Del papel a la TV

| Si el programa va bien, no los notan, pero si falla, cargan culpas. son los guionistas, invisibles en pantalla pero claves.

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Por: Analía Filosi

"El guionista es como el arquero del cuadro, cuando todo marcha bien y el equipo está ganando, nadie se acuerda de él; pero cuando el equipo está perdiendo, es el primer sospechoso al analizar las causas de la derrota". Palabras de Andrés Tulipano, pluma de Las novias de Travolta y de innumerables programas de Canal 12, para referirse a uno de esos roles de la pantalla chica que los televidentes poco perciben a no ser, como dice Tulipano, que el programa sea objeto de críticas. Es más, cuando se habla de ellos, por lo general se los identifica con la ficción o con los programas de humor, pero el guionista está presente -o debería estarlo- en todos los programas de TV.

"En la TV local priman los formatos sobre los contenidos y eso hace que el guionista sea prescindible. Un productor omnipresente, un editor creativo, un conductor carismático, tetas siempre en múltiplos de dos, seis o siete reidores desquiciados y ¡a la carga!", ejemplifica Fernando Schmidt, otro guionista de vasta experiencia dentro y fuera de fronteras y que hoy está detrás de los libros de Terapia de pareja. Si asistiéramos a uno de sus talleres de guión nos diría que "el guión es un texto concebido para ser transformado en imágenes. Es el programa en el papel" y que "la única obligación del guionista y su obra, en todos los casos, es cautivar y mantener la atención del espectador".

Para Tulipano, "los guionistas de TV uruguayos son muy buenos, de nivel internacional, pero están subutilizados, condición que atenta contra su evolución. Si no hay programas donde desarrollar buena técnica y una experiencia de guión, no es posible un crecimiento". Tanto él como Schmidt coinciden en que hacer un curso de guión sólo sirve para aprender la técnica, el guionista se construye y forma con el ejercicio de "escribir, escribir y corregir sin parar" (Tulipano). "Hay manuales de guión, existen los software de escritura, pero las ideas, como las buenas historias, provienen del campo de la creación o del hurto descarado" (Schmidt).

Para aprender la técnica, los interesados encuentran en Uruguay algún taller de guión -como los que dicta Schmidt- o las horas que le dedican las distintas licenciaturas de comunicación al tema. "En todos los países donde se generan contenidos televisivos exportables, los cursos de guión tienen entre uno y dos años de duración", explica Schmidt, para quien a los guionistas locales "les está faltando trabajo".

AÑO DE LA FICCIÓN. En esa falta de oportunidades para hacer experiencia, este año parece estarse saliendo un poco de lo común, por lo menos si de ficción hablamos. 2009 se cerrará con una ficción nacional en cada uno de los canales privados montevideanos, y quizás hasta Canal 5 pueda superar los trámites burocráticos para tener la suya.

Oscar Estévez será entonces uno de esos guionistas que habrán tenido campo para el entrenamiento que el oficio reclama, ya sea desde la ya estrenada Charly en el aire (Canal 4), como desde la promesa Territorio de mujeres, que encontrará aire en Canal 5 cuando se superen los trámites de fondos necesarios. Hace más de 10 años que Estévez da rienda suelta a su pluma, con mucha presencia en las ficciones que, con cierta intermitencia, se han visto por la pantalla de Monte Carlo TV. Comenzó como un outsider, según él mismo dice ya que escribir era su actividad secundaria, y poco a poco fue ganando espacios y haciéndose un nombre. Nombre que hizo que Alvaro Armand Ugón y Nacho Mendy lo llamaran para preguntarle si tenía una historia para la TV. "Tenía una idea bastante parecida a lo que es Charly en el aire, sentado con los productores fue mutando hasta lo que es ahora", cuenta sobre ese conductor de radio, treintañero, al que le cuesta madurar. "En principio iba a ser un drama y después decidimos encarar para el lado de la comedia", recuerda quien escribió el piloto (capítulo cero o de prueba) en solitario, pero luego sumó a Federico Roca, el guionista que lo convocó primero para escribir juntos Territorio de mujeres.

