Flor Infante cuenta cómo el estrés en el trabajo le afectó la salud: "Me diagnosticaron anemia"

La actriz emprendió una gira por el interior, defiende la existencia de TV Ciudad y se anima analizar el "Wanda-gate": "No saben estar solos", evalúa sobre los protagonistas.

Florencia Infante.
Flor Infante se presenta el 2/8 en Carmelo, el 3/8 en Paysandú, el 16/8 en Canelones, el 5/9 en setiembre, el 25/10 en Montevideo y el 14/11 en Punta del Este.
Foto: Rafael Lejtrejer Estilismo: Nieves Pereira

Fiel a un espíritu que busca de forma permanente salir de la zona de confort, Florencia Infante dio un inédito paso en su prolífica carrera. Sabe que es “muy montevideana” y quiso “romper” con ese concepto al embarcarse a una aventura por el interior del país, donde presenta su nuevo unipersonal con gran recepción del público. La actriz habla de esa y otras rupturas: cuando superó prejuicios sobre otros comediantes, cuando salió a buscar trabajo tras la pandemia por el cierre de Océano FM y cuando le ocurrió lo contrario y una pesada carga laboral le terminó pasando factura a través de la salud.

-Iniciaste una gira por fuera de la capital, ¿cómo te llevás con el interior?

-Bárbaro. Soy la única montevideana en una familia que es de Fray Bentos. Es la primera vez que hago una recorrida así. Tenía ganas de dar esa vuelta con fines artísticos pero también para romper: yo soy una comediante muy montevideana. Me va muy bien en Montevideo, y el interior era un enigma. (Diego) Sorondo tiene la estructura como para hacer esa gira y nos animamos. La única función que voy a ser en Montevideo es el 25 de octubre y el resto es en el interior.

-¿Por qué sos “muy montevideana”?, ¿te referís al tipo de humor?

-No, es porque las circunstancias me arrastraron a quedarme en Montevideo. Empecé con un espectáculo, seguí con otro y como las temporadas son largas siempre me fui quedando en la capital.

-Si bien has hecho varias comedias de elenco, se te asocia más al unipersonal, ¿qué tan difícil es llevar una obra solo en el escenario?

-Yo empecé en espectáculos grupales, después viré al unipersonal y estuve muchos años sola en el escenario. Las dos cosas tienen su dificultad y su belleza. Yo me siento muy poderosa en el escenario con compañeros y sola. Cuando estoy sola, sé que el texto lo escribí yo y cuando la gente aplaude, entiendo que el trabajo está hecho y aprobado. En equipo lo que me pasa es que disfruto mucho de mis compañeros en escena. Además uno tiene a alguien para mirar y apoyarse.

Florencia Infante.
Florencia Infante.
Foto: Rafael Lejtrejer. Estilismo: Nieves Pereira

-¿Algún traspié te hizo pasarla mal en una función?

-No, la paso mal pero antes de salir a escena. Me duele la panza y me quiero ir a mi casa. Después salgo y me doy cuenta de que es el lugar en el que no me duele nada, siento que tengo 20 años, recibo el cariño de la gente y me siento feliz.

-¿Te obsesionás mucho con el trabajo previo a la función?

-Estudio mucho y me comprometo en serio con el espectáculo. Laburo incansablemente para cada detalle de la luz, del vestuario y de todo el espectáculo. Puede no gustarle a alguien, pero nadie me puede decir que no se nota el trabajo que hay detrás. Sé que no le puedo devolver el tiempo a la gente y la respeto mucho en esa decisión de venir a ver el espectáculo. Tengo un respeto exacerbado por el tiempo del otro. No está bueno ir a ver algo y sentir que te están tomando el pelo.

-¿Te pasó como espectadora?

-Me pasó en Buenos Aires. Mientras miraba alguna comedia pensaba “con esa ropa se bajó del auto y subió al escenario”. ¡Hay que ponerle cariño a las cosas que uno hace! Me pasó algo parecido con un comediante extranjero en Uruguay. Mi mamá moría por él y se rió un montón, pero yo como artista lo juzgaba y me daba cuenta de que estaba talenteando. También me pasó lo contrario. Hace muchos años fui a ver a Maxi (De la Cruz) en un plan de “a ver, haceme reír”. No habían pasado ni dos minutos y yo ya estaba carcajeando. O cuando fui a ver a Germán Medina, que fue alumno mío y quería ver por qué se había convertido en un fenómeno. Cuando lo vi me di cuenta de que lo que hacía en el escenario era una demencia. Desde que tengo uso de razón no conozco a nadie que saque una función a la venta y la agote en 10 minutos. Llenó un Antel Arena, hace lo que quiere. A veces hay una resistencia de decir de antemano “esta persona no me hace reír”, pero por algo llenan las salas.

