Darío Turovelzky es el indiscutido líder de su rubro. Asumió al frente de Telefé en 2016 y desde entonces jamás perdió ni una semana frente a su competencia. Lejos de eso, remarca que en el panorama actual “la diferencia entre el primer y segundo canal más visto es la más grande en la historia de la televisión argentina”.
A Turovelzky le corre televisión por las venas. Cuando volvía del colegio prendía la pantalla de Telefé como cada joven para ver Jugate Conmigo o Amigos son los amigos, pero él se soñaba del otro lado. “Quiero ser el que esté pensando cómo armar estos proyectos”, proyectaba. El destino quiso que mientras trabajaba atendiendo los teléfonos en Día D de Jorge Lanata se enterara que buscaban un asistente de producción en el programa de Susana Giménez. Fue elegido entre cientos de postulantes y su vida emprendió un camino de ida.
Al trabajar para Susana comenzó su historia con Telefé. Años más tarde se volvería la mano derecha de Gustavo Yankelevich en su productora RGB y tiempo después nada menos que en el gerente de programación del canal. Hoy es el CEO de la señal, también de Chilevisión y el vicepresidente ejecutivo de las áreas de Broadcast & Studios en Paramount para Latinoamérica, dominando un ecosistema de medios que abarca canales de televisión, plataformas y servicios de streaming.
Algunos de los recientes hitos de su gestión fueron la vuelta del programa de Susana Giménez a la pantalla después de cinco años y los especiales previos de la conductora por el mundo, conseguir los derechos de la Copa Libertadores y de los partidos de la selección argentina, y la producción de la reciente etapa de Gran Hermano, con tres temporadas que sacudieron la industria y se volvieron un “fenómeno social”, según él describe.
El líder detrás de las pantallas se "desconecta" unos días en José Ignacio, su lugar “mágico” y el único en el que puede bajar la intensidad laboral, aunque sin dejar por completo las reuniones o los viajes relámpago a Buenos Aires o Miami. Pese a su exigida agenda, ofrece una entrevista exclusiva a El País en Posada Tamarindo para hablar del presente y el futuro de la televisión, pasando desde la posibilidad de hacer una versión uruguaya de Gran Hermano hasta la polémica por la reposición de Poné a Francella.
-Como CEO de Telefé sos uno de los responsables de la vuelta de Gran Hermano en las últimas tres temporadas, ¿hasta qué punto intervenís y cuánto podés delegar siendo que es hoy el principal contenido del canal?
-Cuando uno tiene un equipo que brilla, uno brilla. Yo soy la cara visible, pero hay un equipo enorme detrás y si bien vengo de la producción, hoy tengo que estar en todas las áreas. Por mi experiencia lo que hago es meterme mucho en los lanzamientos. En Gran Hermano, por ejemplo, nos juntamos con Santiago Del Moro, con el gerente de programación Guillermo Pendino, con la productora Kuarzo antes del estreno. Nos gusta tener la mirada estratégica antes del inicio del proyecto, revisar el “look and feel” de la casa y dar la opinión sobre el casting. Bajo una línea de comunicación estratégica y después dejo que los equipos avancen.
-¿Cuál dirías que fue el desafío principal hacia esta tercera temporada del programa bajo tu gestión?
-Lo importante era diferenciarse de las dos anteriores: nuevas mecánicas, desafíos, ajustes en la casa. También queríamos encontrar un casting en el que la gente no dijera “esta es la nueva Furia” o “este es el nuevo Alfa”. No buscamos el mismo phisique du role de los anteriores. Esta fue la temporada con más postulantes y lo fundamental fue encontrar personajes nuevos que sigan representando a la sociedad y generen polémicas o temas de conversación.
-¿Cuál es el balance que hace Telefé del proceso de esta nueva etapa de Gran Hermano en su pantalla?