Hogar, dulce hogar es la adaptación de la española Escenas de matrimonio. Canal 10 compró a Telecinco los derechos de emisión y la cadena le envió la descripción de los personajes y cierta cantidad de módulos (conjuntos de escenas que narran una historia diaria) por pareja. El equipo de guionistas uruguayos, dirigido por "Lechu" Gonzalo Gómez (ex alumno de Schmidt), delineó los personajes con perfiles más propios de los uruguayos. "Además, como consigna, suavizamos la violencia del humor ya que, más allá de los gustos y que los españoles puedan causar otra gracia `tirando leches`, entendimos que el público no admitiría de igual manera que Cristina Morán le dijera las barbaridades que dice su homónima española a su pareja, por ejemplo", aclara "Lechu".

Entre las dificultades que les planteó la adaptación, el guionista señala que, si bien contar con el material español como base allanó el camino, también pudo condicionar a la hora de escribir. "Además, Escenas de matrimonio no es una sitcom propiamente dicha ya que cada escena tiene mucho de sketch, por lo tanto tiene una lógica narrativa diferente y los personajes se desenvuelven de otra manera", agrega sin olvidar que también pesa la comparación que el público hace entre original y copia. "Los comentarios recibidos en general han sido buenos y lo que más destacan justamente es que la nuestra no es tan violenta como la española".

La tercera ficción uruguaya en estrenarse también se trata de una adaptación. Las novias de Travolta es el traslado a la pantalla chica de la obra de teatro que escribiera Andrés Tulipano y que se representara hace cinco años con tanto éxito en la Sala Teatro MovieCenter, al igual que en otros países. Tulipano, quien lidera el equipo de guionistas de la ficción de TV, vivió está adaptación como un gran desafío, "puesto que el lenguaje y los tiempos dramáticos de la TV son muy diferentes a los del teatro". Para ello tuvo en cuenta dos aspectos básicos: que el nivel de atención que un espectador presta a los diálogos en una sala de teatro no es el mismo que frente a un televisor, y la preocupación por conservar el espíritu y el tono de humor de la obra. "Adaptar no es sencillo, pero es más fácil que escribir de cero. Además, adaptar algo tuyo siempre es más fácil que adaptar algo que ha escrito otro", destaca.

Schmidt dice que al hacer una adaptación "hay que ver si la obra puede trasladarse al lenguaje televisivo y habría que saber que, si bien una buena obra no garantiza una buena adaptación, sin una buena obra es imposible que la adaptación sea buena". Y en tal sentido es muy crítico con Hogar, dulce hogar, "donde el equipo autoral se debió devanar los sesos para llevar un sketch a más de cuarenta minutos de artístico. Pienso que otro habría sido el resultado si, en lugar de adaptar este híbrido español, hubieran desarrollado un proyecto original", señala. Por ese lado, celebra lo hecho en Charly en el aire: "cuenta una historia, hay un conflicto, hay personajes bien perfilados, con motivaciones claras, que actúan para alcanzar sus metas".

En cuanto al sistema de trabajo de cada ficción, Estévez escribió junto con Roca, en tanto en Las novias... se trabajó en duplas: Tulipano más un integrante del equipo de guionistas (Jorge Denevi, Fernando Trotta, Gustavo Escanlar y Enrique Delor, en base a las investigaciones de Marcela Moretti para cada tema tratado). Y en Hogar, dulce hogar, lo que se hacía era definir un tema en común y cada guionista escribía el guión de una pareja (Eduardo Rigaud: Rolando y Julia; Ana Magnabosco: Cayetano y Begonia, Jimena Márquez: Fede y Leti, y Daniel Bello: Carmen y Enrique), lo enviaba a "Lechu" y se iniciaba un ida y vuelta de ajustes y correcciones hasta llegar al libreto definitivo que se terminaba de pulir con la productora general Anabella Pinilla y la directora Diana Álvarez.