-¿Por qué existe ese prejuicio?, ¿es algo propio del público uruguayo?

-No sé. En un momento también se decía que las mujeres no éramos graciosas y que no llenábamos salas. Hay espacios que fueron tradicionalmente masculinos y uno es el humor. Tiene que ver lo que tradicionalmente nos acostumbramos a ver y a consumir. Cada vez eso se rompe más. Graciela Rodríguez está teniendo en teatro el espacio que merece. Es una eminencia del humor y la gente la sigue.

-¿Cuál de tus colegas uruguayos es el que te hace reír más?

-(Leo) Pacella. Es un marciano. No tiene que abrir la boca para hacer reír. Él sale a escena y la gente se empieza a reír como loca.

Florencia Infante.
Florencia Infante.
Foto: Difusión.

-Hace tres años trabajabas en varios programas de televisión y daba la sensación de que estabas por todos lados, ¿era solo un comentario del público o vos también lo viviste de esa forma?

-En un momento hice muchas cosas juntas. Llegué a estar en dos canales a la misma hora. Cuando cerró Océano FM durante la pandemia me quedé sin laburo con dos nenes chiquitos. Mucha gente me dio trabajo y yo agarré todo. Canal 10 fue muy generoso: estaba en Masterchef, La Peluquería de Don Mateo, Amamos el talento y Subrayado. A su vez hice la campaña de una tarjeta de crédito, un servicio de streaming y después estuve en carnaval y en La Máscara. Mis hijos estaban hartos de verme por todas partes, pero gracias a todo ese trabajo pude salir adelante. Después bajó la espuma.

-¿Esa cantidad de trabajo se tradujo en cansancio físico?

-Yo soy un poco adicta al trabajo así que me encanta y lo disfruto, pero en un momento el cuerpo me pasó factura. Me sentía muy cansada y me dolía el pecho. Me hicieron estudios y me diagnosticaron anemia. Todo era por el estrés. Tuve que recuperar peso e irme de vacaciones. Durante años mis amigas estaban en casamientos, fiestas o en la playa y yo siempre estaba trabajando. Había sacrificado mucho de todo eso.

-Ahora estás en TV Ciudad donde lucís tu faceta como conductora de De ida y vuelta, ¿cómo te sentís en ese rol?

-Estoy copada. Mi sueño era ser conductora de magazine porque siento que tengo feeling con la gente como para poder charlar al aire. Primero apareció la propuesta con Fito (Galli) y Tania (Tabárez) que me encantó y ahora estoy en De ida y vuelta que es una belleza. Estoy con Yamandú Cardozo y Pablo Silvera que son dos adorados.

-¿Qué te provoca cuando se pone en agenda el debate sobre si debe cerrarse el canal?

-Me da pena que se hable así de cualquier proyecto porque detrás hay mucha gente. Me tocó estar de ese lado cuando cerró Océano y caminé un montón pensando cómo iba a hacer para darle de comer a mis hijos. Somos todos trabajadores. Además está bueno que estén todas las voces y que no se silencie ninguna.

-Critican que el canal está orientado a defender la línea editorial del gobierno departamental.

-Yo trabajé en todos los canales y jamás me sentí censurada o impulsada a decir algo. En todos los canales se les da espacio a todos. Entiendo que si es un canal público se cuestione, pero ahí entra un juego que no es el mío. Yo hago humor para toda la gente.

-¿Consumís contenidos de farándula?, ¿tenés una preferencia entre Wanda Nara y la China Suárez, por ejemplo?

-Consumo y tengo amigas como la Peke Sander que me cuentan todo. Si puedo ver a Yanina Latorre la miro y lo mismo con el streaming Sacate la Careta. ¡La China trató de falopero a Vicuña! Creo que soy team Wanda, pero es una cagada todo lo que pasa con los hijos. Hay un universo de las separaciones que es triste y ahí sale toda la porquería. Ojalá que los niños estén bien. También me da pena la China, ¿adónde va a ir a trabajar si la odian? ¡Y Nico Vázquez y la otra! Quiero ir a ver la obra para ver qué pasa ahí. Acá esos puteríos no nos gustan pero estamos pendientes de lo que pasa allá.

-¿En algún punto te sentiste identificada con lo que trasciende de estas rupturas habiendo pasado por una?

-No porque la pobreza es total (risas). Lo que me interpela es la mala prensa que tiene la soledad. Me perturba eso de que nadie puede estar solo. Cuanto mejor sabés estar con vos mismo, más genial sos. Con mi pareja Andrés (Pazos) nos encontramos porque yo había aprendido a estar sola y a entender qué es lo que quería para mi vida. Cuando uno está bien solo es cuando puede habilitar que llegue algo lindo y hermoso. ¡Eso es para la China! (risas).

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