El rompe pianos en Buenos Aires

| Jamie Cullum, al mismo tiempo revelación del jazz y el pop, dio un show lleno de frescura y energía en el estadio Luna Park de Buenos Aires.

El nuevo fenómeno del smooth jazz en el Reino Unido se llama Jamie Cullum, un irreverente carilindo de 26 años que a simple vista parece el cantante de alguna "boy band" de aquellas que triunfaban a fines de los 90.

A pesar de que Cullum no es muy conocido en este rincón del mundo, sus sponsors y su sello (Universal) se arreglaron para llenar buena parte del Estadio Luna Park de Buenos Aires, con un público compuesto entre veteranos cultores del jazz, que venían a ver a la nueva promesa, y adolescentes enloquecidas, que desde antes del concierto gritaban a rabiar por el chico nacido en Essex.

Sin embargo, esa percepción de simple y chata estrellita teen que tiene Cullum cambia después de que saluda, deja su copa de vino en el suelo y se sienta al piano. En ese momento, una revelación: el calificativo de "prodigio del jazz" parece quedarle muy bien. Dueño de una velocidad y técnica sorprendentes a la hora de darle a las teclas, compensa con ese talento y mucho carisma un registro de voz bastante menos favorable, que igualmente explota en buena forma con sentimiento y un estilo muy personal, casi de barrio. Acompañado por una banda de excelentes músicos que respetaron todos los tiempos del joven y fueron partenaires de cada una de las incursiones y números suyos (realizó una secuencia de percusiones utilizando hasta la tapa y las cuerdas del piano, de esas que le han valido el mote de "rompe pianos") y construyeron un sonido que sin mucho esfuerzo superó las limitaciones acústicas del Luna Park (bastante similares a la del Cilindro, para señalar una referencia).

Las influencias visibles de una de las máximas figuras históricas del jazz, como Miles Davis, se vieron durante todo el show de Cullum, que comenzó con "Twentysomething", una canción que toma al género desde su costado más clásico. Posteriormente se sucedería una serie de "jams" con los demás músicos en los cuales la banda se volcaría más hacia la fusión. A pesar de algunos deslices (un par de baladitas pop con guitarra que nada tenían que hacer) Cullum también realizó una serie de interesantísimas reversiones de temas -al estilo del gran Davis -, como "Seven Nation Army", de White Stripes, o "High and dry", de Radiohead, canción con la que, enfundado en una camiseta número 10 de Argentina que una fan le alcanzó, cerró el concierto.

Un fenómeno poco visto en estos tiempos, el de Cullum. Un pequeño showman con la particularidad de una propuesta jazzística que también rompe corazones adolescentes. Un artista al que seguramente muchos cultores del jazz no aprecien pero que logra, quizá como nadie antes, llevar una música tan increíble hacia oídos sobresaturados de pop radial. Tiene su mérito.

En Buenos Aires, Sebastián Auyanet

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar