La calma de la Rural del Prado en febrero apenas se interrumpe por los sonidos que provienen del galpón de Bovinos. Se escuchan sierras, martillazos y amoladoras que no se deben a reformas en el predio, sino a la grabación de Maestros del hogar, el reality que se estrena este mes por la pantalla de Canal 4. Se trata de un formato creado en el canal con intenciones de exportarlo a otros países y pantallas, y para el que se construyó el set más grande de la televisión.
Más de 100 personas trabajan para hacerlo posible. La consigna del concurso que conduce Leticia Fernández y tiene como jurados a Sebastián Beltrame, Daniell Flain y Florencia Servente, conocida como Mamá Arquitecta, es encontrar a la dupla maestra del hogar. Son 20 las parejas que integran el certamen, provenientes de un cásting que buscó por todo el país, y que tuvo en cuenta a todas las edades. Así, concursando hay compañeros de trabajo, parejas, amigos, y padres e hijos. En una pausa de la grabación de este estreno que llegará muy pronto a la grilla de Canal 4, los jurados y la conductora hablaron con Sábado Show.
Mientras los participantes se encuentran en el imponente estudio, los jurados llegan a un edificio para descansar y hablar con Sábado Show. Es uno de los días más calurosos del año, pero comentan que ya se han acostumbrado a filmar con calor: desde inicios de febrero están embarcados en las grabaciones de Maestros del Hogar de Canal 4.
El reality que llegará este mes a la pantalla tiene a Leticia Fernández Feijoo en la conducción. Se ha convertido en una de las nuevas figuras del canal luego de haberse probado en formatos como El precio justo y el ciclo de viajes Viaja2, además de tener una conocida carrera en el mundo del modelaje. Igualmente, Fernández dice que nada de lo que ha hecho antes se le parece a esto.
Sobre el formato, los participantes y los jurados, el cuarteto al frente del programa de construcción charló con Sábado Show.

—Leticia, ya has estado al frente de un programa propio y participaste en importantes formatos internacionales. ¿Cómo es ponerse al frente de un reality?
Leticia Fernández: Es todo nuevo, y viene siendo una experiencia que estoy disfrutando muchísimo, y aprendiendo un montón. Sí he estado en otros formatos mucho más espontáneos, de improvisación, y esto lleva una impronta más guionada, con sus reglas y sus tiempos. Es un aprendizaje constante los días que llevamos de rodaje. También son días intensos porque no se graba una semana y se emite a la siguiente para verte, aprender y poder reformular. Es un trabajo intenso que tenés que ir aprendiendo para poder cambiar minuto a minuto. Y como se vive con mucha intensidad, un día parece una semana.
—A diferencia de los jurados que están para evaluar, vos conoces la historia e interactuás con los participantes. ¿Cómo es tener que contener a los concursantes, para lo bueno y lo malo?
Fernández: Esa es la parte que más me gusta, el poder acercarme a los participantes, conocerlos y poder darles en esos momentos de nerviosismo, una mirada de aliento. Quizás no pueda estar cerca en ese momento para hablarles, pero sí mirarlos y transmitirles confianza. Es brindarles una sonrisa, y a medida que van pasando los días, conocés un poco más a cada dupla y cada participante. Esas charlas son interesantísimas y muy ricas, porque conocemos sus historias de vida y sus procesos antes de llegar acá, así como el por qué llegaron al programa, qué hacen, cómo son sus familias, un poco de todo. Y al final se genera una química muy linda, que en definitiva es lo que más me divierte.
—Jurados, ¿cómo se suman al reality?
Sebastián Beltrame: En mi caso empieza el año pasado, gracias a Renovación total. Fue el primer programa de construcción que se hizo en la televisión uruguaya, y fue una prueba, porque también fue un reality. Con el equipo nos instalamos en la obra desde el día, y trabajamos todos los meses que duró. A partir de ahí viene la idea de participar como jurado, y acá estamos.
Daniell Flain: Yo llego después de varios años como profesor en la Facultad de Arquitectura. Y cuando me llamaron, quedé desconcertado. Iba a decir que no, porque es un ámbito distinto, nuevo. Si bien tenía experiencia en castings por alguna publicidad que he hecho, esto era muy distinto a todo. Me pidieron que hiciera una devolución a un trabajo bien hecho y a otro mal hecho, y si bien es todo distinto a lo que hago, caí en la cuenta de que es algo que hago hace años en la Universidad.
Florencia Servente: A mí también me dan muchas ganas de meter mano y hacer cosas. Yo me dedico a crear contenido de diseño y construcción en redes sociales, y estoy acostumbrada a hacer las cosas yo, a grabar mis videos. Por eso el venir a trabajar acá es una experiencia totalmente distinta, y es una producción enorme donde nos tienen muy mimados. Para mí uno de los principales desafíos es ese. Es aguantarme y entender que mi rol es evaluar lo que ellos hicieron. Igualmente es una tentación ir a meterse para ayudarlos. Hay que quedarse en el molde y evaluar lo que hicieron.