IMPROVISAR O NO. Tanto Estévez como Tulipano cuentan haber trabajado con mucha libertad. Diseñaron un guión piloto de presentación de personajes y sus conflictos, como disparador de las historias a desarrollar. Ya con los personajes en rodaje, fueron surgiendo otras cosas, ya sea porque el personaje las demandaba como porque los actores y los directores de las respectivas ficciones creían conveniente añadir. En tal sentido tiene una ventaja especial que Estévez es, además del guionista, el director de Charly en el aire. "Uno escribe y a veces no conoce las locaciones, todavía no escuchó a los actores decir las cosas que escribió. Entonces muchas veces, cuando se empieza a ensayar o grabar, uno se da cuenta de que hay cosas que funcionan muy bien como están escritas y hay otras que hay que cambiar, por ejemplo, a partir de la propuesta del actor", explica Estévez y en eso coincide con Tulipano que, si bien aclara que en Las novias... director y elenco son muy respetuosos del guión, "también hay un muy buen criterio a la hora de hacer alguna acotación". Las sugerencias están permitidas y son bienvenidas. "Esta actividad debe ser dinámica. Muchas veces hay escenas que en el papel funcionan, pero en el piso, a la hora de grabarlas, no pasa lo que esperabas. Si sucede eso, soy partidario de modificarlo in situ", recomienda.

Por el lado de Hogar, dulce hogar, "el material original fue un insumo importante, pero se manejó con bastante libertad", cuenta "Lechu". Igual, quienes tenían la última palabra al momento de los cambios eran la productora general y la directora, "aunque obviamente había cosas que surgían de los ensayos, entre la directora y los actores, pero iba más en formas de decir las cosas o de cómo moverse en la escena".

En Charly en el aire, Estévez y Roca se liberan también en la forma creativa en que presentan los títulos de la serie, en cada capítulo de una forma diferente, algo que Estévez ya hizo en Uruguayos campeones. "Nos permite despejar la cabeza y mirar para otro lado", comenta el director.

En Charly... y Las novias… lo que no ocurrirá y sí pudo llegar a darse en Hogar, dulce hogar, es adecuar los guiones a las reacciones y demandas del público. Sucede que las dos primeras ficciones tomaron contacto con el televidente cuando ya estaban casi por completo terminadas de grabar. Pero los guionistas están bastante confiados de los buenos resultados que tendrán porque respetaron algo que consideran clave: "la identificación del que mira con los personajes o las situaciones en pantalla, y el no perder el humor en ningún momento, ni dialogando sobre los temas más terribles" (Tulipano). Se dice que Charly... tiene dos finales escritos, de los que conoceremos el que más sintonice con las expectativas generadas en la audiencia.

HUMOR Y REALIDAD. Saliendo un poco de la ficción, existen actualmente otros programas de la TV uruguaya en los que el papel del guionista es fundamental. En la categoría de mezcla de humor con realidad destacan Bendita TV (Canal 10) y Telemental (Canal 12).

El primero es definido por uno de sus guionistas, Rodrigo Guillenea, como "un programa de archivo y actualidad televisiva presentado en clave de humor. Pero no es puramente un programa de humor, es un programa que tiene humor". Sus guiones, en los que también trabajan "Lechu" Gonzalo Gómez y Pablo Tambucho (director del programa), son de dos tipos: el libreto, que es el que dicen "El Piñe" y Claudia Fernández, como hilo conductor de los informes o tapes que se presentan, con su correspondiente remate o comentario de lo visto, y el guión de los informes, que pueden ser fijos ("La carrera del poder" y "Separados al nacer") o para cada programa en base a todas las horas de TV grabadas y lo que aportan los visualizadores.