-Pusimos como objetivo llegar a nuevas audiencias. Las temporadas anteriores de Gran Hermano en Telefé de hace diez años no habían funcionado ni desde el casting ni en lo comercial. Se había bastardeado y desgastado el formato. Necesitábamos traer otra vez a los anunciantes y buscarle una vuelta de tuerca con otro conductor que es casi un director de orquesta como Santiago Del Moro y con las redes sociales que en aquel entonces no existían. Con nuestra plataforma gratuita Pluto Tv armamos el canal 24 horas de las cámaras de la casa y le hicimos crecer varios ceros a la plataforma. Fue el canal más visto del mundo en Pluto Tv. Trajimos nuevas audiencias, streaming, canales, otro casting que salía de lo que habían sido las últimas temporadas. Se convirtió en un fenómeno social que atravesó todo. Esto demuestra que la televisión no se está muriendo sino que está más viva que nunca.
-No se está muriendo pero para sobrevivir precisa de estas nuevas plataformas, ¿en ese sentido no está perdiendo fuerza?
-No porque sigue siendo el medio masivo por excelencia. Es cierto que el encendido bajó, pero eso es por los cambios de hábitos. Está claro que a las 9 de la noche no se reúne toda la familia para ver el programa de televisión que empieza a esa hora. Hoy lo importante es cómo el contenido atraviesa todas las plataformas y más cuando tenés una pantalla como Telefé que tiene el 45% del share de audiencia. ¿Quién no quiere estar en la pantalla de Telefé? Quieren estar los streamers, los anunciantes, los talentos. Pienso en La Peña de Morfi, por ejemplo, que es el único programa en el que los cantantes vienen a tocar en vivo y mientras lo hacen agotan las entradas de sus shows. Telefé tiene una amplificación de comunicación expansiva. Cualquier cosa que pongas en el centro, sea un socio comercial, un producto o una plataforma, se expande y llega a todos.
-En esta nueva lógica en la que el contenido es lo central, ¿cuál es el sentido de la televisión lineal con una grilla de programación?
-Es un complemento. En un momento se dijo que los diarios morían, que el cine moría, que la radio moría. Es una industria que está en permanente transformación. Está claro que si uno se queda programando como hacía en los 90 o en los 2000 es probable que vaya hacia una caída estrepitosa. Hay que entender al consumidor y hace rato que se consume de otra manera. Hay tres palabras que deberíamos tener tatuadas: adaptabilidad, flexibilidad y resiliencia.
-En un modelo que tiende a segmentar las audiencias para optimizar la publicidad, ¿va a seguir teniendo el mismo valor lo masivo?
-Sin lugar a dudas lo masivo va a seguir siendo importante. Está claro que hay segmentación y nosotros también la hacemos. Cuando vas a Pluto es segmentado, cuando vas al stream es segmentado, en Paramount también. Lo interesante de esto es la combinación. Uno puede ser masivo y estar segmentando en diferentes momentos y con el mismo contenido. El medio que es solo masivo le falta la segmentación y al que se preocupa solo por segmentar le puede faltar la pata de la masividad. Somos unos privilegiados al poder tener un ecosistema que tiene todo.
-¿Hay lugar para producir ficción en televisión abierta o eso ya es cosa del pasado?
-Hay un nuevo modelo de negocios. La última ficción que hicimos fue El Primero de Nosotros. La emitimos en Paramount + y en Telefé a la vez. Los gerentes de programación clásicos hubieran dicho “no me quemes los capítulos en la plataforma”, pero nos dimos cuenta de que no se canibalizan. Hay gente que la ve en la plataforma y otra en la televisión abierta. A su vez, hay publicidad del producto en ambos lados entonces se complementan y se mira más. Hoy el ojo humano está acostumbrado a ver ficción de altísima calidad y para producirla se requiere una inversión realmente muy grande, así que hay que encontrar la manera de encontrar los jugadores que permitan hacerla. La televisión abierta sola hoy no tiene la solvencia para generar una ficción de esta manera. Ahora estamos preparando una nueva con Underground que se llama El Extraño de Pelo largo bajo este nuevo modelo.
