Andy Vila: la vuelta al teatro, la propuesta incómoda que recibió y el día que presenció un asalto en una joyería

La comunicadora estrena "Inteligencia Artificial", una obra escrita y protagonizada por ella que reflexiona sobre la tecnología del título. "Se nos está yendo de las manos", advierte con preocupación.

Andy Vila
Andy Vila presenta "Inteligencia Artificial" el próximo miércoles en el Teatro la Candela.
@DANIEL AYALA

Alejada de la televisión, Andy Vila escribió su primera obra de teatro y la estrenó en el Actors Studio de Buenos Aires, donde había cursado la carrera de actuación cuando tenía apenas 19 años. En este nuevo desafío la acompañaron Érica Broner, quien fue su compañera de estudios, y Matías Gandolfo, su exprofesor. El espectáculo se llama Inteligencia Artificial y aborda los riesgos de estas tecnologías. “Es una herramienta peligrosa”, advierte, pero confiesa que se sirvió de ella "para estructurar" el guión.

La comunicadora que suele autogestionarse proyectos que la colocan en el centro de la discusión de redes sociales presentará el espectáculo en el teatro La Candela de Montevideo el próximo miércoles, pero antes habla de todo con El País. Cuenta los detalles del proceso que la devolvió al teatro, pero también recuerda el día que recibió una propuesta indecente en Buenos Aires y cuando se convirtió en testigo del asalto en una joyería. "Me escondí debajo de un escritorio", relata.

-¿Cómo fue estrenar Inteligencia Artificial, la primera obra de tu autoría, en Buenos Aires?

-Fue increíble. La estrenamos en el Actors Studio de Buenos Aires, que es donde yo hice mi carrera de actuación entre los 19 y 21 años. Es un lugar que marcó mi vida porque es donde tuve mi formación más importante en actuación y donde recibí las herramientas que después me permitieron ser comunicadora. Siempre quise volver de alguna manera, y ahora siento que estoy cumpliendo un sueño al estrenar mi propia obra en ese lugar. Además, las funciones estuvieron muy lindas. Estábamos todos muy emocionados y contentos.

-¿Cómo surgió el proyecto?

-Lo empecé con Érica Broner, una compañera de generación de la carrera, y en un momento dijimos “qué espectacular sería que nos dirija quien fue nuestro profesor”, que fue Matías Gandolfo. Nos pusimos en contacto y le gustó el proyecto. Trabajamos a distancia durante un tiempo, y después hicimos ensayos presenciales.

-Él es hijo de la famosa actriz Dora Baret, que fue a ver el estreno.

-Es hijo de Dora Baret y Carlos Gandolfo, que fue quien fundó la escuela Actors Studio. Dora fue a las dos funciones que hicimos y le encantó la obra. Estaba muy contenta y emocionada con que el hijo haya vuelto a la dirección después de varios años.

Andy Vila.
"Las críticas me fortalecieron; nada me aplastó", considera.
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-¿Cómo te sentiste en el rol de autora?

-Nunca me imaginé que iba a escribir una obra. Empecé escribiendo escenas pensando en un corto audiovisual para redes y después ese material derivó en una pieza de teatro. Lo que quería era tener un proyecto que tuviera que ver con la inteligencia artificial.

-¿Por qué te interpela ese tema?

-Me genera mucha dualidad de emociones y eso está bueno plasmarlo en algo artístico. Por un lado me preocupa y por el otro creo que es una herramienta maravillosa que también uso. Siento que estamos cerca de una película de ciencia ficción y quería hacer algo con esta temática, que es un antes y un después en el mundo.

-¿Te preocupa más de lo que te entusiasma?

-Lamentablemente sí. Me entusiasma estudiar y saberla usar, pero siento que los efectos negativos pueden ser más que los positivos. La inteligencia artificial es demasiado poderosa y peligrosa y me parece que se nos está yendo de las manos. Se perfecciona minuto a minuto y pasó de ser una herramienta técnica a una creativa, incluso capaz de tener forma física. Si no se frena no tiene límite. No me imagino qué puede pasar si la empezamos a usar para todos los trabajos, porque el mundo está planteado desde otro lugar.

-¿Creés que va a reemplazar tu trabajo?

-Hollywood ya ha mostrado actores hechos por inteligencia artificial que parecen muy reales. Si el público no se da cuenta es fácil que se reemplacen. Hay rubros, como el teatro, en los que eso todavía no sucede. No sé si en algún momento habrá un freno.

-¿Vos la usás?

-Claro. Cuando empecé a escribir probé cada vez más cosas de la inteligencia artificial. La uso para armar guiones de contenidos para redes sociales. Cuando veo algo que no sé qué es le saco una foto y le pregunto a la IA. Uso mucho la versión paga de ChatGPT, y otra para la creación de videos e imágenes.