"Guionar humor en la TV uruguaya es tan difícil como guionar humor en cualquier ámbito, hay que estar convencido de lo que se hace y tratar de no reiterarse. Telemental tiene su estilo de guión", señala Diego Waisrub, uno de los guionistas del programa de Teledoce junto con el Rafa Cotelo y Maxi De la Cruz -que escriben sus propios espacios y personajes-, y Daniel Marius, que con Waisrub se ocupa de los tapes, locuciones y demás contenidos. "Cuando el programa empezó a salir al aire estaba todo libretado y los guiones estaban a cargo del Rafa Cotelo. Con el paso del tiempo, hubo varios cambios, uno de ellos es que en el piso prácticamente ya no hay guión, los conductores tienen pautas a seguir pero no hay un libreto estricto. Eso está bueno porque da más libertad a Rafa (Villanueva) y Maxi para poder improvisar, que es algo en lo que ellos se sienten súper cómodos", destaca Waisrub.

Piñe y Claudia también disponen de libertad para la improvisación. "El guión se ensaya con los conductores horas antes de grabar, varias pasadas, y ahí ya sufre algunas modificaciones que a ellos se les ocurren, cambian cosas si quieren o ven que las dirían con otras palabras, y suprimen otras. Pero todo se discute", explica Guillenea.

Schmidt, para quien la primera etapa de Telemental, con Rafael Cotelo guionando íntegramente el programa, le pareció "de lo mejor que se escribió para la TV uruguaya en mucho tiempo", tiene espacio para despuntar su humor en TV con los guiones de Terapia de pareja. "Trato de escribir el programa que me gustaría ver y de coincidir en el gusto con los conductores y los productores, que constituyen verdaderas usinas de ideas. También tengo en cuenta el presupuesto", manifiesta quien se ha tenido que medir en horario con películas como Gladiador, "que costó cien millones de dólares, exactamente cien millones de dólares más de lo que disponemos para el más cotizado de nuestros sketches", ironiza.

¿NECESARIOS? Como se ha visto, este arquero del cuadro que es el guionista es clave, el problema es hasta dónde la TV uruguaya lo advierte. "La incidencia de los guionistas en los programas nacionales es mínima, como para hacerle algún tipo de reproches. Hay autores muy valiosos en teatro, carnaval y también en su casa, que podrían mejorar la calidad de la TV uruguaya", remarca Schmidt. "La TV nacional cada vez se aparta más del nivel internacional. No hay contenidos ni formatos que nos sean propios y no disponemos de presupuesto para emular los formatos que nos tientan", agrega recordando que el maracanazo de la TV nacional fue Telecataplum. "Lo único que alguna vez se exportó y hasta el día de hoy nos vale algún tipo de reconocimiento y crédito regional, fue un programa humorístico. Si habrán cambiado los tiempos que hoy la TV estatal se jacta de importar su único programa de humor (NdR. Peter Capusotto y sus videos). Como si Luis Orpi, Jorge Esmoris, Héctor Guido, Petru Valenski, Graciela Rodríguez, Emilia Díaz y una larguísima lista de etcéteras no pudieran hacer su propio ciclo, alegrarnos la vida a los uruguayos y evitarnos a todos la vergüenza de la ingratitud".

En esa línea, Tulipano subraya que la del guionista es una tarea que se desarrolla "con responsabilidad, el profesionalismo se completa con la oportunidad de demostrarlo". Mientras esas oportunidades no aparecen, los guionistas están en sus casas haciendo algo en lo que, según Schmidt, se han vuelto muy buenos: sobrevivir. "Daría para hacer un reality de supervivencia, que podría llamarse La sociedad de la hoja en blanco".

A esta altura, ¿usted todavía se pregunta si está subestimada la labor del guionista en la TV uruguaya?

"¡Nooooooooo, se ganan fortunas!!!", remata Waisrub.

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