—Pero acá no hay gente que está estudiando o estudió para esto, son constructores amateurs que se dan maña para el diseño y el bricolaje.
Flain: Sí, acá estás viendo gente amateur a la que le gusta construir cosas. Y tiene una cosa que me resulta bastante dolorosa, porque en la facultad querés que el alumno se quede, termine la carrera y se reciba, mientras que acá tenés que sacar gente. Esa es la parte dolorosa y es un poco el aprendizaje que tengo que hacer. Porque acá viene gente que sublima pesares construyendo o limpiando.
Beltrame: Para mí es un escape, desde chico. Me acuerdo que me regalaban juguetes, y yo los desarmaba para volverlos a armar y además los mejoraba. A mí me gusta hacer cosas con las manos, construir, siempre en mis casas me hice mis cosas y arreglos.
—Además del imponente estudio, ¿qué los sorprendió?
Servente: Yo estoy sorprendida con el nivel, sobre todo a nivel de destrezas y habilidades manuales que tienen los participantes. Está buenísimo que el nivel sea muy alto, porque la gente va a aprender un montón de cosas en su casa. Yo me dedico a eso, a dar consejos, y trato de hacerlo también acá desde mi rol de jurado con los participantes, y para que la gente que está mirando en la casa también aprenda o le despierte el interés de hacer cosas.
—Sebastián, ya hablaste de tu experiencia en la conducción del primer reality de construcción, Renovación total. ¿Vuelve el formato?
Beltrame: Sí, ya estamos con la segunda temporada. Estamos construyendo y se está grabando para estrenar en el segundo semestre del año. Y también siguen los viajes de En Foco. Me encanta hacer todo lo que hago, y soy un agradecido a la vida.

—Florencia, ¿cómo te definís como jurado y cómo ves a tus colegas?
Servente: Seba es muy pragmático, y sabe acercarse a la gente y llegarle, y Daniell trae su visión de profesor. Es como el más serio a veces, el más formal. A mí me pasa que quiero ayudarlos. Me encantaría tener 20 minutos al final de cada prueba para poder ayudarlos, pero toca ser jurado y el rol es ese.
Fernández: Y desde lo humano, los participantes llegan muy contentos, y es un trabajo que, se nota, lo hacen con amor. Realmente están concentrados en lo que vienen a hacer, y los ves correr de un lado al otro, entusiasmados y dejándolo todo para que el proyecto quede lindo y al jurado le guste. Y cuando los ves nerviosos, te das cuenta que quieren quedarse porque están disfrutando lo que vinieron a hacer. Si bien es una competencia y alguien se tiene que ir, entienden las devoluciones del jurado, porque son muy claros a la hora de dar sus devoluciones. Y yo vivo con ellos la emoción, y algunas veces se me sale el corazón como en una final del mundo. Es muy emocionante.
—¿Y cómo es plantarse con cara de severo ante los participantes?
Servente: Difícil, porque uno se va encariñando con las historias, y a veces dan ganas de que todos avancen. Nos ha pasado en algunos casos que el nivel de todos fue muy alto, pero alguno tiene que ser el ganador, y otro el que se queda afuera. Nos ha pasado de estar mucho como los detalles, porque llega un momento que los detalles empiezan a contar. Uno entiende que tienen un tiempo para trabajar en un lugar distinto, no es en su casa, y cuando toca despedir, es un poco triste.
—¿Quién es el más severo?
Servente: Para mí que todos somos un poco buenos y un poco malos. No hay un perfil muy marcado, porque tenemos visiones distintas. También tenemos muchas discusiones en la interna del jurado. No sé si es difícil ponernos de acuerdo, pero creo que casi nunca tenemos una votación unánime, pero eso también es parte del juego. Pasa que miramos distintas cosas, y para alguno pesó mucho el proceso, para otro más la terminación, y para otro la idea original que trajeron. Está bueno que se complementen las miradas.