Por: Ximena Aleman
Soy Abel Duarte. Hace mucho tiempo que vengo a este departamento, pero como ustedes no estaban ni en la panza de su mamá no tienen porque conocerme ni escucharme." Si voy a un baile me presento así. Los gurises no me conocen. Si se me acerca una chica no es para hablarme como antes, es para decirme "Mi mamá te ama" o "Mi abuela te ama". Me pueden conocer por referencia de padres y tíos. No le preguntes a una gurisa de 14 años quién es Abel Duarte.
Cambió la generación, cambiaron muchas cosas, ni para mal ni para bien. La tecnología cambió todo. La juventud de hoy no banca a un tipo averiguándole la vida a otra persona; no le interesa. Hoy cada joven vive en su mundo y no está mal. Es diferente. El mundo ha cambiado. Hoy los gurises no escuchan radio. Las FM están en peligro. Una gurisa 13 años lo único que escucha es Radio Disney, que es la FM de las preadolescentes. Un gurí de 15 años no escucha nada, baja su propia música de Internet, no conoce qué es radio. Escuchan lo que ellos quieren, tienen sus banditas, se pasan con Facebook o con su celular. Si hubiera seguido insistiendo con lo chiquilines hubiera desaparecido. Un día me di cuenta que tenía que cambiar.
Allá por el 2000 con el quiebre económico, que Uruguay se vino abajo, me empezó a llamar la gente grande. Musicalísimo siempre trabajó solidariamente desde que empezó, el 2 de mayo del 1984. Yo siempre tengo el teléfono al lado mío. Si vos ves que de diez personas que te llaman seis son gente grande y cuatro tienen más de veinticinco años, quiere decir que algo pasa. Tuve que aislarme dos días a pensar qué iba a hacer.
Fue como perder a un hijo. Yo amo mucho a los gurises porque con ellos aprendí mucho. Pude humildemente traer al mundo cientos de gurises porque soy anti abortista y las gurisas venían a hablar conmigo y yo les decía que tenían que tenerlo. Cuando dejé el Palacio Peñarol lo dejé con cinco mil personas y lo dejé porque veía que la cosa había cambiado y si seguía insistiendo con los jóvenes iba meter tres mil y después dos mil y después nada. En la vida siempre tenés que reciclarte. Eso te cuesta un Perú.
Yo entré a Radio Oriental en 1984. Antes había estado en Radio Continente. Fue como pasar de un cuadro chico a Peñarol o Nacional. A mí la gente me descubrió en Oriental por la potencia de la radio. Yo aposté directamente a la comunicación con los gurises. La música que yo pasaba era para jóvenes, que era a los que yo dedicaba los bailes.
Esa fue la época de las cartas. No era como ahora. No había Internet. Yo leía al aire. "Soy fulanita de Blanquillo y quiero hacerme amigos como yo, que tengan 18 años." Eran gurises tan sanos que se tomaban el ómnibus y se quedaban en la casa del otro. Era la Internet de ahora hace 27 años. Ahí comenzó el gran boom de Musicalísimo. Yo en Radio Continente había hecho bailes en el Club Náutico con Alfredito Etchegaray por 1977 y 1978. Se llenaban. Pero nadie identificaba aquel Musicalísimo con el de Radio Oriental.
En el ´85 era tanta la audiencia que hicimos el primer baile en el Palacio Peñarol. Fueron cinco mil entradas. Durante 16 años hicimos uno por año. Regalamos autos, motos. La radio y Canal 4 transmitían flashes. Era mucho. Yo conducía y Gustavo Evers pasaba la música. Hace 32 años que estamos juntos. Yo nunca fui DJ, fui conductor. Yo soy muy bueno animando fiestas. En realidad no es que sea bueno, es que aprendí. Si en 32 años no te hacés bueno en la profesión que elegiste, tenés que dedicarte a otra cosa. Yo agarro el micrófono y hago que se mueva hasta la silla. Musicalísimo hizo las cosas de otra forma. Empezó a parar las fiesta ¿Para qué? Para hacer regalos. Y la gente se moría. Llevaba 100 cassettes. Y cuando hacía los regalos se me amontonaba todo el mundo. Cuando iba a los bailes era como un cantante de ahora, tenía que salir por la puerta de atrás, porque me esperaban cincuenta gurisas afuera. Fue una etapa muy linda de la vida que nunca más será repetida, que nunca más será repetida.
A los gurises le debo mucho. Yo pasaba en los bailes, tenía dos o tres por noche. No me costaba en absoluto, ni ahora. Si tuviera que arrancar a Artigas ahora, me iría. Lo he hecho. La gente me llama muchísimo, no los más chicos, lo grandes. Me acostumbré a los dos públicos. Y cuando ahora vuelve Musicalísimo al interior, vuelve no una especie en extinción, vuelve une época y se recuerdan los bailes sanos. Ahora no estoy todos los sábados, sino que organizo cenas-shows para la gente grande con comida espectacular. Armo yo el espectáculo. Llevo una orquesta tropical, llevo miles de regalos y los entretengo toda la noche. Pero ahí no van jóvenes, van personas de 50 años. Y me siento tan feliz porque los hago vibrar como cuando hacía vibrar a los jóvenes. En los bailes para chicos regalaba ositos. Un día compré ositos para una cena-show y las doñas se me vinieron encima, porque es un regalo tan sensible que tanto a las doñas como a las chiquilinas les encanta.
Hay cosas que no cambian. Musicalísimo es el único programa que sale los 365 días del año. Empiezo los sábados de 21 a 3 A.M. y el domingo igual de 21 a 1.30 AM paso música y a partir de esa hora hago El divague que es una entrevista de una hora y media sin pausas con figuras como Victoria Rodríguez, Cristina Morán, Berch Rupenián.
El mundo están tan cambiante... uno nunca sabe. Lo que ha existido en Musicalísimo ha sido mucha fuerza de trabajo. Para mí el éxito no existe, y el fracaso no existe; existe el trabajo y la vocación que traigas. Hay que desarrollar esa vocación y laburarla. Yo no creo en la mala suerte ni en la buena suerte. Creo en las ondas positivas y negativas y en las rachas, hay tiempos positivos y negativos. Cuando estás en la buena racha hay que disfrutarla y cuando estás en la mala… Si me preguntas si la felicidad existe, te digo que existe de a momentos. Por diferentes circunstancias de la vida no siempre sos feliz. Y esto es mi vida, la radio es mi vida. He luchado mucho por ella, vivo para esto. Yo siempre dije que yo me casé con la radio y que sigo totalmente enamorado, como el primer día.