-¿La usaste para escribir la obra?

-Sí. Yo no soy escritora y la inteligencia artificial me ayudó a estructurarla. No tanto en la parte creativa, sino en la organización y el formato.

Andy en plena función de "Inteligencia artificial", la obra que trae el miércoles a Montevideo.
Andy en plena función de "Inteligencia artificial", la obra que trae el miércoles a Montevideo.

-Mientras hacías temporada con una de las últimas obras en las que participaste te tocó ser testigo del famoso robo en una joyería.

-Sí, hice temporada con Falladas el verano del famoso robo en la joyería del hotel donde hacíamos la obra. Yo estaba trabajando con una agencia de viajes que tenía su local justo enfrente de la joyería donde pasó todo. Me acuerdo que estaba grabando contenido dentro de la agencia cuando de repente escuché ruidos de gente corriendo. Salí y vi algo que venía hacia mí. No entendía qué era pero me di cuenta de que algo no andaba bien. Así que me puse debajo del escritorio más escondido de la agencia y no salí por 40 minutos. En el medio escuché la explosión de los vidrios de la joyería. Yo estaba temblando sin saber qué pasaba ni qué podía pasar.

-¿Viste gente armada?

-Lo poco que vi era gente tapada que llevaba cosas. No llegué a ver si eran armas o palos para romper los vidrios. Fue apenas un segundo porque vi eso y me escondí en la agencia enseguida. Cuando salí ya estaba la policía y todo en su lugar. De ahí me fui caminando directo a hacer la función. Cuando llegué mis compañeras estaban maquilladas y no se habían enterado de nada. Yo estaba llorando, así que me tranquilizaron e hicimos la función normalmente.

-No sorprende que te hayas probado como dramaturga porque te has caracterizado en tu carrera por tomar decisiones arriesgadas, ¿hubo alguna que hayas pagado más cara que el resto?

-Las veces que tomé la decisión de correrme del lugar en el que estaba fue sin tener una alternativa. Cuando me fui de Desayunos Informales (Canal 12) y de Vamo Arriba (Canal 4) lo hice sin tener una propuesta para trabajar en otro lado, por ejemplo. Pero eso me daba paz porque eran decisiones procesadas, no eran impulsos. Por esa razón nunca me arrepentí y siempre estuve tranquila de ser fiel a mí misma.

-Me refiero también a desafíos que asumiste sabiendo que te estabas exponiendo a críticas, como tu participación en el Desfile de Llamadas, tu incursión como cantante o la campaña para entrar al Bailando.

-Me hace feliz pensar en esas cosas porque esa persona soy yo. No hubiera sido feliz si me quedaba en un lugar por miedo o si hubiera hecho cosas que no me representaran. Haber hecho una campaña para entrar al Bailando me da orgullo. No importa el resultado, pienso en el proceso y creo que es algo que le mostraría a mi hija. Para entrar al programa hubiera sido fácil armar un escándalo o inventar un romance, pero aunque me hubiera servido, estoy segura de que en algún momento me habría arrepentido. Nunca hice nada con lo que no me sintiera cómoda o que hoy me avergüence. Había críticas, pero siempre me fortalecieron. Lo pude manejar bien y nada me aplastó.

-¿Hay alguna etapa en la que si no hubieras estado bien plantada te podría haber aplastado?

-Muchas. El momento más fuerte para mí fue cuando viví en Argentina para estudiar teatro. Fue difícil. Pasé de vivir en la casa de mis padres a la casa de una amiga. Estaba un poco en Montevideo y otro poco en Buenos Aires. Había días en los que iba a la clase y volvía en barco. Era mucha exigencia física y mental. Me acuerdo de que hacía castings allá y el mercado era distinto. Ser mujer y joven en ese mundo era complicado, porque Buenos Aires es una selva. Más de una vez llamé llorando a mis padres. Yo era una adolescente ingenua que recién salía de la casa de los padres.

-¿Tuviste algún episodio especialmente desagradable?

-Sí. Me acuerdo, por ejemplo, de que le mandé mi material a un productor y me invitó a cenar. Yo le dije que podía ir a una reunión en su oficina, pero no a cenar. Me contestó algo así como que era “una cosa por otra”. Yo me sentía decepcionada y creía que no iba a lograr nada de otra forma.

-¿Estás con ganas de volver a ser mamá?

-Sí, me imagino volviendo a ser mamá en breve. Me gustaría que Emma tuviera un hermanito o una hermanita.

-¿En breve?

-Sí, que puede ser en un año o dos, pero tengo ganas.

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