-Así como tus antecesores le han puesto su impronta a Telefé, ¿cuáles dirías que son las características de la identidad de tu administración?
-Transformación e innovación. Poder liderar aun cuando hay plataformas y redes sociales. (Gustavo) Yankelevich, que es uno de mis grandes mentores, me dice “no sé cómo hacés con tantas plataformas”. Es doblemente meritorio tener una pantalla líder y mantenerla viva con tanta proliferación de hábitos de consumo.
-Sos también CEO de Chilevisión y estuviste al frente de la primera versión de Gran Hermano para Chile, ¿cómo fue esa experiencia?
-Chilevisión lo adquirimos en 2021 y uno de nuestros grandes objetivos fue generar la sinergia desde los contenidos hacia lo digital. Telefé ya trabajaba en el ecosistema de todas esas órbitas de televisión abierta, streaming, deportes, experiencias, mientras que Chilevisión era puramente un canal de televisión. El primer trabajo fue pensar en cómo expandir lo que era un gran canal a toda esta nueva cultura con diferentes unidades de negocios. En medio de esa búsqueda estaba lo de Gran Hermano. Teníamos este megaformato que nunca se había hecho en Chile y ya estaba armada la casa en Argentina, ¿por qué no aprovechar? Trajimos un productor de Chile y a los 20 participantes de allá y armamos el programa desde Argentina.
-¿Existió la posibilidad de hacer la versión uruguaya bajo esa modalidad?
-Sí, 100%. Lo hablamos en un momento y seguimos en conversaciones. Ojalá se pueda hacer para Uruguay, que tuvo gran presencia en las versiones argentinas. Sabemos también que el programa tiene mucha repercusión en Uruguay. La posibilidad está abierta.

-Durante toda tu administración Telefé consolidó un liderazgo indiscutido, ¿se te viene a la cabeza alguna decisión o gestión puntual que te enorgullezca especialmente?
-No me quiero llevar los laureles porque todo responde a un trabajo de un equipo. Hoy podemos planificar a dos años y ya tenemos el 80% de la grilla del año que viene armada. Cuando planificás y el proyecto es un éxito es una doble satisfacción. Y pensando en estos años, el trabajo que hicimos para volver a conseguir a la selección argentina para Telefé o la Copa Libertadores, que no estuvo en televisión abierta privada durante años, fue algo muy importante. Lo mismo volver a traer a Susana a la televisión con ideas nuevas, como cuando se tiró en tirolesa con Verónica Castro.
-¿Y hay alguna mala decisión que hoy veas en perspectiva y evalúes que fue equivocada?
-Cuando ponés una lupa en la curva de la evolución vas a encontrar que hubo momentos hacia arriba y otros hacia abajo, que fueron aprendizajes en los que uno dijo “no deberíamos haber lanzado esto acá” o “este formato no tuvo la idiosincrasia local”. Hubo mejores decisiones que otras y puedo decir que las que no fueron buenas nos sirvieron para tomar una decisión mejor después.
-¿Se te ocurre algún programa sobre el que tenían mayores expectativas?
-Recuerdo que hicimos The Wall con Marley y llegaba a los 14 puntos los fines de semana. Para ese momento el número no era tan bueno. Era un contenido que en el mundo explotaba y nosotros lo fuimos a grabar a Brasil. Estaba buenísimo, pero justo coincidió con el nacimiento de Mirko, y era un ciclo que aparentaba ser en vivo. Entonces, como la gente veía que Marley estaba en otro lado fue como que el programa perdió conexión con el público. Otro caso fue lo que pasó con La Máscara, que es un formato que en Uruguay funcionó muy bien. A nivel espectacularidad fue maravilloso y estoy orgulloso de haber hecho ese contenido, que lo conducía Natalia Oreiro y estaban (Roberto) Moldavsky, Wanda Nara y Lizy Tagliani. Hubo una conjunción de cosas como el horario o que la gente decía que por las máscaras era medio infantil que hizo que si bien funcione bien, no le haya ido tan bien como esperábamos.
