por ejemplo, el próximo sábado, cuando La Foca presentará su octavo trabajo de estudio en La Trastienda, a las 21.00 y en compañía de la banda argentina El Robot Bajo el Agua. Quedan entradas en Abitab.
“Nosotros celebramos cada disco porque realmente creemos que va a ser el último”, dice Federico González. “Cada vez que llegamos y terminamos, no lo podemos creer”.
—¿Pero realmente piensan que cada disco será el último?
—Te juro que sí. Igual ahora ya tengo como cinco canciones, entonces ya sé que algo va a pasar con eso. Yo sé que voy a seguir componiendo, sé que es difícil que me pelee con mis amigos, y eso va a seguir existiendo, la composición y la natural grabación. Lo que veo cada vez más difícil, más de subir montaña, es terminarlo, editarlo, presentarlo, defenderlo. Eso, cada vez cuesta más. Hay una cuestión física estrictamente —nosotros estamos ensayando dos veces por semana hace dos meses, sin parar— que hace que piense: “No sé cómo hago para tener otro disco”. Pero yo sé que van a haber canciones, entonces también es un poco mentiroso. Yo lo vivo como si fuera el último, no descarto que sea el último, en un momento creo que es el último, pero vamos ocho. Pero por las dudas, bueno, lo vivimos así.
"Los nuevos recuerdos vendrán", un disco distinto
Los nuevos recuerdos vendrán, el sucesor de La fórmula (el disco que, como el Ceres y Venus de 2016, fue nominado a los Premios Graffiti a la música uruguaya), nació en 2020.
Hacia fines de año y en plenos vaivenes pandémicos, la banda le vio la luz a lo que estaba por venir. “Y nos dimos cuenta”, dice Federico, “que el disco representaba una época, que es un poco lo que siempre intentamos que pase. Esos somos nosotros en el 2020, con lo bueno, lo malo, lo que pasó. Y así enfiló. Pero pasó mucho tiempo. Nosotros nunca habíamos estado un año entero grabando un disco, y eso tiene que ver con que nos metimos con gente más joven y eso tiene sus vueltas, y también con que hubo que parar y reposar. Pero finalmente llegamos a puerto”.
¿Porque qué hace un grupo de amigos con una banda a punto de cumplir 30 años? Busca, intenta, genera. Construye. Y para eso, esta vez, elige a un aliado de ese espectro de la “gente más joven” que tiene “sus vueltas”: Fabrizio Rossi Giordano.
Músico y productor, fundador del sello Feel de Agua, solista e integrante de múltiples proyectos, y presente en varios de los discos nacionales destacados de los últimos años, La Foca —o más bien González, que luego convenció al resto de sus compañeros— fue por él en busca de algo nuevo.
“Él nos revolvió todo, en el buen sentido, y eso tiene sus costos”, explica el cantante. “Él es el señor Analógico y a la vez es una persona muy moderna, y con eso termina haciendo algo muy raro. Hubo unos primeros meses de acomodamiento más difíciles, pero después enganchamos la lógica. Todo eso fue un cambio, que nos enseñó, y eso es bien positivo. Porque en todos los discos tratamos de ver un desafío, y esto fue un desafío. Y el disco suena a lo Fabri; después lo terminamos con Juan Stewart, nuestro aliado, entonces hay una instancia de curaduría final que nos representa. Y creo que por eso nos gusta tanto: es profundo, es raro en el buen sentido de la palabra. Marca un nuevo sonido que, por ahora, estamos disfrutando”.
Sin embargo, el detrás de Los nuevos recuerdos vendrán tuvo sus momentos de nulo disfrute. El proceso artístico estuvo marcado por la muerte de Alejandro Torre, un amigo íntimo de los integrantes del grupo —que son González en guitarra y voz, Gustavo Compagnone en guitarra, Diego Lorenzo en el bajo y Ruben Larrosa en batería y percusión— y una ausencia que, de alguna manera, se coló en el resultado final.
Su voz aparece en “El avión”, el tema que cierra el disco, y su historia está en la resignificación de varias canciones, como pasa sobre todo con “Son solo ustedes”.
“Es un disco rabioso, como que había que escupir”, dice Federico al respecto. “Después hubo calma”.
Porque al final, Los nuevos recuerdos vendrán trajo luz y aire, trajo respuestas y dio, en parte, lo que se necesitaba. Eso aplica a la interna y aplica, también, al escucha que conecte con este mundo de rock, melancolía y, a veces, adictivos estribillos pop.
“Lo que siempre decimos es que esto lo hacemos con un objetivo, de alguna manera, de superar situaciones”, explica Federico. “Entonces, en forma muy burda, planteo los problemas pero también planteo una solución. Y eso es doloroso. Yo siempre me pregunto: ¿la canción tiene una respuesta? Y en casi todos los casos digo que sí. Hay una punta que te da una solución, o por lo menos termina de explicarte un problema tal como fue. Yo siento una responsabilidad de construir. Por eso siempre hablamos de melancolía: porque ya pasó, y ahora es todo para adelante”.