-Este verano se abrió una fuerte polémica con la reposición de Poné a Francella en Telefé y se dijo que la presión del colectivo feminista hizo que la terminen sacando del aire, ¿qué pasó?
-Se generó una bola de nieve que no tuvo nada que ver con lo que craneamos. Se cumplen 35 años de Telefé y entre otras acciones pensamos en reponer un programa de humor, que es un género que está faltando. Pusimos Poné a Francella y anduvo bien. Después lo sacamos y dijeron que fue por presión feminista. Me causa gracia porque en realidad la idea fue reponer unos capítulos por el aniversario del canal, así como después se repusieron unos programas de Verano del 98. Se armó un debate nacional que no tenía nada que ver. Tiene su lado divertido que es que uno sigue siendo agenda con algo que no tuvo ese objetivo, pero nunca vamos a querer generar una grieta en un país golpeado por eso. Al contrario, nos identificamos como diversos e inclusivos.

-Como EVP de broadcast y estudio de América Latina para Paramount, ¿qué podés contar del proyecto de la película de Los Simuladores que parece frenado?
-Soy fan número uno y empujador número uno para que esto siga adelante. Hace tiempo que venimos trabajando con Damián Szifrón y el elenco. Ojalá que pronto tenga luz verde. Lleva sus tiempos, sus procesos y un trabajo enorme. Está el desafío de que después de tantos años, una serie que fue tan exitosa salte a la pantalla grande, pero que no sea un capítulo más de la serie sino que tenemos que ver que la narrativa tenga una escalada a otra envergadura. Lo seguro es que va a dar que hablar.
-Telefé cumple 35 años, ¿hay algún programa en particular del canal que te haya marcado en tu niñez?
-En los 80 mi vida era llegar a casa después del colegio, prender la televisión y mirar Telefé: Jugate Conmigo, Ritmo de la Noche, Amigos son los amigos. En aquel entonces uno solamente consumía contenidos en medios tradicionales y pensaba “quiero ser parte de esto”: “Quiero ser el que esté pensando cómo armar estos proyectos, el que vaya a conocer qué se está haciendo en el mundo y hacerlo en mi país”.
-Uno de tus primeros trabajos en televisión fue para Jorge Lanata en Día D, ¿cómo lo recordás a él después de su partida?
-Es una lástima que se haya ido, pero deja muchas cosas. Fue un tipo muy audaz, inteligente, que estaba muchos pasos adelante. Yo empecé atendiendo los teléfonos de Día D, que fue su programa más exitoso. Trabajar con un tipo así es de un gran aprendizaje. Fue alguien que realmente trascendió. Por otra parte, el maquillador de Lanata era el mismo de Susana y fue el que me dijo “andá que están buscando gente” y así entré a Telefé. Fue algo importante en mi carrera. Después no mantuve el mismo vínculo, pero él me mencionaba elogiosamente en la radio y recordaba que había trabajado con él.
-Para cerrar, ¿cómo son tus días en Uruguay en verano?
-Tengo un gran vínculo con Uruguay por los lugares, los trabajos, gente conocida. Mis suegros tienen una casa pasando José Ignacio. La compraron hace como 30 años cuando había que cruzar en balsa y era todo de ripio. El lugar es mágico. Es el único en el que me desconecto. Sigo trabajando, pero es diferente porque hay otros momentos para liberar la mente, crear y pensar cómo encarar el año. Además estoy con mi familia así que es el verdadero momento de calidad. Para fin de año me instalé con mi mujer Sofi y mis cuatro hijos. Los primeros días hubo muchos eventos y después empezó el trabajo duro de reuniones. En el medio fui y vine a Buenos Aires y a Miami. Manejo el balance entre lo laboral y lo personal.